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De Sol a Sol, “un aula viva” 

De Sol a Sol, “un aula viva” 

Por Josefina Cardoso Cis EL ARGENTINO


A las 6 de la mañana en la Granja de Sol a Sol, la vida comienza a sentirse. Los pavos, los gansos, los ñandúes, los chivos, todos salen enérgicos de sus corrales. Roberto, el chajá, los corona con un vuelo rasante. Arturo, el burro, se siente contrariado y rebuzna. Jorgelina, la yegua, le coquetea a Hércules, un caballo Falabella que con su tamaño minúsculo no cede. Ponsi, la vaca Holando, reclama mamadera. Es tan grande la variedad de animales como alumnos en un aula. Se los ve domesticados, mansos, esperando a gusto la visita de cuántos chicos… ¿Quién sabe?  Entre ellos se ve una sana convivencia, donde Analía, Marcelo y sus hijos, Sol, Agustina y Baltazar saben mimarlos bien, tan bien como si fuesen una gran familia.

Las horas pasan, todos andan libres hasta que los gritos de los chicos bajando del colectivo, anuncian la visita del día. Es momento de enfilar. ¡Cada uno a su lugar!

Acompañados por Javier, Castro y “Pichi”, como niños que vuelven al aula, todos marchan. Algunos obedientes y silenciosos, otros más retobados. Están los ligeros y los más lentos y Hércules siempre a disgusto, el caballo de poco tamaño, es el más testarudo.

Analía recibe a los alumnos. Ella conoce muy bien a cada animal. Las historias que los chicos escuchan a lo largo del recorrido, nada tienen que ver con lo que aprenden en la escuela, son datos curiosos que hablan de todas las materias escolares, como a ellos les gusta decir “nuestra Granja es un gran aula viva”.

Sentándonos en la matera, un quincho abierto hecho todo con madera, Analía -mientras habla-, no deja de mirar lo que ocurre ahí afuera. Samanta la desconcentra. Es la oveja rebelde que quiere venir a pastar cerca de ella. La espanta, se va y dando un salto al cerco, vuelve a entrar. Están tan domesticados que parecen niños, la gran mayoría se deja acariciar.

Riéndose, cuenta: “Hay animales que vinieron rescatados, otros nacieron acá. Hay animales que tienen problemas entre ellos como ocurre en cualquier aula de una escuela. Son muchas las emociones que se experimentan a lo largo del recorrido. Se siente la ternura cuando se ve un patito recién nacido, un conejito. Como también hay risas cuando Melchor, la llama, hace cosquillas en las palmas de las manos al darles de comer”.

“La gran maestra es la naturaleza que nos enseña todas las asignaturas que vemos en la escuela. Por ejemplo, podemos decir que los pavos criollos son maestros en geografía; el burro en ingeniería; las abejas nos enseñan matemáticas y geometría trazando ángulos dentro del panal: los gansos son monógamos, porque durante toda su vida serán fieles a sus parejas: cuando pensamos en la materia música, los pájaros nos dan una infinidad de sonidos; el viento, las hojas…”. Dando una pausa, Analía invita a sentir.

“Hay historias que ocurren en la granja que se asemejan a cualquier historia familiar. Hay un caso de familia ensamblada, “los Fernández”. Nos regalaron tres huevos de pato que al no tener a su mamá, una gallina los empolló. Hoy conviven fraternalmente y adoptaron a la gallina como su mamá de corazón. Otro caso, un pavo real llegó con depresión, sin ganas de comer, le dimos todo el cariño y la mayor contención y salió adelante. Hoy se lo ve feliz junto al resto de los pavos. Yo creo que hay tanta carencia de sentimientos en el día a día que los chicos llegan de una manera y se van de otra. El entorno los va llevando a vivenciar las emociones a través de todos los sentidos, de esto se trata el proyecto de la Granja de Sol a Sol”.

“Entre tantas experiencias naturales  nos gusta mezclar un poco de fantasía así que gracias a la participación de  Martín Naef, Joaquín Arias, Gustavo y Daniela van Zandweghe, Horacio Pereyra, Marcelo Michel, y a la actriz Sheila Rougier, podemos decir que hay magia en este lugar. Y agradezco especialmente a Bárbara Fandrich quien con amor puso todo su profesionalismo a disposición de este proyecto y a quienes están en el día a día, desde que amanece hasta que el día termina, Castro, Javier, Pichi y Marcelo, mi gran apoyo”, reconoce a manera de agradecimiento Analía.

Lo que Analía expresa excede a sus palabras, no hay dudas que es mucho lo que hay para transmitir. “Es que luego de varios años, puedo decir que fue muy fuerte lo que nos pasó, algo que comenzó por gusto, recibiendo a los compañeritos de mis hijas del jardín, terminó siendo algo así como explosivo y con el apoyo de la directora Departamental de Escuelas, Marta Landó, es que dimos el puntapié inicial a este proyecto familiar”.

Las visitas duran entre dos horas y media a tres. Este año se sumarán escuelas de la provincia y las visitas virtuales que se hicieron en la pandemia con colegios de Buenos Aires, continuarán.

La Granja Educativa Vivencial De Sol a Sol, en el 2021 fue declarada de Interés Educativo Departamental y por la Resolución N° 9.890 fue declarada de Interés Educativo Provincial porque el proyecto propone concientizar sobre la importancia de la convivencia entre el ser humano y la naturaleza y educa sobre la convivencia entre especies y la necesidad del cuidado y preservación.

Cabe agregar que quienes quieran conocer un poco más acerca del proyecto pueden entrar a Facebook e Instagram: Desolasol.naturaleza y para comunicarse con el lugar pueden escribir un WhatsApp al 3446500104.

Es destacable lo que la Granja ofrece, el experimentar estas vivencias por parte de los alumnos, la posibilidad del encuentro con la naturaleza que vincula y enriquece el aprendizaje pedagógico, permitiendo de esta manera percibir con todos los sentidos el conocimiento vivencial, conectando cada niño con sus sentimientos más sanos, tan simple como conectar con la naturaleza.

 

 

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