A los cadetes se les dificulta cumplir con la ordenanza
Las exigencias se basan en la ordenanza 11.201, sancionada en octubre del 2008, donde especifica que para prestar el servicio los mensajeros tendrán que estar inscriptos en Rentas, DGI y Municipalidad. El alto costo impositivo hace inviable para algunos la actividad.
Hace un año y medio entró en vigencia la ordenanza 11.201, tras meses de discutir el proyecto con los dueños de las mensajerías y los cadetes.
El HCD perseguía el objetivo de regular una actividad informal e irregular, como es este servicio tan esencial para la ciudad.
Con casi una década prestando servicios, en bicicletas y motos, el mensajero ya forma parte de la vida moderna, donde el tiempo siempre es escaso, y para resolver ese problema estará siempre el cadete, quien nos evitará colas en el IOSPER, farmacias, pago de impuestos, llevar el helado o las empanadas a domicilio y hasta el perro al veterinario.
Sin embargo no deja de ser una actividad de riesgo para los trabajadores del sector, que a veces para poder llegar a tiempo y cumplir con los pedidos, deben andar a altas velocidades y hasta obviar normas de tránsito elementales.
Por este motivo, la ordenanza contempla que los cadetes se capaciten en cursos de capacitación vial y buenas prácticas alimenticias, para contar con un conocimiento mínimo en cómo manipular los alimentos.
No obstante, con el incremento del monotributo, como prestador de servicio deben pagar 250 pesos por mes, sumado al impuesto municipal, DGR, el combustible, el pago del derecho para trabajar en la agencia y el mantenimiento del vehículo, un cadete tendrá un costo fijo que rondará los 800 pesos por mes.
No obstante, un cadete hoy en día trabajando de ocho a diez horas diarias está haciendo un promedio en bruto de 60 a 90 pesos, pero esos ingresos generalmente no se mantienen en el tiempo, sino que están supeditados a cuestiones estacionales, como vencimiento de pago de impuestos, días de mucho frío o el verano donde el servicio delivery se incrementa significativamente por el turismo y otros sólo trabajan de viernes a domingo, porque los demás días de la semana estudian.
Por qué la ordenanza se aplica parcialmente
La ordenanza municipal representa el tercer nivel de control. Si un cadete quiere ingresar a la economía informal, deberá inscribirse en la AFIP, luego en la DGR y al contar con esa documentación podrá iniciar los trámites en Tránsito Municipal para obtener la habilitación.
Algunos, en la desesperación por trabajar, se inscriben en el monotributo, pagan dos o tres cuotas para poder obtener la habilitación municipal, y luego dejan de pagar el impuesto nacional, generando una deuda que puede llevar a inhibirle la firma.
Esto hace que la ordenanza no se pueda cumplir al ciento por ciento, porque por los elevados costos fijos y la baja rentabilidad, los cadetes tienen que optar por pagar la obra social, la jubilación o -por ser una actividad tan irregular-, decidir llevar dinero para su sustento diario y de su herramienta de trabajo.
Para salir de este circulo vicioso, y que los cadetes puedan tener el beneficio de blanquear la actividad, es poder cooperativisar la actividad.
Sin embargo, generar la conciencia de trabajar en un sistema cooperativo lleva su tiempo, debido a que el mínimo exigido por los estatutos es de diez personas, donde todos tienen que tirar parejos en las buenas y en las malas, para que el equipo de trabajo no se deteriore en cuanto a las relaciones personales.
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