LOCALES
Kika Kneeteman: “Creo que en política no todo vale y para eso la sociedad debe ejercer su memoria moral”
Por Nahuel Maciel
EL ARGENTINO
Se llama Rubén Cayetano Kneeteman, pero todo el mundo, casi sin excepción, lo llama “Kika”. Nació el 4 de mayo de 1970 y vive en Larroque.
La escuela primaria y secundaria la transitó en su pueblo natal; mientras que su formación docente la realizó en Concepción del Uruguay. “Fue una experiencia muy fecunda también esa etapa en La Histórica”, pondera con memoria y emoción.
Se recibió de docente en 1989 y un año más tarde estaba dando clase en la zona del Delta. Una experiencia que implicaron 15 años como maestro isleño, y si bien vivía en la escuela –en ese Delta profundo-, para trasladarse hasta Villa Paranacito, que era el poblado más cercano, le insumía una hora en lancha.
Además de su dedicación a la docencia, Kika dedica su tiempo en trabajar con el Municipio para elaborar gestiones vinculadas con la solución ambiental del manejo de los residuos sólidos urbanos. Esos aportes son visibles en Urdinarrain, Larroque y Gualeguaychú, con gobiernos que tienen diferentes identidades políticas partidarias.
Reconoce sin desvalorizar la labor docente, que él se considera que fue formado por sus amigos. Entre ellos destaca particularmente Mingaché, grupo al que pertenece de reflexión ambiental “y al maestro mayor, sin ninguna duda, con quien he compartido mis últimos 25 años o más y que es Jorge Rulli, que fue el que más me ha afectado desde los afectos y desde la concepción de la vida”. Y, por supuesto, valora la formación y enseñanzas de vida recibida por parte de sus padres, por el cual no necesita que una ley le indique lo que está bien o está mal.
-¿Puede compartir su derrotero en la gestión pública?, sin contar la de docente, claro está.
-Mi incorporación al gobierno municipal tiene sus años. Si bien ya había trabajado con Silvio Baffico por el 2005-2006, me incorporo en enero de 2016, es decir, al mes de la asunción de la primera gestión del intendente Esteban Martín Piaggio. Desde entonces estoy trabajando de manera diaria con el actual secretario de Desarrollo Social, Salud y Ambiente, Martín Roberto Piaggio (quien se postula ahora como candidato a intendente por Más para Entre Ríos). En estos años ejercí diferentes roles. Al principio (2016) estuve como coordinador del EcoParque y en este último mandato como coordinador del Plan de Alimentación Sana, Solidaria y Saludable (PASSS) y también de la Reserva Las Piedras. Y de una manera menos formal, colaborando en la mesa de ambiente de manera integral.
-Cómo visualiza a Gualeguaychú en sus múltiples frentes de desarrollo: industrial, agropecuario, turístico, comercial, ambiental, universitario, entre otros.
-Lo veo desde dos lugares. Por un lado, siendo parte de un gobierno local y otra como un observador de Gualeguaychú. Estimo que esta segunda mirada es la que más interesa, aunque tampoco se contradicen. Soy de Larroque, pero puedo hacer una relación comparativa con Villaguay, Concepción del Uruguay, Concordia o cualquier ciudad de la provincia. Y en ese plano, Gualeguaychú saca una diferencia a favor de manera sustancial, sin desmerecer los esfuerzos de las demás localidades. No me refiero solo a los aciertos de un gobierno, sino a una mirada más histórica que ha tenido Gualeguaychú: su parque industrial, el carnaval asociado al turismo que han sido en su momento bisagras para el desarrollo. En ese marco se ilumina la lucha antipastera y en ese aspecto ha marcado generacionalmente y hoy los que gobiernan a la ciudad son hijos de esa lucha. Y todo eso llevarlo a aspectos puntuales de gobierno o gestión municipal: qué se hace con las cloacas, con los residuos, con la conexión al agua potable y entonces se comprenderá mejor por qué Gualeguaychú sobresale del resto.
-¿Por qué la gestión de los residuos siempre será un desafío para toda ciudad?
