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Diálogo con Juan Alberto Sosa, bombero voluntario: “En los Bomberos hay que aprender que uno no es mejor que nadie y que trabajar en equipo es la clave”

Diálogo con Juan Alberto Sosa, bombero voluntario: “En los Bomberos hay que aprender que uno no es mejor que nadie y que trabajar en equipo es la clave”

Sosa: “El fanatismo lo que logra es potenciar los riesgos y con ello a todas las personas. Insisto con algo y que es oportuno que se razone en este contexto, es la importancia de aprender a trabajar en equipo”. “La capacitación nunca termina porque es un concepto que debe ejercerse siempre y de manera constante”.


Por Nahuel Maciel

EL ARGENTINO

Juan Alberto Sosa nació el 2 de octubre de 1948 en Gualeguaychú. Es Bombero Voluntario de toda la vida y si bien en la actualidad es parte del Cuerpo de Reserva, su principal actividad está vinculada con la instrucción y capacitación.

Su especialidad es el rescate y dentro de su ambiente goza de un reconocimiento internacional por su compromiso y su generosidad al momento de transmitir y compartir su experiencia y saber.

Instructor en la Universidad de Texas (Estados Unidos), varios países lo suelen convocar para que diseñe e impulse los llamados campos de entrenamientos vinculados con la seguridad e higiene industrial, el adiestramiento y preparación de los Bomberos y otros servidores pertenecientes a Fuerzas de Seguridad e incluso Fuerzas Armadas.

El 14 y 15 de abril, en la jurisdicción de Ceibas, será parte de la capacitación que se brindará en esas jornadas de entrenamiento para ejercitar el rescate en altura, especialmente de vehículos que quedan suspendidos en puentes y todo lo que implica esas maniobras desde traslado de heridos, hasta la asistencia en condiciones extremas o límites.

Se trata de una instancia que tiene relevancia nacional, porque asistirán autoridades del Ministerio de Seguridad, de la organización de los Cascos Blancos y de diferentes Cuarteles de Bomberos, especialmente los vinculados con el Corredor de la Autovía Gervasio Artigas (Ruta Nacional N° 14).

Sosa recibió a EL ARGENTINO en la mañana del domingo 27 de marzo, porque viajó especialmente a Gualeguaychú desde Buenos Aires para ese encuentro. En el diálogo, resaltó la importancia de acceder a capacitaciones de manera permanente y destacó que en toda profesión de riesgo la clave está en el trabajo en equipo.

“Ejerzo la mejor profesión de todas: Bombero Voluntario”, expresará con el orgullo de saber de pertenencias y sacrificios. “Muchos esperan que surja la vocación para luego pensar en hacer algo; y otros descubren esa vocación, se les despierta, haciendo algo. A mí me pasó cuando me acerqué al movimiento bomberil. Con el tiempo percibí a la institución Bomberos con el mismo sentimiento que se percibe a su familia. Y esto lo expreso con la salvedad que hay que saber asumir esos riesgos, porque uno luego se da cuenta de los momentos que ha dejado de compartir o vivir con la familia propia a raíz del ejercicio de la vocación. El aprendizaje es que hay que tener equilibrio”, resaltará.

El otro aspecto relevante, es la insistencia que hace para acceder a las capacitaciones. “Es importante enseñar a pensar al Bombero”, señalará para advertir: “De él no depende solo una hipotética víctima, sino también y especialmente su familia. Adoptar todos los recaudos es imprescindible para realizar bien la tarea, esa es la primera regla que hay que aprender”, sostendrá para concluir: En los Bomberos hay que aprender que uno no es mejor que nadie y que trabajar en equipo es la clave”.

 

-Ocurre que determinadas profesiones que tienen implícitamente el riesgo en el servicio que ofrecen, tienen como algo innato el saber que se arriesga la vida por el otro.

-Es verdad. Pero la arrogancia es el mejor camino para el accidente seguro. Y el fanatismo no permite pensar con claridad, evaluar las alternativas y elegir la mejor opción. En los Bomberos hay que aprender que uno no es mejor que nadie y que trabajar en equipo es la clave. El fanatismo lo que logra es potenciar los riesgos y con ello a todas las personas.

 

-Alcanza con la vocación.

