Desde Alemania, con alegría y la responsabilidad de evangelizar
El sacerdote Diego Oscar Elola, de la Diócesis de Gualeguaychú, se encuentra ejerciendo el ministerio pastoral en la Arquidiócesis de Friburgo de Brisgovia, en el sur oeste alemán, en la sede parroquial y diocesana ubicada en la ciudad de Mannheim, unos 70 kilómetros al sur de Frankfurt.
Desde allí contó (a través de charlas telefónicas y el correo electrónico) que “hace casi tres años mantuve conversaciones con Monseñor Jorge Lozano, que hizo que pudiera venir a Alemania a encargarme de una de las parroquias de habla española, en este caso representando a los católicos que hablan nuestro idioma. Son 23 los países que manejan el español en el mundo y Lozano es conciente de la necesidad de apoyo de las personas involucradas en los movimientos migratorios, en este caso en Europa, por ello ha permitido que venga aquí”.
“Junto a esta tarea que vengo llevando a cabo con alegría -continuó- está el desafío de llevar adelante estudios teológicos a nivel universitario. Esto es posible luego de un proceso de más de un año y medio de estudio intensivo del idioma en la Universidad, y no sólo aprendiendo la gramática y la fonética, sino también todos los aspectos culturales, costumbres y particularidades especiales en esta región de Europa”.
Elola explicó “nuestra tarea como parroquia y sede idiomática es ante todo la evangelización, pero ante la crisis europea ayudamos a la integración de las personas de todo el mundo que, movidas por la necesidad, llegan a Alemania en busca de un porvenir mejor. Esto implica búsqueda de vivienda, cursos de integración, solución de miles de problemas que van surgiendo con visas, pasaportes, oficinas a donde hay que dirigirse, etc.”.
“Nuestro gran punto de encuentro son las misas dominicales y las distintas actividades parroquiales. Muchas veces nuestra misa española ha sido más concurrida que la misa alemana!!”, compartió sorprendido.
Estando afincado en ese país, cabía preguntarle por las peculiaridades con las que se ha encontrado, a lo que respondió “podríamos hablar mucho de la mentalidad alemana, que no se reduce a los puntos oscuros de la historia europea, como Adolf Hitler. La mentalidad alemana es también Johan Sebastian Bach, Schiller, Edith Stein, la Catedral de Colonia, sus Universidades, etc., por exponer desordenadamente la impresionante pléyade cultural que tiene este país”.
“La cultura alemana valora mucho la estabilidad, por ello la planificación de la vida familiar y personal no está atada al estrés típico a que estamos acostumbrados, por ejemplo, en la Argentina. Aquí uno puede confiar en los bancos, las obras sociales funcionan y prestan servicios increíbles, y si bien los sueldos generalmente son más altos que en otros países europeos, la mitad se va en impuestos, que se pagan sin quejas porque se ve claramente un retorno en servicios que funcionan”.
“Por supuesto que no es el cielo, porque también aquí hay gente corrupta”, afirmó para recordar el caso del Presidente Wulff, que debió renunciar al descubrirse que aceptó regalos y favores de empresarios alemanes.
“En este tipo de países impera una cultura del respeto mutuo, en donde se puede corroborar que "el orden" ordena también a las personas. A nadie se le ocurre no respetar las normas de tránsito, no pagar sus impuestos, porque también te curan de espanto a fuerza de multas”, resumió.
Imposible de soslayar, la renuncia de Benedicto XVI estuvo presente en la conversación.
Sobre ella Elola dijo “en estos días hemos recibido la noticia de la renuncia de Benedicto XVI, y más allá de especulaciones, esta realidad ha sido tomada con mucha tranquilidad. La interpretación que más circula es la de apoyar al Santo Padre en su decisión de retirarse al ver una disminución de sus fuerzas físicas. El sabe que en este mundo veloz y exigente sólo una mente lúcida no es suficiente para que la Iglesia dé una respuesta satisfactoria; la gran agenda papal de audiencias y viajes exige también fuerza corporal. La humanidad aprende del gran Benedicto un ejemplo de humildad para tantos líderes del mundo que no quieren ceder el poder a los demás. Su decisión es un mensaje a toda la iglesia en el que se ponen de relieve las palabras “el futuro es de Dios”, del mismo Benedicto”. Al finalizar, el sacerdote agradeció la posibilidad de contar su experiencia en el extranjero así como el hecho de poder estar viviéndola.