-Los residuos son, sin ninguna duda, un problema común que tienen todas las ciudades del mundo. A nivel planetario vemos islas de plásticos más grandes que algunos países. Es una enfermedad de la sociedad que después le pedimos al Estado que la resuelva. Y el Estado puede tener un nivel de compromiso, de acción, de disponer recursos para esa mejora, pero, siempre va a depender de la comunidad. Hay cosas que dependen solo del Estado y otras solo de la comunidad. Pero, desde la acción de gobierno hay una que es imposible si no hay una comunión y un ponerse de acuerdo. Y los residuos no tienen banderías y hacer las cosas bien en esta materia es hacer lo que es políticamente correcto. No se tocan intereses, excepto a los que hacen negocios con los residuos. Pero, en general, no es un elemento de discordia. En todo caso, a la discordia colaboramos todos nosotros con el daño que le hacemos al planeta, porque somos parte de una sociedad enferma de consumo. Y en época de crisis planetaria tan fuerte como puede ser lo climático o desde lo energético, nos permite hablar de una crisis de civilización que está llegando a su fin, acabando con la propia humanidad. El humano acabando con él mismo. Tirar energías, seas éstas residuos orgánicos; o tirar energías sean metales, plásticos, vidrios o lo que fuese es un nivel de demencia y esperamos que la gente vaya tomando consciencia y que los gobernantes sean cada día más responsables con lo que deciden y hacen. Pero, insisto: si la gente quema basura, si la gente no separa sus residuos y no hace bien las cosas, no hay demasiadas esperanzas. Y volviendo a este punto, Gualeguaychú es, sin duda, una punta en esto de ir abriendo caminos. Me reconforta ser parte de eso, de haber sido un actor de esa experiencia junto con los recuperadores, la decisión del intendente, de sus trabajadores municipales y de una comunidad donde algunos –cada vez son más- intentan hacer las cosas bien. Y, como lo señalé en su momento, hay varias cosas qué resolver en esta materia. Algunos entienden que es una forma de consumir; otro que es la forma de disponer los rechazos que nuestra vida deja y otras son las acciones de gobierno para intentar mitigar o remediar.
-Desarrollar cómo fue la experiencia del Plan de Alimentación Sana, Segura y Soberana (PASSS) y cuál es su horizonte de crecimiento o expansión; incluida la producción agroecológica y la Reserva Las Piedras.
-El Plan nace de una iniciativa política y eso está claro. Pero, tiene elementos que van dando los pasos para que ello ocurra. Es un camino a andar. Y lo más importante del gobierno municipal es haber puesto encima de la mesa algo que parece que “de eso no se habla”. La vez pasada daba una charla y hacía referencia a que los egipcios tenían leyes que determinaban que no se podían llevar lombrices de la cuenca del Nilo. Se imaginan a legisladores entrerrianos o concejales entrerrianos de cada pueblo discutiendo qué hacer con las lombrices. Entonces, el PASSS tiene mucho mérito en poner el timón o la brújula para priorizar cómo nos alimentamos, qué hablamos cuando decimos un alimento, qué es un alimento, cómo se producen. Y poner esto en discusión me parece que está bueno. Y mucho mejor si empezamos a tener medidas de acción, de acompañamiento, de capacitaciones y eso me parece algo central. Pienso que tarde o temprano todos harán un PASSS. Hace varios años hablar de residuos era hablar de enterramientos o quemas; y si bien es una práctica que todavía se ejerce en algunos lugares, convengamos que ya sabemos que es nocivo y que no es lo más recomendable. Todo el mundo sabe que cada vez es más necesario comprender que somos lo que comemos. Y, que cuando no decidimos eso, alguien decide por nosotros qué comemos. Eso está claro. Y la política de autonomías locales tiene que hablar de estas cosas, tienen que hacer estas cosas. Tienen que encararlas, hincar el diente… todavía estamos bastante lejos. De todos modos, Gualeguaychú comenzó a dar los primeros pasos en ese camino y espero que la comunidad y los gobernantes sepan consolidar ese recorrido. Por eso es un plan, porque es a largo plazo y requiere de constancias.
-¿Cómo visualiza el futuro de este mandato, teniendo en cuenta el resultado de las PASO?
