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Diario El Argentinoviernes 19 de abril de 2024
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Samuel Cabanchik: ”La apuesta de los Kirchner es a concentrar más poder y no a un rediseño del Estado”

Samuel Cabanchik: ”La apuesta de los Kirchner es a concentrar más poder y no a un rediseño del Estado”

El senador nacional Samuel Cabanchik visitó la ciudad para brindar un panorama sobre la situación política y sobre los proyectos que actualmente tienen tratamiento en cámara Alta.


En su paso por Gualeguaychú, EL ARGENTINO tuvo la oportunidad de dialogar con el legislador, quien se refirió a la actividad del bloque que preside -Proyecto Buenos Aires Federal- y no eludió describir la actualidad del partido en el que históricamente militó, el radicalismo. Durante la entrevista, se explayó, además, sobre la trascendencia del inminente debate por el 82 móvil a los jubilados, que ya cuenta con media sanción de Diputados.
 
¿Qué cree que puede ocurrir con el tratamiento en la Cámara Alta del proyecto para otorgar el 82 por ciento móvil a los jubilados?
-Diputados dio media sanción a un proyecto que si se quiere es más interesante que al que nosotros habíamos dado en comisión de Senadores porque incluye los fallos Badaro I y Badaro II. El mismo establece que se debe otorgar el 82 por ciento móvil a la clase pasiva, o un salario mínimo que se aproxima a los 1500 pesos. El tratamiento va a ser interesante porque la discusión va a estar pareja. Va a ser una gran discusión porque al haber caja y superávit, se genera la necesidad de debatir cómo se van a repartir esos fondos superavitarios. El mismo abordaje incluye cuál tiene que ser una política previsional en la Argentina de cara al futuro. La discusión no debe pasar puntualmente sobre si dar un 82 por ciento o no a los jubilados, sino que hay que extenderlo y empezar a lograr sustentabilidad en el mejoramiento de todos los aspectos relacionados con la tercera edad en la Argentina. Y que bueno que esta bandera sea la contraria a las que enarboló un gobierno del justicialismo, que tuvo en Domingo Cavallo al gran enemigo de la clase pasiva en la argentina.
Una bandera de la que si parece haberse apropiado el kirchnerismo es la de la distribución. Desde las dos gestiones Kirchner afirmaron que son “legítimos representantes” y están favoreciendo a los sectores sociales más vulnerables.
-Desde mi visión, los dos gobiernos K han hecho una mezcla de lo bueno y lo malo. Por ejemplo: está bien que se haya incluido a los no aportantes en el beneficio jubilatorio. Con ello, millones de argentinos se encuentran de repente con una seguridad social a la que antes no tenían chances de acceder. Pero si esto no se coordina con otras políticas que apunten a un diseño coherente del Estado, entonces lo bueno puede resultar malo. La asignación universal no se hace realmente universal y se generan bolsones de pobreza que persisten. Está bien ponerle límites a la concentración en los multimedios, pero los Kirchner lo hacen de un modo tal salvaje que lo bueno no lo es tanto. Eso hace constantemente el kirchnerismo, dar batallas que en parte contienen buenas políticas y con las que uno podría acordar, pero lo hace de un modo tan salvaje y en función de concentrar poder. No hay una apuesta por hacer un nuevo diseño del Estado y de evolución íntegra de la sociedad.
 
Usted viene de cuna radical, ¿qué opinión le merece el mensaje de unidad que dieron Ricardo Alfonsín y Julio Cobos tras el encuentro en Tucumán?
-Ese mensaje le hace muy bien a la UCR y el presidente del partido, Ernesto Sanz, hizo muy bien en instar a que se compare la foto de Kirchner restando a Scioli, por un lado, y la de Cobos y Alfonsín asumiendo una concordia para el futuro. Muestra que en la Argentina la UCR tiene buenas intenciones más allá de que históricamente ha sido acusada de internas enfermizas. En este caso puntual, dos dirigentes con posibilidades de candidatearse y otro dirigente partidario que también cuenta con proyección propia, estén juntos en un acuerdo de cara al futuro.
 
¿Se palpa a nivel nacional esta sensación de que el radicalismo es un partido que está en plena reactivación y puede aspirar a gobernar?
-La UCR tiene un desafío muy fuerte que consiste en volver a organizarse como partido nacional serio. Es cierto que está en ese camino, pero no hay que dar por terminada la tarea. Es una fuerza que sufrió una profunda fragmentación al punto de que cuando llevó candidato propio sacó apenas el 2 por ciento de los votos a nivel nacional. Y cuando se recuperó, lo hizo junto a Roberto Lavagna, que era una expresión del justicialismo. Ojalá que este proceso de renovación de la UCR llegue a buen puerto. Esto significa que demuestre que está viva realmente, no que mantiene un grupo de dirigentes que puede reciclarse a través de la vía electoral. Debe demostrar que es una fuerza orgánica que puede sostener un gobierno. Pero para ello debe sumar otras expresiones que ya no forman parte de la UCR y convocar a agrupaciones de otros orígenes.
 
¿Cuál es el límite que para un partido centenario como el radicalismo deberían tener estas alianzas? Para ser más precisos: ¿podría sumar al Peronismo Federal o inclusive al kirchnerismo?
-Creo que los límites tienen que ser internos. Se trata de límites en la teoría y en la práctica política, porque yo no puedo unirme a una fuerza que en política exterior haga una alianza con el eje Irán Venezuela, para dar un ejemplo. Tengo que dirimir eso antes de hacer cualquier coalición. No puedo unirme con aquellos que pretendan seguir concentrando poder en la Argentina, en vez de ser una fuerza distributiva y que lleve los valores de la justicia social. Bandera que hizo suya el peronismo pero que también es propia del radicalismo, aunque con un origen distinto. Hoy estamos en nuevo escenario donde hay que hacer definiciones medulares de política económica, social, exterior, de seguridad y de defensa. En este camino, sólo hay que hacer alianzas con quien está dispuesto a asumir públicamente ese compromiso y a llevar una práctica política coherente.


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