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Diario El Argentinoviernes 19 de abril de 2024
Editorial

Erradicar el trabajo infantil

 Erradicar el trabajo infantil

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) instituyó el primer Día Mundial contra el trabajo infantil en 2002 como forma de poner de relieve la grave situación de esos niños. Por eso, todos los 12 de junio tiene por objeto recordar las ratificaciones del Convenio Nº 182 sobre las peores formas de trabajo infantil y el Convenio Nº 138 sobre la edad mínima de admisión al empleo.


El trabajo infantil es aquella “actividad económica y/o estrategica de supervivencia, remunerada o no, realizada por niñas y niños, por debajo de la edad mínima de admisión al empleo o trabajo, o que no han finalizado la escolaridad obligatoria o que no han cumplido los 18 años si se trata de trabajo peligroso”.
Además, hay que recordar que el concepto de trabajo infantil es relativamente nuevo en la historia del pensamiento de la humanidad. Su reconocimiento recién se universaliza hacia fines del siglo XIX y principios del XX, momento en que se comienza a establecer derechos de protección a la infancia.
Recién en 1919 se le dio un marco legal a través de la Organización Internacional del Trabajo, cuando se estableció el convenio que prohíbe el trabajo de menores de 14 años en el sector industrial. En 1989, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el texto de la Convención sobre los Derechos del Niño constituyendo un hito histórico fundamental en la defensa de los derechos de los niños y niñas. Para tener una idea del atraso que se tenía como sociedad, recién en 1989 se reconoce sin ambigüedad que el trabajo infantil rompe con el concepto de infancia como período que permite un desarrollo personal, una formación educativa y una integración positiva a la sociedad.
Los expertos señalan que el trabajo infantil obstaculiza toda posibilidad de futuro de los niños y niñas, porque los excluye del sistema educativo, los distancia del desarrollo intelectual, les niega la posibilidad a un sano esparcimiento… a la inocencia tan necesaria para crecer en equilibrio y armonía. Pero, fundamentalmente el trabajo infantil es una explotación que vulnera la integridad de la infancia como sujetos plenos de derechos.
La Argentina no es ajena al flagelo del trabajo infantil y si bien es menester reconocer que hubo avances en las legislaciones, el número de niños y niñas que trabajan viene aumentando como consecuencia del desempleo de los padres y la exclusión social.
Para erradicar el trabajo infantil son insuficientes las medidas de gobierno, porque se requiere que el conjunto de la sociedad tome conciencia y comprenda que se trata de un problema de todos.
Juan Pablo II predicó que el trabajo infantil era una ofensa para toda persona de bien y alentar esa situación era limitar la educación, la salud y la dignidad.
Los niños tienen el derecho a no trabajar, a estudiar, a jugar, a tener una infancia digna y plena… “el derecho a ser niños”, como enseñó la Madre Teresa de Calcuta.
Todas las formas de esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, como la venta y el tráfico de niños, la servidumbre y el trabajo forzoso u obligatorio de niños para utilizarlos en conflictos armados; la utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la prostitución, la producción de pornografía; la utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la realización de actividades ilícitas, en particular la producción y el tráfico de estupefacientes, son las peores formas de explotación. Señalar, recordar y hablar del tema es un buen inicio para tomar conciencia que es indispensable erradicar el trabajo infantil.


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