-Independientemente de mi mirada crítica hacia el sistema político, en los próximos días Gualeguaychú definirá el destino como ciudad. Y ante un gobierno que goza de una buena calificación por parte de los vecinos, los periodistas, los profesionales, los trabajadores, no creo que eso se pueda trasladar automáticamente a un voto. Pero, confío que la gente defenderá con su voto a la ciudad. Y más allá de algunas cuestiones, me parece vergonzoso que alguien como Mauricio Davico tenga que cambiar su domicilio para ser intendente en una ciudad o pueblo distinto. No me refiero solo a la interpretación de los letrados. Voy a aprovechar esta pregunta para completar quiénes me formaron. A mí me formaron mis padres y desde entonces no necesito de una ley para saber lo que está bien o lo que está mal. Y si alguien cambió de domicilio para gobernar la ciudad de al lado, por lo menos deberías renunciar como intendente en la ciudad en la que estabas. No todo puede estar permitido o habilitado. Creo que Gualeguaychú en eso tendrá una memoria moral, independientemente de otras cosas. Creo que en política no todo vale. Lo sintetizaría así: creo que en política no todo vale y para eso la sociedad debe ejercer su reserva moral. Es más, sueño que algún día la gente comience a decir que no; sueño con una desobediencia mucho más fuerte de la que puedo expresar. Pero, bueno si su “jefecito” hace lo mismo, qué se puede esperar. Contaba antes que enseñaba en el Delta y ahora está la posibilidad que tengamos a un gobernador que no sabe los clubes que hay en Villa Paranacito, por más que diga que es de esa localidad. Tenemos casi la misma edad y nunca lo vi en un baile de la Fiesta de la Madera, no lo vi nunca. Ni tampoco hizo Carrozas Náuticas; pero puede ser que nos gobierne, pero no es entrerriano. De todos modos, hay que respetar la voluntad ciudadana.
-Más allá de esa decisión ciudadana, hay una valoración política.
-Por supuesto. Por eso siempre hay que respetar la decisión democrática. Observo que en Gualeguaychú se ha mantenido una línea entre todos los intendentes. Por citar ejemplos más contemporáneos Luis Leissa, Emilio Martínez Garbino, Daniel Irigoyen, Juan José Bahillo. Algunos nos podrán gustar más uno que otro; y todos han pertenecido a espacios y no siempre han sido iguales desde lo eleccionarios. Alguien podrá decir que tal intendente hizo más obras, que el otro fue más participativo, pero, me parece que todos han tenido una continuidad en fortalecer los méritos de Gualeguaychú. Como que han sostenido una política de Estado, como se suele decir y reclamar. Del mismo observo en Martín Roberto Piaggio porque trabajo en la diaria, con una tremenda capacidad política; una capacidad de escucha como pocos. Por eso veo en Martín Roberto una línea de continuidad en la transformación que ha caracterizado al gobierno de Martín Esteban. Además, tiene todos los puentes conectados entre lo filosófico y lo pragmático. Y cuando se habla de los valores en la política, hay que reconocer que el de los Piaggio ha sido muy honesto y eso no es un dato menor. Fue la primera charla que tuve con Martín Esteban cuando me invitó a ser parte del gobierno. Todos sabemos que nadie está exento de tener un empleado infiel, tanto en lo público como en lo privado. Pero, el gobierno de Gualeguaychú es un gobierno muy honesto y eso los vecinos lo saben y eso es un valor muy alto. Por supuesto, no alcanzan las honestidades para hacer política. Y me parece que lo otro que es muy fuerte en la comunidad es su mirada ambiental, que para muchos podrá ser incipiente a los cambios que está demandando el planeta; pero son muy buenos y necesarios. Por eso, a Gualeguaychú se la mira y se la considera como un faro. Sigo soñando que gane las elecciones Martín Roberto e imagino cosas en ese camino hacia el próximo gobierno y visualizo –por citar un ejemplo mínimo- una ciudad en bicicleta que no es lo mismo que bicisendas. Ojalá que esos pequeños pasos, que son enormes valores y que son toda una conducta, se puedan refrendar el 22 de octubre para consolidar lo hecho hasta ahora en los próximos cuatro años.