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Diario El Argentinojueves 28 de marzo de 2024
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Mujeres del penal confeccionan muñecas para el Día del Niño

Mujeres del penal confeccionan muñecas para el Día del Niño

La iniciativa surgió alentada por la Reserva del Potrero de la mano de Daniela Goette, encargada del área social de la reserva.


Las muñecas que elaboran las mujeres del penal están rellenas de lana de oveja que ellas mismas recuperaron a raíz de un taller de lavado que recibieron.

La vinculación de la Reserva El Potrero y la Granja Penal surgió antes de la pandemia y responde a la visión que tienen el área natural de preservar la vida de los ecosistemas. En esta dirección, Felipe Collazo, coordinador de proyectos y personal, explica: “Estamos buscando la regeneración de la vida, no solo de los animales. Entonces, en algún punto tener un humedal de muchas hectáreas para la gente de Gualeguaychú es muy importante, pero  también buscamos ver de qué manera le sirve a la gente  la reserva y cómo eso puede ayudar a la comunidad”.

Y agrega: “En el último tiempo lo que intentamos construir desde la reserva son vínculos con otras organizaciones que tengan sus propios valores pero que puedan confluir con los nuestros.  Y comenzamos a buscar la manera en que podíamos hacer algo que nos sirva a nosotros y a ellos también. Al principio, era un poco torpe la interacción y asimetrica. Empezamos a hacer algo más recíproco y sostenido en el tiempo. Siempre que hacemos un taller, invitamos a gente de la comunidad que pueda replicar eso. Como pasó con el programa de alimentación a base de plantas que se está replicando en Promover CONIN, en algunos merenderos y en el penal”.

 

Manos que salvan

 

El vínculo de Daniela con las mujeres del penal surgió antes de la pandemia, cuando desde la reserva se estaban impartiendo unos talleres de teatro para las internas, pero que se vio obstaculizado con la cuarentena. Después de unos meses, la encargada del área social de El Potrero, logró ingresar a los pabellones y  retomar la relación con las mujeres.

Dentro del penal, las internas reciben otros talleres, como el de costura, y es ahí que comenzaron a confeccionar muñecas de trapo, pero rápidamente se quedaron sin materia prima para hacer el relleno. Por iniciativa de Daniela empezaron a usar lana que proviene de la reserva.

Sin embargo, la idea de usar este tejido natural tiene como primer eslabón a Milagros Pereda, hija de los dueños de la reserva, quien estudió la carrera de diseño y busca desarrollar una marca con un impacto menor en el medio ambiente. Es a través de la inquietud de la joven que en El Potrero, se impartió un taller de lavado de lana que, luego Daniela trasladó a la unidad penal.

“Fuimos haciendo diferentes cosas y surgió esto de la lana, que me pareció hermoso, porque ellas estaban haciendo algunos talleres manuales y necesitaban materia prima y no tenían. Y surgió la idea de la lana. No tenían la goma espuma, la sacaban de un colchón viejo, y la lana podía venir a darles una mano. Y de paso, podían aprender sobre su lavado, que es un paso a paso muy simple. Además, se trata de  un producto orgánico y no contaminante. Así que coordinamos un taller y fuimos a enseñar como es el proceso de lavado de la lana”.

La producción de muñecas por parte de las mujeres del penal que, surgió como un juego, rápidamente dio un giro para convertirse en algo más. “Se nos ocurrió que lo hicieran para ayudar a otras personas y surgió el motivo del Día del Niño. Pensamos en llevarlas a personas que no tienen recursos y ahí las mujeres empezaron a ponerse contentas de que alguien más tuviera lo que ellas hacían y sintieron que podían hacer feliz a alguien”.

Con este proyecto entre manos, Daniela se contactó con ONGs que acompañan a niños con cáncer y a infantes que esperan ser trasplantados . La producción de muñecas destinadas a estos chicos ya fue llevada a Buenos Aires.  Mientras que otro lote  será repartido en diferentes merenderos de la ciudad.

“También van a hacer cosas en madera como ta-te-tis y jengas, con la madera que reciben desde la reserva. Es materia prima que proveemos desde el Potrero, porque ellos no tienen. Tratamos de ser ese nexo para personas que no están pasando un buena situación se sientan útiles y que cuando salgan tengan herramientas en sus mano para salir adelante y no sean carne de cañón para salir a delinquir o volver a caer en el círculo vicioso en que estaban antes que, en definitiva, es lo mejor para la sociedad también”.

Después que pase el Día del Niño, Daniela asegura que buscarán otro motivo para seguir motivando a las internas y haciendo que se sientan mejor. “Yo entro al pabellón y me quedo encerrada con las chicas hasta que terminó la actividad. Nosotros no obligamos a nadie a que participe, tenes momentos en que están todas y otros en las que alguna no participa porque está en un estado depresivo, pero sí va la próxima clase. Siempre me están esperando. Se generó un vínculo muy lindo. Sigo en contacto con las chicas que incluso salieron en libertad”.

En octubre se realizará la segunda parte del taller que corresponde al hilado. Esto va en la misma dirección que fue pensado el primer encuentro: brindar herramientas. Desde Buenos Aires vendrá una profesora a la reserva que enseñará todo el proceso, y luego Daniela y personal del penal transmitirán a la internas el conocimiento aprendido.

“En El Potrero siempre se hacen estudios de mercado, sobre lo que se está haciendo en el mundo en términos de preservación y conservación. Y justo Milagros que estudió diseño, decidió seguir el mismo enfoque que tiene toda su familia dentro de la reserva. Y es ahí que empieza a buscar elementos para trabajar en forma sustentable, y de repente se encuentra con que no hay mano de obra, porque la gente no sabe trabajar la materia prima porque se dejó de usar, porque se industrializó todo”.

Daniela explica que la técnica se pensó como obsoleta para toda la vida, pero los cambios culturales producto de la contaminación ambiental llevaron a rescatar este conocimiento ancestral, que en nuestro país tiene más vigencia en el norte. “Hoy se puede volver a rescatar, ya sea como modo de vida, y también como forma de poder conservar mejor la calidad de todo. Y ellos tienen materia prima de las ovejas. Y ya que vamos a usar elementos más ecológicos, lo podemos compartir con la sociedad. Es así como empezó a abrirse el juego”.

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