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Un invierno muy duro: Recrudeció la interna energética en el Gobierno, en medio del salto global de los precios 

Un invierno muy duro: Recrudeció la interna energética en el Gobierno, en medio del salto  global de los precios 

Más que nunca, la energía parece una prenda de la pelea en la cima del poder.


“No llegamos”. “No hay plata”. “El invierno será muy duro”. Esas son algunas de las frases de las conversaciones que mantuvo el portal de noticias Infobae este fin de semana con funcionarios del sector energético y analistas privados. Hay preocupación y recelo en el área. Nadie habló con los micrófonos encendidos y parece razonable: es donde más crudamente se manifiesta la fuerte tensión al interior de la coalición gobernante, con Alberto Fernández y Cristina Kirchner como vértices.

No es una novedad. Energía siempre fue un punto de conflicto entre el Presidente y su vice, desde el minuto uno, desde que se nombró al misionero Sergio Lanziani en la secretaría, un área que tuvo las primeras renuncias de funcionarios del gobierno de Fernández, apenas días después de asumir.

Los tiempos de Lanziani parecen prehistoria. Luego llegó la mudanza de Energía a Economía desde Desarrollo Productivo, y la llegada del diputado K de Neuquén, Darío Martínez, al cargo. Hoy, con los precios de los commodities energéticos en medio de una volatilidad feroz luego de la invasión de Rusia a Ucrania, la tensión recrudeció. Funcionarios del sector critican duramente a su jefe directo, Martín Guzmán, a quien en la semana que pasó el Presidente volvió a confirmar en su cargo, según adelantó Infobae.

Más que nunca, la energía parece una prenda de la pelea en la cima del poder. Tanto, que el episodio del año pasado, en el que Guzmán intentó echar sin éxito a uno de sus funcionario de tercera línea, el camporista Federico Basualdo, subsecretario de Energía Eléctrica, parece una anécdota light al lado del escenario que podría darse sólo en unos meses, en invierto, cuando podría faltarle el gas a las empresas y complicar el servicio residencial en algunas partes del país. Hoy, “los Federicos”, por Basualdo y Bernal, interventor en el Enargas, el ente regulador, son los ojos de la vicepresidenta en el sector.

El último escenario de la “guerra energética” argentina tuvo lugar días atrás con un documento oficial que Martínez le envió a Guzmán. Con adjetivos poco habituales para ese tipo de notas administrativas, el secretario se quejó porque le habían enviado sólo el 20% de los fondos presupuestados para marzo. No sólo eso: lo hizo advirtiendo sobre consecuencias “desastrosas” para el país y habló de apretones monetarios que “ponen en crisis al sistema antes del invierno y rompen con la cadena de pago y provisión”. A horas de aprobarse el acuerdo con el FMI en el Senado quedó de manifiesto las posturas contrapuestas en el Gobierno sobre el tipo de negociación que se llevó adelante. Minutos después de que Infobae publicó en exclusiva la misiva, Martínez dio un paso atrás, comunicó que el dinero le había sido enviado y que “hay un ida y vuelta permanente” con su jefe, con quien días antes había estado en Houston, EEUU, en la feria energética más importante del mundo.

Infobae detalló que en el Gobierno ya hablan que la importación de gas GNL insumirá no menos de USD 4.000 millones, y hasta USD 6.000 millones, según algunas estimaciones. El FMI, en tanto, ya mencionó que habrá que recalibrar algunas cifras de un acuerdo que se selló antes de la guerra con números viejos que hacen de imposible complimiento la reducción de déficit fiscal y la baja de subsidios. Según publicó este medio la semana pasada, el precio “testigo” del acuerdo para la importación de gas GNL es de USD 8 el millón de BTU. La cifra es el promedio del año pasado, pero cuando se escribió el memorándum con el Fondo el precio era de USD 20 y llegó a superar los 50 dólares por la invasión a Ucrania (ahora ronda los USD 30).

A pesar del contexto más que desafiante, Guzmán jura que los dólares están y estarán. Lo hizo días atrás en Argentina Oil & Gas Expo fue que, el “shock multidimensional” de la crisis energética global “desde el punto de vista de la balanza de pagos, a los precios de hoy, nosotros vemos que el efecto es neutral”. Una suerte de empate técnico entre lo que entraría por el precio de la soja y lo que saldría por la importación de energía.

En Francia, donde fue a prorrogar vencimientos con el Club de París, Guzmán repitió que los fondos para las importaciones y erogaciones energéticas que hagan falta “siempre estuvieron: se han garantizado para que el país cuente con energía”, pero se cubrió refiriendo que la situación internacional es “incierta y errática” y fue particularmente enfático en la necesidad de desarrollar más las potencialidades energéticas de la Argentina. Un énfasis en el que coincide con el FMI.

Según pudo saber Infobae, el ministro apuesta a la integración regional de infraestructura con Brasil, para lograr una suerte de economía energética integrada. Hay varios proyectos en danza y se harían con fondos privados: Guzmán se reunió en París con Bento Albuquerque, ministro de Energía de ese país, y viajará a San Pablo el 8 de abril para formalizar una suerte de hoja de ruta para trabajar el tema. También habla de fabricar GNL a nivel local, pero es algo que requiere inversiones altas y no pasaría antes de cuatro o cinco años.

Guzmán no habla de las internas dentro de su propio ministerio. Repite una y otra vez en privado que sus decisiones siempre tienen que ver con la gestión, y nunca con la política partidaria. Está convencido que los funcionarios de su área que no le responden están movidos por intereses y ambiciones partidarias.

 

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