-De ninguna manera. La vocación, en todas las profesiones y oficios, es insuficiente. Se debe complementar con la formación y cuando digo formación se debe entender que es una educación permanente, que nunca una persona alcanzará la totalidad de un saber o un conocimiento. De ese saber, en el caso de los Bomberos, dependen vidas y pertenencias. Por eso la capacitación para aprender hacer es fundamental y debe ser algo innegociable en toda persona. Mucho más en profesiones que, por definición, ya son encuadradas como riesgosas para uno como para los demás.

 

-¿Se cuándo ingresó al Cuartel de Bomberos?

-Lo hice a los tres meses que había sido creado.

 

-El cuartel se creó el 15 de noviembre de 1966.

-Así es. Y tres meses más tarde yo ingresé como Bombero. Años más tarde, en 1976, me fui a vivir a Buenos Aires y me integré al Cuartel de Bomberos Voluntarios del Partido de La Matanza, que era (sigue siendo) el Cuartel más grande que existe en todo el país. Lo importante es que los Bomberos es una institución que está vinculada de manera directa con la comunidad a la que sirve. Depende y vive para la sociedad.

 

-Su formación es extensa como intensa. En sus fojas de servicios hay actuaciones destacables. Por ejemplo, escaló el Aconcagua.

-Así es. Fue en 1983-1984 y constituyó una experiencia maravillosa. Y fue como consecuencia de una capacitación y trabajo de rescate realizada en la Séptima Compañía de Santiago de Chile. En esa institución había un capitán que se llama Claudio Lucero. Esta persona hacía poco que había escalado el Monte Everest y nos proponíamos firmar un acuerdo de reciprocidad entre La Matanza y la Séptima Compañía al pie del Cristo Redentor. Fue justamente Lucero quien propuso hacerlo en el Aconcagua. Luego de dos años de entrenamiento fuimos al Aconcagua y lo hicimos tres expediciones de manera conjunta. Es importante aclarar que no todas las expediciones tienen como misión hacer cumbre: una de ellas lo hizo, claro está, pero las otras cumplieron el rol fundamental de apoyo logístico. Sino sería imposible. Es un equipo de trabajo. Por ejemplo, el médico de la expedición queda en un campamento a 6.000 metros de altura, cuando la cima de esa montaña es de 6.961 metros. Esa experiencia fue patrocinada por la Universidad Católica de Chile, porque tiene un área de Montañismo y Lucero era profesor en esa casa de altos estudios. Incluso la nuestra fue una expedición abierta, porque se sumaron montañistas de Israel, Brasil y Canadá. Luego vendrían otras cimas como El Cajón del Maipo de Chile, que tiene 900 metros sobre el nivel del mar; el Fitz Roy, que no lo pudimos cruzar porque justo nos nevó; el Tupungato, que es el monte más alto al Sur del Aconcagua, y uno de los más altos de Sudamérica con una elevación de 6.570 metros; el Currumahuida con 1.197 metros; entre muchos otros.

 

-La capacitación, especialmente en profesiones de riesgo, es clave para la protección de terceros.

-Yo diría que la capacitación está en función de la protección de terceros. Porque, indudablemente, las personas son muy desaprensivas a veces y suele pensar que nada le va a pasar. Insisto, la capacitación nunca termina porque es un concepto que debe ejercerse siempre y de manera constante. Aquel que dice que no necesita capacitación, está ignorando lo mucho que debe aprender todavía.

 

-Ahora están por realizar una capacitación en Ceibas.

-Sí. Y si bien toda capacitación es importante y oportuna, la que vamos a hacer en Ceibas es esencial para la clase de servicios que se prestan especialmente en el corredor de la Autovía nacional. Se trata de una jornada de entrenamiento de rescate en altura. Específicamente para rescate de personas que quedan atrapadas en vehículos que están suspendidos o colgados de un puente vial. La capacitación demandará dos jornadas y está previsto que sea el 15 y 16 de abril. Sé que ha sido declarado de Interés Municipal y asistirán altas autoridades vinculadas con los Bomberos y la prevención vial y del Ministerio de Seguridad de la Nación como de la organización de los Cascos Blancos. De hecho, tenemos muchas esperanzas que asista el director de la misión de Cascos Blancos en la frontera de Polonia con Ucrania, Esteban Chala. El Entre Nacional de Comunicaciones (Enacom) nos armará una internet satelital en el lugar de la capacitación para contener el flujo de navegación para casi cien personas que asistiremos a dicha capacitación. Esto habla a las claras que el gobierno está presente y en buena hora que así sea. Además, no hay que olvidar que el Bombero es un funcionario público y es clave que el Estado esté presente.

