Celebraciones por el día de la Patria
Mientras en el corsódromo todo eran preparativos para la fiesta que comenzaría a vivirse desde media mañana, cuando arribaran al lugar el Gobernador Gustavo Bordet y el Intendente Martín Esteban Piaggio junto a funcionarios y legisladores provinciales y nacionales, en la Plaza San Martín se desarrolló el primero de los actos de ayer, previo al Te Deum.
En este momento, en el que se rindió homenaje a los patriotas que gestaron y protagonizaron el 25 de Mayo de 1810 estuvieron, rodeando el monumento a San Martín, cientos de escolares, abanderados y escoltas, efectivos de las fuerzas de seguridad, de bomberos, del regimiento.
También formaron los integrantes de la Banda de la Policía de Entre Ríos y en el lugar de las autoridades, se ubicaron las locales y las provinciales que participaron del que fue el acto central de ayer, podría decirse, ya que Gualeguaychú fue elegida sede para esta celebración.
Estuvieron el Gobernador Gustavo Bordet, su esposa Mariel Ávila, la ministro de Gobierno y Justicia Rosario Romero, el secretario General de la Gobernación, Edgardo Kueider, los senadores nacionales Pedro Guillermo Guastavino y Alfredo De Angeli, el diputado nacional Juan José Bahillo, el senador provincial Nicolás Mattiauda, el diputado provincial Sergio Kneeteman, el Dr. Adrián Welp, en representación de la Justicia, el Jefe de Policía de la provincia, Comisario general Gustavo Maslein, el Jefe de Gendarmería Nacional, escuadrón 56, Juan Carlos Páez, la Presidenta del Consejo general de Educación Marta Irazábal de Landó, el asesor cultural de la provincia, Roberto Romani, el viceintendente Jorge Maradey, concejales, funcionarios municipales, veteranos de Malvinas, directivos docentes junto a sus delegaciones escolares, con sus abanderados y escoltas, y vecinos que quisieron participar de la celebración.
Con la Banda de música de la Policía de Entre Ríos interpretando la canción de saludo a la bandera, que conocemos como Aurora, porque pertenece a esta ópera del compositor y director argentino Héctor Panizza, Bordet y Piaggio izaron la Bandera en el mástil central.
Luego se invitó a cantar el Himno Nacional Argentino y al término de éste, a dirigirse a la Catedral San José, para participar de la celebración del Te Deum.
Ser como la sal
Ubicado en el atrio del templo, monseñor Héctor Luis Zordán recibió a los asistentes, saludando a todos y cada uno.
Adentro, el coro integrado por Silvina Hernández, Beatriz Gómez, Catalina Bellagamba, Candelaria Feldkamp, Alejandra Sack, Sergio Dalcol, Emanuel Zapata y Horacio Alonso, recibía a los asistentes a la celebración que compartirían poco después Monseñor Zordán, Monseñor Faifer y los sacerdotes Raúl Benedetti y Gregorio Nadal
Distribuida en todos los bancos, la Oración por la Patria impresa en una tarjeta, esperaba su turno.
Antes se dio lectura a un texto del profeta Ezequiel -Ez 37,1-6, “El valle de los huesos secos”- y al Evangelio de Mateo -Mt 5,13-16- “La sal de la vida” y basándose en éstos, Monseñor Zordán reflexionó en la homilía.
“¡Qué lindo volver a encontrarnos aquí, en esta casa que reúne a los creyentes en Jesús! ¡Qué bueno encontrarnos como hombres y mujeres de fe, para alabar y celebrar a Dios que ha hecho cosas grandes por nosotros a lo largo de la historia de nuestra Patria!”, saludó.
Enseguida consideró “en la primera lectura, del profeta Ezequiel, se nos ofrece una visión simbólica: el profeta que es llevado misteriosamente hasta un valle lleno de huesos resecos y desparramados, y es invitado a anunciarles que vivirán con una nueva vida que procede del soplo de Dios.
Es la imagen profética de la restauración del pueblo de Israel, pueblo elegido por Yavé, pueblo con el que Dios había hecho Alianza para siempre.
En este día en que conmemoramos el inicio del proceso de la formación de nuestro pueblo argentino queremos pedirle a Dios que esta profecía nos ilumine; ilumine nuestra historia y, sobre todo, nuestro futuro, como lo hizo en su tiempo con el pueblo de Israel en crisis”.
“Podemos preguntarnos si vinimos a esta celebración, al Tedeum, sólo por compromiso o protocolo, o si también dejamos un espacio en nuestro corazón para que Espíritu nos guíe... Si llegamos a descubrir que hoy “la mano del Señor se posó sobre mí” -sobre nosotros, sobre cada uno y nos trajo hasta aquí, ciertamente saldremos con la esperanza cierta de la restauración anunciada por Dios y tan esperada por el pueblo.
“No venimos a rezar -dijo más adelante y ya aludiendo a “la sal de la vida”- evadiéndonos de nuestras responsabilidades, sino con la convicción de que podemos ser “sal” y “luz”, asumiendo la misión que Jesús nos confía”.
¡Qué lindas las imágenes que usa el Señor para hablarnos de la incidencia positiva, iluminadora, constructiva del cristiano y del hombre y la mujer de buena voluntad en medio de una comunidad humana! Ser como la sal, que no se nota cuando está presente porque su presencia es muy discreta y respetuosa, pero que se nota muy bien cuando no está…”.
“Ser como la luz, de la que nos damos cuenta recién cuando falta...”, “Esa es nuestra misión! Es mi misión; es tu misión… Ser sal y luz en medio del mundo…”, invitó, “comprometernos con los hermanos, nuestros vecinos, aportando lo poco o mucho que podamos para la construcción de un mundo nuevo, de una nueva Patria, de una nueva ciudad, y asumiendo así nuestra vocación de ciudadanos del mundo y constructores de una nueva civilización del amor”.
Finalizada la homilía, se convocó a los presentes a retirar un obsequio preparado especialmente: pequeñas bolsitas con sal, para tenerlas como imagen de lo que se acababa de pedir.
Esto fue inesperado, no obstante las autoridades -que ocupaban los primeros bancos- comenzaron a acercarse y a ellos les siguieron los abanderados, los escoltas, la gente que se reunió a celebrar el Te Deum.
Pasado este momento, se convocó a rezar la Oración por la Patria y como rezo final, las voces se unieron en el Padrenuestro.
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