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Diario El Argentinodomingo 21 de abril de 2024
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La calle Alem se viste de domingo: un espectáculo que sigue creciendo para el disfrute de toda la ciudad

La calle Alem se viste de domingo: un espectáculo que sigue creciendo para el disfrute de toda la ciudad

           


Este domingo vuelve a realizarse otra edición del Paseo Alem, una propuesta cultural que se ha afianzado con el correr del tiempo en nuestra ciudad. Esta vez, con la particularidad de ser reconocido por medio de una Ordenanza Municipal que preserva la identidad originaria del Paseo y le garantiza la continuidad más allá de los cambios tanto de gobierno como de la comisión vecinal que organiza el evento.

 

 Corría el año 2019 cuando un grupo de vecinos de la histórica calle empedrada del puerto decide convocar en una reunión a toda la gente del barrio y a varios músicos. El motivo era ofrecer la calle en el marco de la finalización del espectáculo “Verano es Arte”, ya que al barrio le tocaba ser anfitrión del cierre de ese evento municipal. Ese último encuentro se había programado, inicialmente, en la plaza Colón. “Planteamos reemplazar la plaza por la calle Alem y, si bien ese espectáculo se terminó haciendo en la plaza Colón, los vecinos comenzamos a reunirnos para armar algo. Todo el que conocía a un artista o a un artesano lo convocaba. Salimos a buscar los centros culturales del barrio y en un mes teníamos todo organizado ya para el primer paseo” cuenta Ariel Pylypec , presidente de la Comisión Vecinal del Puerto.

La calle ya había sido puesto en valor y se había refaccionado, de esa manera es que surge el interés por usarla como espacio de esparcimiento, como relata una de las primeras organizadoras y vecina, Marina Simón: “la idea andaba dando vueltas desde que se arregló la Alem, pero el Paseo surge cuando se convoca a la comisión barrial para ese evento puntual de verano, y ahí nace la idea de hacer algo permanente. Nos reunimos en La solapa, los vecinos llenaron el lugar y así empezó a tomar forma”. Este espacio cultural, La solapa, junto a Sinergia, fueron ejes fundamentales para iniciar el entonces incipiente proyecto, que comenzó con  30 puestos y un solo escenario. “Ahora hay más de 130 puestos, con gente que queda en lista de espera, y cuatro escenarios con más de 60 artistas, más la participación de estos centros culturales situados en esta calle” cuenta Valeria Bassini, quién es miembro de la Comisión Vecinal, y remarca la cualidad de comunidad de la organización al comentarnos que “como todo lo construido desde el territorio, tiene una fuerza imparable. Está formado entre los ciudadanos y ciudadanas y la comisión, de una manera totalmente horizontal, escuchando todas las voces, haciendo reuniones donde cada quien aporta lo que cree que puede mejorar el paseo”, expone.

El proyecto, aún atravesando la pandemia, ha ido creciendo de forma progresiva superándose edición tras edición hasta convertirse en un recorrido obligado, un clásico para la gente de la ciudad y los turistas : “todos asisten con sus mates y en familia, con la tranquilidad de que sus hijos pueden andar por todo el paseo. Hay muchas propuestas para los menores y en los escenarios trabaja una gran diversidad de artistas: músicos, hay diferentes tipos de danzas, estatuas vivientes… En esta edición se presenta un ballet de Concepción de Uruguay y gente que hace marionetas, de la misma localidad”, relata Valeria, que afirma que el paseo está en constante crecimiento gracias a la demanda de los participantes y de la gente que lo visita, “hoy todos quieren estar en el Paseo Alem:  como artistas, feriantes o para pasear;  se creó algo parecido a la vuelta a la costanera”, explica aludiendo a un típico esparcimiento de domingo de los gualeguaychuenses.

Si bien la primera impresión que uno se lleva, al escuchar cómo se va armando este espectáculo, es que es bastante espontáneo, lo cierto es que detrás hay una gran organización de la que participa principalmente la comisión de vecinos pero con logística del municipio. Esto significa que el gobierno local se compromete a poner todo lo referente a higiene, garantiza el sonido del espacio, realiza la inspección general para la seguridad de los asistentes y la comisión del barrio se ocupa de la gestión de inscripción y el armado y posterior desarmado de la feria. Con el reglamento que se comienza a implementar desde este domingo, lo que se quiere lograr es una unidad de criterios y que la feria tenga la misma impronta aun cuando haya cambios en los referentes, tanto de comisión como de gobierno, y respetando el propósito de generar oportunidades a los artesanos, artistas locales y a aquellos que deseen sumarse a esta propuesta. El reglamento actúa, además, como un marco que realza la identidad del barrio, desde sus orígenes portuarios y de gente trabajadora de lo artesanal.

