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Diario El Argentinoviernes 19 de abril de 2024
Opinión

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Cristina y Alberto, los verdaderos jefes de campaña de Mauricio Macri

Cristina y Alberto, los verdaderos jefes de campaña de Mauricio Macri

Por Nancy Pazos


Radio. Tele. Y hasta un reportaje por Instagram. Mauricio Macri no dejó medio de comunicación virgen de su presencia antes de partir rumbo a Italia para el mundial de Bridge en el que participa desde hoy. Un raid mediático de tal virulencia, con definiciones tan polémicas como contundentes, que no deja dudas de su ambición voraz por regresar a la Presidencia de la Nación.

El mejor caldo de cultivo que tiene para su regreso es la interna abierta transparentada en el oficialismo. Mientras Cristina Kirchner y Alberto Fernández se recelan, miden fuerzas y se diferencian entre sí, Macri avanza ante el descontento de la sociedad y la derechización del discurso publicado. Quien quiera oír, que oiga.

El Gobierno ha entrado en tal nivel de dilapidación de su capital político, que el objetivo por el que luchó el Presidente y su ministro de Economía, Martín Guzmán, desde el primer día de su mandato -un acuerdo de Facilidades Extendidas con el Fondo Monetario Internacional- se logró finalmente el viernes y pasó casi desapercibido. Es más, en vez de festejo hubo sumatoria de explicaciones. El adelantamiento de la primera revisión del FMI para el mes de mayo terminó siendo leído como más trágico que el hecho real de no haber caído en default.

Hay que decirlo con todas las letras. No fue fácil alcanzar el entendimiento. La votación del Board se conocerá públicamente recién dentro de tres años pero si se llegó a un consenso casi unánime el pasado viernes es porque Julie Kosack, la subdirectora a cargo del Hemisferio Occidental del Fondo y Sergio Chodos, el representante argentino en el organismo se encargaron de militar voto por voto. Hasta que la silla norteamericana no mandó sus argumentos preliminares el jueves por la noche, nadie supo cómo votaría el enviado de Joe Biden.

Es que las mismas críticas que recibió el acuerdo en nuestro país por parte de la derecha (por poco ortodoxo, por falta de reformas estructurales, etc etc) fueron las que volcaron los halcones dentro del staff del FMI. Esa grieta en el criterio entre unos y otros en el organismo se mantuvo siempre mientras las palomas avanzaban hacia un entendimiento.

De ahí en más cualquier traspié fue usado de excusa para dar un paso atrás. Cuando con la renuncia de Máximo Kirchner se hizo público que la coalición gobernante no votaría unida, los halcones volvieron a la carga. Finalmente fue la contundencia de los votos en el Congreso la que devolvió algo de serenidad.

El tercer obstáculo a vencer fue más técnico. El FMI necesita históricamente un co-deudor o que, al menos, algún otro organismo financiero internacional se juegue, en este caso, por Argentina.

En el préstamo por fuera de toda regla que consiguió el país en el 2018 ese ítem no existió. Por eso el viaje de Guzmán a renegociar con el Club de París y el previo compromiso de China de ampliar el Swap con nuestro país operaron de bálsamo en ese sentido.

Y, desde ya el último escollo fue la guerra Rusia-Ucrania. Que, a decir de Chodos, más que caernos un “cisne negro nos cayó un mamut…”.

A esa altura Kosack no tuvo más recursos que postergar dos veces la reunión del Board para tratar el caso argentino. El staff revisaba los números a firmar y en ningún lado estaba contemplado el riesgo contingente de una guerra que encarecía mundialmente alimentos y energía.

En ese sentido el problema del FMI no es solo la Argentina. En todo caso atrás de la resolución del acuerdo con nuestro país se enfrentan las miradas divergentes de los problemas que las finanzas mundiales están enfrentando hoy post pandemia. La primera es la inflación. Números que no se veían desde la década del 70 y que nunca se vieron tras la independencia de los Bancos Centrales de los países. Halcones y palomas tienen disimiles lecturas del porqué de la actual inflación mundial.

