El plan de desarrollo urbano de Gualeguaychú está paralizado
La Unidad Promotora del Plan Urbano de la ciudad no se reúne al menos desde el último trimestre del año pasado.
El nuevo Estadio Municipal, el ex Frigorífico, el puente sobre el río Gualeguaychú para aliviar al Méndez Casariego, primero el Centro Cívico y luego el Palacio de Tribunales en la ex Terminal de Ómnibus, Plaza de Agua, darle destino al predio de la vieja Unidad Penal, la conexión vial de la ruta internacional 136 con la ruta nacional 14, el estadio de fútbol (traslado y construcción de uno nuevo), son algunos de los grandes anuncios que se formularon en su momento y que en la actualidad están “latentes”, por no decir paralizados. La única excepción acaso sean los avances vinculados con la Costanera Sur.
A principios de noviembre de 2010, el Ejecutivo Municipal firmó el Decreto Nº 2031/10, creando la Unidad Promotora para el Desarrollo Urbano Territorial. A partir de entonces, se sucedieron expectativas, se movilizaron a profesionales, reuniones y definiciones varias… pero pocas concreciones.
En ese acto, el intendente, Juan José Bahillo, hizo efectivo el nombramiento de su representante ante esa Unidad Promotora, y designó al arquitecto Héctor Domingo Carrazza, para que lleve adelante esas tareas, que incluía la construcción del diálogo político y ciudadano que permita enriquecer la planificación urbana de la ciudad.
En su momento se coincidió que era inteligente y elemental definir el desarrollo de la ciudad que crece a una tasa del diez por ciento en su población, cada diez años, que es considerada un polo industrial y con una fuerte apuesta al desarrollo turístico. Junto a ello, se iba a priorizar la definición de los espacios para implantar nuevos barrios de viviendas sociales, resolver el gran déficit habitacional que tiene Gualeguaychú y que en ese año fue estimado en tres mil familias sin techo propio según datos que había proporcionado el Instituto Autárquico de Planeamiento y Viviendas (IAPV).
Como ejemplo se sostuvo que la accesibilidad de la tierra y la ampliación de la promoción urbana en una forma ordenada, permitiría “no caer en los errores del pasado, como sucedió con los barrios del Oeste, donde hay una alta densidad de población por las características de diseño de los barrios Eva Perón y Francisco Ramírez”.
Esta Unidad Promotora del Plan Urbano se integró por los dos estamentos institucionales de la Municipalidad: el Ejecutivo y el Concejo Deliberante, que representan el máximo nivel de decisión que tiene una ciudad. Pero, la parálisis es lo que actualmente predomina.
Si en todo desarrollo urbano integral se requiere de normativas, acciones, gestiones y consensos, entonces es fundamental que el Estado sea visualizado como el mayor responsable de esa planificación urbana. Sin embargo, en la actualidad no se lo puede observar en un rol protagónico frente a estos temas.
En su momento, el propio Carrazza enumeró la lista de esos impactos urbanísticos (1): “El nuevo Estadio Municipal, el ex Frigorífico, el puente sobre el río Gualeguaychú para aliviar al Méndez Casariego, el Palacio de Tribunales en la ex Terminal de Ómnibus, Plaza de Agua, la Costanera Sur, darle destino al predio de la vieja Unidad Penal, la conexión vial de la ruta internacional 136 con la ruta nacional 14, entre tantos otros”.
A principios de noviembre de 2010, el Ejecutivo Municipal firmó el Decreto Nº 2031/10, creando la Unidad Promotora para el Desarrollo Urbano Territorial. A partir de entonces, se sucedieron expectativas, se movilizaron a profesionales, reuniones y definiciones varias… pero pocas concreciones.
En ese acto, el intendente, Juan José Bahillo, hizo efectivo el nombramiento de su representante ante esa Unidad Promotora, y designó al arquitecto Héctor Domingo Carrazza, para que lleve adelante esas tareas, que incluía la construcción del diálogo político y ciudadano que permita enriquecer la planificación urbana de la ciudad.
En su momento se coincidió que era inteligente y elemental definir el desarrollo de la ciudad que crece a una tasa del diez por ciento en su población, cada diez años, que es considerada un polo industrial y con una fuerte apuesta al desarrollo turístico. Junto a ello, se iba a priorizar la definición de los espacios para implantar nuevos barrios de viviendas sociales, resolver el gran déficit habitacional que tiene Gualeguaychú y que en ese año fue estimado en tres mil familias sin techo propio según datos que había proporcionado el Instituto Autárquico de Planeamiento y Viviendas (IAPV).
Como ejemplo se sostuvo que la accesibilidad de la tierra y la ampliación de la promoción urbana en una forma ordenada, permitiría “no caer en los errores del pasado, como sucedió con los barrios del Oeste, donde hay una alta densidad de población por las características de diseño de los barrios Eva Perón y Francisco Ramírez”.
Esta Unidad Promotora del Plan Urbano se integró por los dos estamentos institucionales de la Municipalidad: el Ejecutivo y el Concejo Deliberante, que representan el máximo nivel de decisión que tiene una ciudad. Pero, la parálisis es lo que actualmente predomina.