Por Silvina Esnaola
EL ARGENTINO
“Junto a esta tarea que vengo llevando a cabo con alegría -continuó- está el desafío de llevar adelante estudios teológicos a nivel universitario. Esto es posible luego de un proceso de más de un año y medio de estudio intensivo del idioma en la Universidad, y no sólo aprendiendo la gramática y la fonética, sino también todos los aspectos culturales, costumbres y particularidades especiales en esta región de Europa”.
Elola explicó “nuestra tarea como parroquia y sede idiomática es ante todo la evangelización, pero ante la crisis europea ayudamos a la integración de las personas de todo el mundo que, movidas por la necesidad, llegan a Alemania en busca de un porvenir mejor. Esto implica búsqueda de vivienda, cursos de integración, solución de miles de problemas que van surgiendo con visas, pasaportes, oficinas a donde hay que dirigirse, etc.”.
“Nuestro gran punto de encuentro son las misas dominicales y las distintas actividades parroquiales. Muchas veces nuestra misa española ha sido más concurrida que la misa alemana!!”, compartió sorprendido.
Estando afincado en ese país, cabía preguntarle por las peculiaridades con las que se ha encontrado, a lo que respondió “podríamos hablar mucho de la mentalidad alemana, que no se reduce a los puntos oscuros de la historia europea, como Adolf Hitler. La mentalidad alemana es también Johan Sebastian Bach, Schiller, Edith Stein, la Catedral de Colonia, sus Universidades, etc., por exponer desordenadamente la impresionante pléyade cultural que tiene este país”.
“La cultura alemana valora mucho la estabilidad, por ello la planificación de la vida familiar y personal no está atada al estrés típico a que estamos acostumbrados, por ejemplo, en la Argentina. Aquí uno puede confiar en los bancos, las obras sociales funcionan y prestan servicios increíbles, y si bien los sueldos generalmente son más altos que en otros países europeos, la mitad se va en impuestos, que se pagan sin quejas porque se ve claramente un retorno en servicios que funcionan”.
“Por supuesto que no es el cielo, porque también aquí hay gente corrupta”, afirmó para recordar el caso del Presidente Wulff, que debió renunciar al descubrirse que aceptó regalos y favores de empresarios alemanes.
“En este tipo de países impera una cultura del respeto mutuo, en donde se puede corroborar que "el orden" ordena también a las personas. A nadie se le ocurre no respetar las normas de tránsito, no pagar sus impuestos, porque también te curan de espanto a fuerza de multas”, resumió.
Imposible de soslayar, la renuncia de Benedicto XVI estuvo presente en la conversación.
Sobre ella Elola dijo “en estos días hemos recibido la noticia de la renuncia de Benedicto XVI, y más allá de especulaciones, esta realidad ha sido tomada con mucha tranquilidad. La interpretación que más circula es la de apoyar al Santo Padre en su decisión de retirarse al ver una disminución de sus fuerzas físicas. El sabe que en este mundo veloz y exigente sólo una mente lúcida no es suficiente para que la Iglesia dé una respuesta satisfactoria; la gran agenda papal de audiencias y viajes exige también fuerza corporal. La humanidad aprende del gran Benedicto un ejemplo de humildad para tantos líderes del mundo que no quieren ceder el poder a los demás. Su decisión es un mensaje a toda la iglesia en el que se ponen de relieve las palabras “el futuro es de Dios”, del mismo Benedicto”. Al finalizar, el sacerdote agradeció la posibilidad de contar su experiencia en el extranjero así como el hecho de poder estar viviéndola.
Por Silvina Esnaola
EL ARGENTINO
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