Lo que sí está claro es que la guerra que nadie quiso ver venir y que todos creían que duraría a lo sumo dos semanas, ya lleva más de un mes y con consecuencias monetarias en los 8 mil ochocientos millones de seres humanos que habitan la tierra.

Todo eso se jugó también por detrás de la votación sobre Argentina.

Para los países europeos que venían abiertamente ayudando al país era fundamental votar junto a Estados Unidos. ¿Podría nuestro país haber conseguido el acuerdo sin el voto de esa silla? Sí. Las abstenciones se cuentan en el board del FMI como en nuestra Cámara de Diputados, es decir se anulan. Por lo cual si EEUU se abstenía, con el resto de los votos alcanzaba.

La mirada local sobre el acuerdo se concentró tanto en lo que pasó en el Congreso que la tensión sobre cómo terminaba todo se trasladó sólo al equipo económico.

Un tuit del Presidente con un video ad hoc (2800 retuits y casi 300 mil visualizaciones) fue el único festejo local. La tensión de la semana se había trasladado a la marcha del 24 cuando La Cámpora y otras organizaciones sociales ganaron la calle. La consigna de Primero la Patria fue contundente.

A los asistentes históricos de los 13 kilómetros de recorrido entre la Ex Esma y la Plaza de Mayo se sumaron intendentes del conurbano y representantes sindicales. Y, si bien hubo ministros del gabinete nacional y hasta la vocera Gabriela Cerrutti en la Casa Rosada, hubo quienes entendieron (en esta lógica maniquea que ganó en los últimos días hasta las mentes otrora más inteligentes) que la movilización fue una demostración de fuerza K.

“Si te emocionó esta marcha prepárate para la del 1 de mayo”, advertían con lógica de clásico futbolero. Es decir. Al menos hasta hoy el sector más afín al Presidente quiere también medirse en la calle haciendo jugar su alianza con los líderes gremiales.

Buen momento para saber cómo jugará la flamante conducción de la UOM. La caída de Antonio Caló, un aliado de Alberto, en manos de Abel Furlán un ex diputado kirchnerista amigo de Máximo K fue otro den los datos políticos de la semana.

Y, seguramente será parte de la discusión por venir. Al 45 % de aumento que se consensuó para el salario mínimo vital y móvil se esperan ahora las paritarias. Ayer cerraron, por ejemplo, los municipales de Pilar. Federico Achával, otro de los que estuvo en la marcha a los abrazos con MK, concedió un 53% de aumento. Y con posibilidad de revisión antes de fin de año. Está claro que el intendente -uno de los que ganó con más soltura la última elección- acompaña la consigna de recuperación salarial que está exigiendo internamente el kirchnerismo.

El cambio en la UOM no fue sólo superestructural. La izquierda presiona en el mundo sindical y está claro que en un futuro cercano no quedará mucho más espacio para los tradicionales “gordos” del sindicalismo argentino. Esos que en los últimos tiempos están más acostumbrados a hablar el idioma de la UIA que el de las bases que ¿representan?.

Con el peronismo en plena efervescencia la oposición juega sus fichas. No hay mejor caldo de cultivo para Macri que el chiquero en el que se desenvuelve hoy la relación del Presidente y la Vice. A pesar de las encuestas en contra, Mauricio se agiganta en la certeza de que la sociedad va a terminar optando por el original antes que por la fotocopia. Con Horacio Rodríguez Larreta de gira presidencialista por Europa, Macri copó la parada mediática en Buenos Aires. No se privó de nada. Hasta de reivindicar el menemismo.

Rápido de reflejos Gerardo Morales volvió a ganar espacio nacional saliendo a cruzarlo. Está claro que el radicalismo también va a jugar. Aunque en este país un año y medio sea una eternidad, en términos políticos la elección está a la vuelta de la esquina.

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