 

-Usted ha tenido contacto con muchos bomberos y socorristas de gran parte del mundo.

-Así es. De Gabón (un país en la costa del Atlántico en África Central), de Fiyi (un país insular de Oceanía ubicado en el océano Pacífico), de México, Costa Rica, Puerto Rico, Venezuela, entre muchísimos otros. Todos nos encontrábamos en la Universidad de Texas (Estados Unidos), que es reconocida como la institución principal del sistema universitario público del Estado de Texas. Y ahí he sido parte de los equipos de capacitación. En México, por ejemplo, he capacitado en no menos de 15 Estados. Y en Estados Unidos he participado mucho en la creación de los llamados campos de entrenamientos, especialmente en la ciudad de Laredo en el Condado Webb, Texas. Es una localidad fronteriza, ubicada en el margen Norte del río Bravo en el límite entre Estados Unidos y México. A pesar de ser una ciudad pequeña, posee el puerto terrestre más grande de materiales peligrosos por el combustible. Para dimensionar: todo material peligroso que ingresa o egresa de Estados Unidos, lo hace por ese puerto terrestre. Por eso era relevante el campo de entrenamiento.

 

-¿Qué implica un campo de entrenamiento?

-En el de Laredo, Texas, es uno de los más importantes y tal vez uno de los más grandes del mundo. Todos los años se organiza una escuela durante el verano en el College Station. Asisten más de 1.200 participantes, incluidos representantes de los servicios militares, personal de seguridad, y claro está los bomberos municipales, pero también personal de seguridad e higiene de las industrias y de organismos estatales y federales. Más de 300 instructores y presentadores, todos hispanohablantes, llevan adelante la instrucción que es teórica como práctica y siempre muy exigente.

 

-¿Y usted está especializado en alguna disciplina en particular?

-En rescate. Pero, como Bombero he tenido y aprobado innumerables disciplinas dentro del rescatismo y la prevención y seguridad. Si bien en la actualidad formo parte del Cuerpo de la Reserva, como instructor me encuentro activo.

 

-¿Rescate qué implica?

-Es una pregunta que requiere de una extensa respuesta. En todo caso, le preguntaría cuál es la diferencia entre rescate y salvamento.

 

-Imagino que el rescate es la primera acción y el salvamento es posterior.

-Exacto. Si hay una persona que se está ahogando en el río, primero se la rescata y luego se le realizan las maniobras para salvarla. Por eso sostengo que el rescate involucra todos los estamentos de la vida. No hay nada que prescinda de los alcances del rescate. Desde la tranquilidad con que una persona camina por la vía pública hasta la complejidad que puede implicar una persona atrapada en un siniestro. Por eso rescate es una especialidad, tal vez la más amplia y compleja, que existe dentro de los Bomberos.

 

-A lo largo de su vida habrá participado de innumerables rescates…

-Así es. Y tratándose de vidas humanas, todos son significativos. Pero, para dimensionar la experiencia, como Bomberos teníamos una jurisdicción muy grande en La Matanza. Tan sólo en la línea del ferrocarril Sarmiento, implicaba intervenir en cuatro o cinco rescates por semana, por siniestros generados en las vías del tren. Y le hablo de un solo escenario. Por eso es importante enseñar a pensar al Bombero, porque de él no depende solo una hipotética víctima, sino también y especialmente su familia. Adoptar todos los recaudos es imprescindible para realizar bien la tarea, esa es la primera regla que hay que aprender.

 

-Ocurre que determinadas profesiones que tienen implícitamente el riesgo en el servicio que ofrecen, tienen como algo innato el saber que se arriesga la vida por el otro.

-Es verdad. Pero la arrogancia es el mejor camino para el accidente seguro. Y el fanatismo no permite pensar con claridad, evaluar las alternativas y elegir la mejor opción. En los Bomberos hay que aprender que uno no es mejor que nadie y que trabajar en equipo es la clave. El fanatismo lo que logra es potenciar los riesgos y con ello a todas las personas. Insisto con algo y que es oportuno que se razone en este contexto, es la importancia de aprender a trabajar en equipo. Ese espíritu de equipo, de colaboración, de saber que cada uno debe hacer su parte para que todo salga mejor, es indispensable, especialmente en situaciones límites. No hay héroes, en todo caso el héroe es el equipo. El concepto de trabajar en equipo es innegociable y esto, imagino, es válido para todas las profesiones.

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