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Diario El Argentinoviernes 19 de abril de 2024
Colaboraciones

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Migrantes e inmigrantes

Migrantes e inmigrantes

Hoy los migrantes son los ucranianos que deben abandonar su patria porque un demente llamado Putin intenta volver a anexar ese territorio.


Se sabe que los migrantes e inmigrantes son personas que han residido en un país extranjero independientemente de las causas de su traslado, voluntario o involuntario, o de los medios utilizados, legales u otros y deben abandonar su país.

 

Por Jorge Pedro Jurado (*)

 

Esa palabra y sus diversos usos nos la enseñaron nuestros abuelos y padres, la aprendimos luego en la escuela y la internalizamos ya de grandes viendo la realidad local e internacional.

Nuestros abuelos nos decían que ellos o sus padres eran o fueron inmigrantes, que habían tenido que abandonar su hogar y su tierra por falta de trabajo o por las guerras. Vinieron españoles, italianos, alemanes, polacos, turcos, árabes, rusos, judíos y muchos otros. Vinieron en vapores en los cuales viajaban más de dos meses en tercera clase, con una mano atrás y otra adelante. Vinieron a hacer la América como siempre se dijo y aquí se afincaron. Muchos vinieron solos y luego trajeron al resto de su familia. Hicieron crecer la Patria.

Siendo nosotros más grandes vimos llegar inmigrantes de Corea, de Laos, de Japón y de China. Muchos o la mayoría vinieron a trabajar en negocios, en pequeños supermercados, en viveros, en tintorerías o florerías. Algunos arribaron con dinero en cambio otros no. También huyendo de la hambruna africana vimos poblarse las calles de senegaleses que llegaron para vivir hacinados en pensiones o galpones y ser explotados en la venta callejera de anteojos y collares. Tambien hemos visto migrantes del norte de Africa llegar desesperados en barcazas precarias a las costas españolas, italianas o de las islas griegas corridos por la situación espantosa de esa parte norte del continente negro.

Acá no hemos sido distintos. De países vecinos Argentina se llenó de inmigrantes fundamentalmente por razones de trabajo ya que vinieron a hacer oficios que los argentinos no estaban dispuestos a hacer. Otros llegaron por razones económicas caso reciente los jóvenes venezolanos. Tambien llegaron inmigrantes dispuestos a hacer su carrera universitaria o especialización como por ejemplo médicos de Venezuela y Colombia.

De Bolivia llegaron a trabajar la tierra y poner pequeñas verdulerías de barrio. De Paraguay vinieron a trabajar en la construcción o en el servicio doméstico. De Perú también e incluso nos enseñaron a comer ceviche. Muchos documentados y otros sin papeles.

Dependiendo del tipo de cambio del dólar y nuestra moneda esos inmigrantes les convenía enviar dinero a sus familiares pues en su país de origen estaban muy mal. Hoy es al revés y lo será por mucho tiempo. Hoy en día están mejor Uruguay, Paraguay, Perú y Bolivia por dar solo unos ejemplos.

En los últimos años y dada la falta de oportunidades en Argentina y la inseguridad, se produjo y aún se sigue produciendo el fenómeno inverso que es la emigración de jóvenes profesionales o no que buscan irse a Estados Unidos, España, Israel y otros lugares para simplemente trabajar. Hemos visto ingenieros que lavan copas en Nueva York o licenciados en sistemas que triunfan en aquel país del norte de América. Abuelos o padres argentinos desesperados por no poder ver a sus hijos o nietos ya que dada la pandemia o el valor del dólar hoy se hace casi imposible visitarlos.

Vimos mexicanos que con sus familias huyeron y huyen de ese país intentando cruzar el río que los separa con los Estados Unidos para poder trabajar en lo que los americanos no quieren hacer.

Hoy día lamentablemente vemos que los migrantes son los ucranianos que deben abandonar su patria porque un demente llamado Putin intenta volver a anexar ese territorio por la fuerza como si hizo con Crimea. Una locura que en el siglo XXI estemos hablando de guerras, de invasiones, de refugiados, de misiles, de tanques, de civiles muertos.

Mujeres y niños huyendo de las principales ciudades ucranianas rumbo a Polonia o Hungría solamente con lo puesto, abandonando sus casas, sus esposos e hijos mayores que debieron quedarse para armarse como civiles para tratar de parar los tanques del invasor. Un invasor que lanza misiles para destruir edificios y casas, que mata hombres, mujeres y niños, que destroza estaciones de trenes, de radio y aeropuertos. Un invasor cuyo líder hace 28 años está en el poder y pretende ejercer un gobierno más nazi que los nazis de la Segunda Guerra, un invasor con ideas prezaristas, preleninista e incluso antes de Stalin. Un invasor que tiene dos caras ya que son también oligarcas en su clase dirigente pues poseen condominios enormes en Miami, clubes de futbol en Inglaterra, negocios con jeques árabes, participación en proyectos energéticos y empresas multinacionales, grandes fortunas en bancos internacionales y otras inversiones, pero se dicen nacionales y populares como algunos argentinos.

Para finalizar y con el temor de una guerra nuclear que dependerá del rol que cumplan los rusos, la OTAN, la Unión Europea y los Estados Unidos de América solo nos queda decir esta expresión: “Dios salve al mundo de ésta locura”.

 

(*) El autor de este artículo es abogado, periodista, escritor, columnista de radio y director del Grupo de El Censor de Gualeguaychú que se edita en la red social de Facebook.

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