LOS DOCENTES EN PRIMERA PERSONA
“Demonizan la protesta porque nuestra realidad es invisible a los ojos del Estado”
El trabajo docente siempre ha sido territorio de opinión para todos los sectores de la sociedad. Los funcionarios, que fundan sus exigencias desde el desconocimiento, demandan mejor calidad educativa, y se lo prometen al pueblo a costa de nuestra explotación.
Por Melina Montenegro*
En sus demandas y discursos apelan al golpe bajo de siempre, la vulnerabilidad del derecho a la educación de los estudiantes y haciendo responsable a todo el cuerpo docente de atentar en contra de ese derecho.
Mientras hacemos un esfuerzo desmedido por estar a la altura de las necesidades de nuestros alumnos, que también han sido golpeados por la crisis, nuestros derechos como trabajadores se desdibujan.
Los funcionarios minimizan nuestro trabajo, juzgan nuestras medidas de fuerza, desoyen los reclamos, y extienden, desde la comodidad de su escritorio, nuevas circulares sobre cómo debemos trabajar, las nuevas tareas que debemos sumar a nuestro trabajo de aula para que sigamos realizando en casa con nuestros recursos. No les molesta meterse en nuestro bolsillo, no parece importarles afectar nuestra economía con los descuentos, porque no consideran que nuestro trabajo como educadores sea importante y se sienten libres de hacernos cualquier cosa, en una lógica de abuso.
Mientras nuestros alumnos, padecen junto con nosotros las condiciones edilicias de las escuelas, que a veces no tienen agua, luz ni ventanas funcionales para evitar el frío, estamos nosotros sosteniendo la escuela, con nuestros cuerpos y a costa de nuestra salud.
Nos atacan por manifestar abiertamente el malestar que nos genera trabajar en malas condiciones y con sueldos miserables. Demonizan la protesta y hacen oídos sordos a los pedidos, porque nuestra realidad es invisible a los ojos del Estado. Nos ubican en el lugar del enemigo.
Le ponemos el cuerpo a la educación por lo que es justo y corresponde, porque nuestra rabia es justa y necesaria para garantizar mejores condiciones de trabajo, mejores condiciones de aprendizaje, mejores condiciones para una vida con dignidad, porque es el derecho que el Estado, con sus políticas de ajuste y amenazas, no nos garantiza: el derecho a una vida digna.
El gobernador sale en los medios responsabilizando a los docentes del hambre de los alumnos, sin informarse antes de enfrentar a la prensa. Las escuelas con comedor siempre permanecen abiertas, durante todo el año garantizan el comedor aunque se haya visto ajustado el presupuesto de esas partidas.
La culpa del hambre la tienen otros, los que gestionan políticas en contra de los sectores populares, de la educación, de la cultura.
Nos pronunciamos en contra de las políticas de ajuste, en pos de un mejor salario para los trabajadores, con los derechos laborales garantizados, y para construir entre toda la comunidad un contexto amable para contener y atravesar las realidades del aula.
*Docente