Narcóticos Anónimos y Nar-Anon necesitan más espacio por la demanda
El consumo de alcohol y drogas en la ciudad ha ido en aumento. Las personas que necesitan iniciar un proceso de desintoxicación y luego de superación de sus adicciones no encuentran demasiadas oportunidades. Aunque una de ellas es Narcóticos Anónimos y Nar-Anon con sus grupos de familias de personas en recuperación.
Esta institución funciona en Belgrano 123, en un espacio amplio que, debido a la demanda constante y en aumento, ya le es claramente insuficiente. Además, ese espacio que pertenece a la Municipalidad, debe ser compartido solidariamente con otros grupos como Renacer (padres con hijos fallecidos) o la Asociación Civil por Verdad y Justicia (Aciverjus) o los que trabajan para superar la obesidad o el tabaquismo, para nombrar a algunos de ellos.
En diálogo con EL ARGENTINO, Claudio (que lleva sin consumir –como él mismo lo contabiliza- 26 años, ocho meses y 16 días al viernes pasado) expuso esta situación crítica de Narcóticos Anónimos y de Nar-Anon. “Nuestra organización nunca le cerrará la puertas a nadie, todo lo contrario. Pero es evidente que necesitamos ampliar nuestros espacios porque la cantidad de gente que llega todas las semanas nos torna difícil continuar con las reuniones tal como las tenemos programadas”.
Estos grupos se reúnen los martes, jueves y sábados a las 20 a puertas cerradas, donde participan en espacios diferentes los familiares y amigos de adictos (Nar-Anon) y en otro espacio los adictos en recuperación (Narcóticos Anónimos). Además de los lunes y miércoles a las 14. Y los últimos jueves de cada mes, la reunión se hace abierta a la comunidad en general.
Mary (con 26 años, ocho meses y 17 días al viernes pasado) apunta: “Además tenemos un solo baño. Eso también es una gran dificultad si tenemos en cuenta por ejemplo, que el jueves pasado éramos más de 150 personas reunidas”.
Cristián y Andrea son un matrimonio que llevan más de 13 años participando de estos encuentros. Primero ella se acercó a buscar ayuda y tiempo después logró que su esposo concurriera a las reuniones. Desde entonces sus vidas han cambiado de manera rotunda: “Hemos recuperado la familia, cuidamos mejor a nuestros hijos y hemos cultivado una mejor actividad social”, coincidieron en indicar. Y eso lo lograron en este espacio, que hoy se presenta como insuficiente por la gran demanda que va teniendo.
“Una de nuestras características es que aquí no hay discriminación de ninguna naturaleza, pero no tenemos recursos económicos para afrontar la ampliación de los espacios. Por eso queremos compartir con la comunidad y las autoridades municipales esta necesidad, porque sabemos que entre todos, siempre la solución será más fácil”, recalcó Claudio.
Además de ampliar su actual sede, expresaron que están necesitando contar con un predio como una chacra para completar la recuperación. “El espacio verde es de vital importancia, porque además podremos trabajar la tierra, ejercer diversos oficios e incluso compartirlo como una recreación familiar”, apuntaron.
“La demanda viene creciendo a pasos agigantados, especialmente en los últimos años. Incluso hemos creado el grupo Naratin, que está destinado a familiares, es decir, a hijos de adictos que sean menores de 18 años y que no consuman y es crucial para fortalecer la prevención”, explicó Mary. Este grupo se reúne los sábado a las 10, pero no disponen de otra franja horaria, atento que ese espacio también debe ser compartido por otros grupos que se dedican a temáticas diferentes, aunque muy necesarias para fortalecer la esperanza y la vida.
“No nos quejamos por compartir estos espacios. Que no se nos mal entienda. Describimos una realidad que requiere de una intervención urgente, porque además de que el espacio nos queda chico, necesitamos de otros ambientes para que la persona que viene se sienta más resguardada en su intimidad, al compartir lo que le ocurre”, graficó Cristián.
“Es así. No podemos disponer del lugar con horarios extendidos porque hay otras actividades y grupos que comparten el mismo espacio. Por eso creemos que en caso de que no se pueda ampliar, tal vez podamos conseguir alguna vivienda con tres o más habitaciones”, propusieron.
“El lugar donde funcionamos (Belgrano 123) es propiedad del Municipio. Y las distintas gestiones de gobierno nos han dado tranquilidad para funcionar, al igual que la actual; porque todos comprenden la importancia de nuestra labor. Pero, justamente, como somos muchos los que damos testimonio que se puede derrotar a las adicciones, la demanda por parte de familiares y de adictos es cada vez mayor y ya no tenemos dónde ubicarnos”, reflejaron.
Claudio sostuvo que son conscientes de que todas las entidades que trabajan por el interés general y por amor al prójimo están llenas de necesidades y demandas. Pero insistió que la de ellos es una necesidad especial, “porque las adicciones han ido en aumento, atrapa a edades más tempranas y las padece tanto el adicto como sus seres queridos”. Y agregó que si ellos contaran con más espacio, el servicio podría ser más permanente, pero fundamentalmente con una mayor frecuencia. “Las reuniones para nosotros son vitales. Cada encuentro es una cita con la vida y por eso no podemos dejar de venir ni dejar de recibir a quien viene a atravesar nuestra puerta. Tenemos nuestros corazones abiertos y todos nosotros hemos atravesado el infierno. Por eso apelamos a esta esperanza, de poder ampliar este espacio que, para todos, es un gran hogar”, indicó Mary.
En Belgrano 123 saben que la tarea nunca será fácil, pero tampoco imposible. Saben que hay una oportunidad para derrotar a las adicciones. Ellos mismos son testimonios de esa esperanza. Ahora necesitan ampliar sus espacios. Nadie puede quedar indiferente.
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