Si en todo desarrollo urbano integral se requiere de normativas, acciones, gestiones y consensos, entonces es fundamental que el Estado sea visualizado como el mayor responsable de esa planificación urbana. Sin embargo, en la actualidad no se lo puede observar en un rol protagónico frente a estos temas.
En su momento, el propio Carrazza enumeró la lista de esos impactos urbanísticos (1): “El nuevo Estadio Municipal, el ex Frigorífico, el puente sobre el río Gualeguaychú para aliviar al Méndez Casariego, el Palacio de Tribunales en la ex Terminal de Ómnibus, Plaza de Agua, la Costanera Sur, darle destino al predio de la vieja Unidad Penal, la conexión vial de la ruta internacional 136 con la ruta nacional 14, entre tantos otros”.
Su enumeración impresiona, porque en todos los casos implica inversiones millonarias. Por otro lado, se trata de construcciones urbanísticas que además de la inversión millonaria, requieren de obras complementarias, de análisis de impactos ambientales y sociales y esencialmente la articulación entre lo público y lo privado.
Si bien siempre se sostuvo que la dimensión de esta planificación iba a exceder el tiempo de una gestión de gobierno (e incluso ya excedió a varias), lo cierto es que su parálisis presente requiere de alguna explicación que está faltando.
El propio Carrazza sostuvo en su momento a EL ARGENTINO que “en todos los gobiernos se han realizado gestiones y cada uno sumó una nueva. Además, no hay que apurarse, porque lo importante es lograr entre tanta pluralidad de perspectiva, la mejor síntesis para el beneficio de la ciudad”.
Logros
Si bien para algunos puede parecer que se trata de proyectos casi faraónicos, hay que recordar que Gualeguaychú supo afrontar otros de similares dimensiones. La recuperación del corredor ferroviario es un claro ejemplo dado que hoy permite gozar de la Avenida Parque; la transformación de la vieja estación de trenes en un imponente Corsódromo que marca el ritmo del desarrollo turístico; se ha impactado de manera positiva la zona del Puerto; se logró evitar la construcción de los murallones de protección contra las inundaciones para tener hoy una Costanera vigorosa o la obra del Canal Clavarino y la propia Avenida Parque, son claros modelos de que es posible abordar estos frentes urbanísticos. Incluso la propia construcción del Hospital Bicentenario expresa que se está ante la obra más grande en términos presupuestarios y de impacto colectivo en toda la historia de la ciudad.
Público y privado
La creación de esta Unidad en su momento se destacó por la apertura con la que había nacido. La mejor tradición de Gualeguaychú fue siempre el Estado, los vecinos y las instituciones gestionando y traccionando juntas. Sin embargo, hoy prevalece la pasividad ante impactos urbanísticos que tienen una dimensión trascendental en la propia identidad de la ciudad.
Es cierto que así como los obras son titánicas y a su vez todas diferentes, las posibilidades para cada una de ellas son también distintas. Lo que por el momento no se visualiza son propuestas concretas para cada una de ellas y así no es fácil percibir el interés general, por más que algunas necesiten de la inversión del Estado, otras del protagonismo del privado e incluso están las que se formularán de manera mixtas.
Tres convenios, ninguna obra
A principios de 2008, el intendente firmó tres convenios con el entonces secretario de Planeamiento e Infraestructura, Guillermo Federik (2). En la actualidad esa área provincial tiene rango ministerial. Esos tres convenios estaban directamente relacionados con el desarrollo urbanístico de Gualeguaychú. El edificio del Centro Cívico, el nuevo puente sobre el río Gualeguaychú, y el predio del ex Frigorífico. ¿Qué pasó? Poco y nada.
El registro periodístico de EL ARGENTINO da testimonio de lo prometido. Ese acuerdo iba a permitir elaborar un plan maestro de puesta en valor del predio del ex Frigorífico, la ejecución de la obra del nuevo Centro Cívico y el proyecto del nuevo puente que uniría a la ciudad con Pueblo General Belgrano.
En su momento, la provincia se había comprometido a generar un Centro Cívico con “el objetivo de ordenar las distintas unidades funcionales y generar los ámbitos espaciales acordes para las diferentes reparticiones públicas de la ciudad, tanto provincial como municipal. De esta manera se generará un ámbito para el ciudadano y las administraciones, que concentrará y facilitará la realización de trámites. Este nuevo edificio se va a realizar en el predio de la vieja estación de ómnibus”, se sostuvo.
Más tarde, se cambió esa perspectiva y en ese predio se diseñó construir el Palacio de Tribunales, proyecto que también ha quedado paralizado, básicamente por la falta de actualización presupuestaria para llevarlo adelante.
Uso de la tierra
A principio de agosto de 2010 se desarrolló el encuentro de trabajo participativo del Consejo Consultivo Promotor del Plan de Desarrollo, presidido por la titular de la Secretaría de Planeamiento Urbano de entonces, Amalia Peroni (3).