Para quienes viven sobre esta calle o en los alrededores, el Paseo les ha cambiado la vida. La fisonomía es otra pero también lo es el espíritu que atraviesa su suelo de piedras coloniales. Sonia De Battista, una de estas vecinas, relata que fue convocada por la comisión para poner un stand “al principio no éramos muchos los emprendedores, después se fueron sumando muchos más, incluso de otros barrios. Yo soy nacida y criada en el barrio del puerto, después me casé y me quedé acá, así que es mi barrio de toda la vida” dice, y cuenta que la comunidad colaboró desde el primer momento: “había que sacar los autos para dejar libre la calle, limpiar las veredas… Pero todo eso le empezó a dar movimiento a la zona y muchos de los que vendíamos nuestras cosas a través de las redes sociales empezamos a tener más propaganda. También quedaron fijas las guirnaldas de luces, que antes sólo se ponían para el evento del domingo y hoy son una luminaria permanente que mejora toda calle, se ha logrado el manteniendo de los canteros, así es que todo fue evolucionando para mejor”, rescata entre lo que considera como aquello positivo que el proyecto aporta a la zona y sus habitantes. Y resalta quizá, lo más valioso que genera este evento: “es una fiesta increíble, porque te encontrás con un montón de gente que tal vez hacía mucho ya no veías, una fiesta familiar, hay mucha juventud dando vuelta”. Esta misma impresión expresa una feriante que tuvo su stand desde la primera edición, Lucía Silio, para quien el Paseo es “un lugar maravilloso, de encuentro con otros creadores, artesanos y artistas, con amigos, ya que va todo el pueblo, al tener una convocatoria impresionante. Para mí, si lo tengo que definir, diría que es compartir la belleza y creatividad, sobre todo del arte callejero que es tan genuino y muestra la esencia de la ciudad, su idiosincrasia”.  Y agrega que lo que más le gusta es “la diversidad que hay entre los feriantes: gente mayor, jóvenes, hay quienes hacen un arte más minucioso y estereotipado y otros con propuestas de vanguardia y  es eso lo que lo torna tan interesante”, explica.

Belén Rivas, que suele feriar en el Paseo,  cuenta que “la organización es estricta, hay que anotarse con tiempo porque después es imposible conseguir lugar. Siempre he vendido bien y sobre todo me ha dado publicidad, la gente después me busca. Los organizadores están en todos los detalles, preguntan si estamos conformes, y se genera una muy buena onda entre todos. Creo que lo fundamental es que, al ser gratis, uno nunca pierde. Podés ganar un poco  más o menos, pero nunca vas a perder y eso es una ventaja”, relata.

Quien también montó un emprendimiento y lo llevó a Paseo Alem como primera feria, es Agustín Casella, del Taller de Gepetto, en donde realiza juguetes artesanales y de antaño. Para él este sitio es especial porque fue el que le abrió las puertas para recorrer el camino elegido: “si bien al principio el paseo era muy pequeño, estaba ese carisma, esas ganas de hacer las cosas bien. Es como una expresión de Gualeguaychú porque tiene todos sus matices. Se nota, además, en cada edición cómo va tomando su impronta, su  propio color.”

A su vez,  es un espacio pensado para dar lugar a los artistas, ya que no solo los convoca; también los motiva e impulsa. Mariela Obispo, comenzó de casualidad, después de un encuentro en la isla con gente de la comisión, a cantar tangos uno de los domingos,  “pero después canté boleros, y esta vez voy a hacer una mezcla de folclore y algo popular. Así empecé a encontrarme con gente que no veía desde chica, en esa calle tan linda la que cruzábamos solo para ir al río, porque no llegábamos nunca a la Alem”, dice y suena como si el reencuentro fuera definitivamente el hilo conductor de este evento, como si se armara con la simple excusa de compartir un rato con el otro.

 Con un comienzo casi inesperado que surge de esas reuniones donde los vecinos se acercaron de una manera que Graciela Retamal, una vecina y docente, describe como “algo increíble y muy mágico”, nace esta propuesta que fue creciendo y tomando forma con mucho trabajo comunitario de un barrio que hoy, un domingo más, vuelve a abrir sus brazos generosos invitando a disfrutar del arte, de ese encuentro y de su gente.

 

María de la Paz Cerrillo

[email protected]

 

Fotos: Isidoro Lonardi.

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