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Opinión

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¿Hacha dónde nos conduce el ministro de Economía?

¿Hacha dónde nos conduce   el ministro de Economía?

Es conocida la posición del Ministro de no presentar un plan económico integrador. Aunque no explicita sus razones,  las alternativas oscilan entre el  temor de no poder cumplirlo hasta el desconocer los caminos para su arribo.


Por Luis Alberto Dalcol

 

En primer término  se redime aquí a la educación pública. Con formación de grado similar a la del Dr. Guzman - en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de La Plata - memoro  que en sus claustros nunca se desestimó la planificación. En contrario, el plan,  fue instruido como el elemento primordial y necesario previo a la toma de cualquier tipo de decisión. La perspectiva del Ministro puede ser independiente o adquirida en su título de posgrado en la Bronwn University, mas no de nuestra enseñanza universitaria nacional.

En su función pública - al igual que su antecesor Dr. Dujovne - continuó con sus ahorros particulares  fuera del país, clara demostración de la escasa confiabilidad a su propia gestión;  y se dedicó, en exclusividad, a solucionar los vencimientos de la deuda privada externa bajo legislación extranjera. Por la que no negoció. Presentó una propuesta que  flexibilizó hasta llegar a los objetivos de los acreedores. Los bonos, que en el mercado cotizaban cercanos al 30 %, se reestructuraron a más del 50 % del valor nominal.

Ese arreglo no disminuyó el riesgo país, lo incrementó considerablemente y quedamos calificados - en el mundo de las finanzas - como fuera de mercado.

En su continuidad, por la deuda con el FM, pretendió imponer condiciones distintas a las normas vigentes. Su obstinación demoró acuerdos y no logró objetivos.

En el  orden interno ha estado ausente. Sin plan, se enteró de decisiones económicas importantes tomadas por  funcionarios subordinados a su ministerio.

El país ha hecho sacrificios dispersos enormes (de jubilados,  de desvalorización monetaria, de restricciones diversas y demás) que implicaron un alto costo sin alcanzar resultados positivos por no estar ajustados en una programación económica que armonice todas las variables.

Con brecha  y con cepo no es posible generar espacios para la inversión, la ocupación y el crecimiento económico. Sin plan, no existe rumbo. Se marcha a empujones de intereses sectoriales y grupos de poder y se habita en la improvisación. El orden se supedita a las urgencias y se relega la importancia.

El costo de la indefinición e inoperancia del Ministro es inconmensurable. Su irresponsabilidad profesional como funcionario - hasta el momento - no ha sido sarasa sino una realidad incontrastable que las estadísticas oficiales confirman y no propone respuesta a la pregunta planteada en el título de esta nota.  

   

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