En esa reunión (que era la tercera), se abordó una problemática común a todos los municipios entrerrianos: la imposibilidad que viven los vecinos para acceder a la vivienda o a un terreno para construir una casa. “Este es un déficit que no sólo deben enfrentar los sectores más desprotegidos, sino que abarca a gran parte de la comunidad”, se reconoció en ese entonces.
Allí se prometió que para el próximo encuentro, “desde Planeamiento se esbozarán propuestas concretas y definiciones en cuanto a estas cuestiones, para que del debate y del consenso de este equipo interdisciplinario surjan las definiciones que más se acerquen al perfil de ciudad que deseamos y que a su vez nos permitan ir dando soluciones a las problemáticas que día a día se nos presentan”. ¿Qué pasó luego? Poco y nada.
Plan de Desarrollo Urbano
En junio de 2010 la Municipalidad organizó las Primeras Jornadas del Proyecto “Hacia un Plan de Desarrollo Urbano”, elaborado por la Secretaría de Planeamiento.
En ese encuentro se expresó que “los que estamos acá hemos coincidido que la ciudad carece de un plan de desarrollo urbano” y se recordó que “en la campaña ya lo habíamos charlado, incluso entre los candidatos a la intendencia, con el compromiso de que el ganador debería llevarlo a cabo, responsabilidad que hoy me toca asumir y por eso estamos en ese camino”, recordó el actual intendente (4).
Previo a ello, el actual presidente del Honorable Concejo Deliberante, Carlos Caballier había encabezado una reunión con el coordinador de la Unidad Promotora para el Desarrollo Urbano Territorial, Héctor Domingo Carraza, en la cual participaron los concejales de los dos bloques (5).
Nuevamente se abordaron el destino que debería tener el ex Frigorífico, la Cancha de la Liga y el edificio de la Unidad Penal 2, así como el lugar donde se instalará el nuevo puente sobre el río Gualeguaychú.
En aquel entonces, EL ARGENTINO sostuvo que solamente se tenían “los títulos de los temas que se abordarán o están en análisis, pero no el contenido, lo que impide ampliar la base del debate y en consecuencia enriquecerlo. Encima la oposición tampoco ha emitido información sobre lo ocurrido” (6). Eso fue escrito hace 17 meses y tiene actualidad.
“En este marco, crece la sospecha de que los grandes temas de desarrollo urbano se sopesarán en cuatro paredes, se acordarán entre los dos bloques y luego se maquillará un debate para algo que se ha decidido de antemano. Eso no es participación ni mucho menos darle espacio al vecino para que aporte su perspectiva en la definición de los grandes destinos de la ciudad”, se criticó entonces.
Luego hubo una nueva reunión, esta vez presidida por el intendente, quien estuvo acompañado por Caballier y Carrazza, entre otros, donde se volvió a abordar la necesidad de poner en Valor los distintos predios urbanos de alto impacto en la ciudad (7).
En esa jornada se recordó que se habían realizado ya nueve encuentros para resolver la planificación de estos impactos urbanísticos y que era necesario ampliar el debate al seno de la comunidad porque “se trata de predios que son muy caros a los sentimientos de la comunidad y muchos tienen identificaciones que forman parte de la identidad de la ciudad” (8).
La tarea que queda por delante, tan sólo en los ejemplos señalados, es enorme, casi titánica. Pero no se debe perder tiempo, dado que el crecimiento urbano se da con el aumento espontáneo y desordenado de la población y de los elementos físicos como vivienda, infraestructura urbana y servicios públicos. Y ya se sabe, que cuando eso se deja librado al azar, prevalece el caos. Ningún desarrollo debe surgir de manera espontánea, he ahí lo estratégico de la planificación. Está claro que esa planificación debe ser liderada por la Municipalidad, pero no puede quedar encapsulada solamente en los despachos oficiales.
La infraestructura urbana (calles, redes eléctricas y de telefonía, alumbrado público, espacios de recreación, red de agua potable, etcétera) son indispensables, lo mismo que el equipamiento urbano (escuelas, semáforos, centros de salud, bibliotecas, entre otros). Por eso es importante dar participación a la comunidad, aprovechar su saber y su experiencia. Es natural que la población sea la causa fundamental del crecimiento de las ciudades. Gualeguaychú viene creciendo de manera considerable. Hay que lograr que ese desarrollo sea sustentable, es decir, con capacidad para seguir funcionando indefinidamente, sin que se decline o se agote o se sobrecarguen los recursos fundamentales y por los cuales el sistema urbano depende. Por eso llama la atención que desde octubre del año pasado, estos temas se encuentren silenciados.
Referencias
1) EL ARGENTINO del 13 de noviembre de 2010.
2) EL ARGENTINO del 18 de enero de 2008.
3) EL ARGENTINO del 1° de agosto de 2010.
4) EL ARGENTINO del 21 de enero de 2012.
5) EL ARGENTINO del 7 de enero de 2012.
6) Idem.
7) EL ARGENTINO del 9 de mayo de 2012.
8) Idem.
Por NAHUEL MACIEL
EL ARGENTINO
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