Cambalache costanero

También lo ineficaz que resultó esta tarea para muchos (demasiados) jóvenes turistas, que cruzaban por donde se les antojaba e incluso, improvisaban pasos de baile delante de los automóviles.
O marchaban totalmente conscientes de que lo hacían por la calle y a contramano, exponiéndose y exponiendo a los demás, que debían afanarse para no atropellarlos.
Para no perder la lamentable costumbre, se vieron muchos autos con jóvenes ya no asomados por las ventanillas, sino sentados en éstas, sacudiéndose con la música a todo volumen y al compás del tránsito. Y esto, como se dice, a pesar de la presencia de agentes de tránsito en varios puntos de la costanera, a los que lisa y llanamente ignoraban.
Como ignoraron los propietarios de los varios vehículos que dejaron sobre el césped de las plazoletas de Avenida Luis N. Palma, los que pudimos ver sin fajas que dieran cuenta del obrar de los empleados municipales. A esto sumemos las latas y botellas de bebidas alcohólicas dejadas como souvenires por todos lados, en una clara demostración de que aquí, aunque esté prohibido, se puede tomar en la vía pública hasta emborracharse.
Con todo lo expuesto (hay más, pero seríamos reiterativos) cabe preguntar si este cambalache costanero es una nueva moda, o es una usanza que quieren imponernos los que vienen cuatro días a hacer en Gualeguaychú lo que no está permitido en ningún lugar.
Es una pena que debamos insistir en algo que parecía, estaba camino a encauzarse. Al menos eso dijeron las autoridades municipales, y habiéndolo hecho público, se toma como un compromiso.
Habrá muchas cosas que se hicieron bien. De eso no hay dudas, porque de lo contrario estaríamos en todos los canales de TV nacionales. Pero la promesa de hacer respetar la ciudad, sus vecinos, nuestra cultura y forma de ser quedó en eso.
A tomar nota entonces y empezar a trabajar desde hoy para el feriado de carnaval de 2018.