Olla popular: “La pandemia la pasamos mal, pero ahora estamos peor, cada vez se suma más gente”
Todos los miércoles a las 18:00 un grupo de vecinos del barrio Munilla organiza una olla popular para 60 familias. Para algunos es la única comida del día.
La olla comenzó en el 2007 cuando aconteció la inundación grande que tapó a todo el barrio, en ese contexto, un grupo de vecinos decidió darle de comer a quienes se habían quedado custodiando sus casas.
“Empezamos a cocinar con el agua a los tobillos en un fogón y estamos en el 2023, y la gente se sigue sumando, e incluso vienen de otros barrios”, cuenta Javier, uno de los organizadores del proyecto solidario.
Durante toda la pandemia dieron de comer a un número importante de vecinos, en ese entonces, dadas las condiciones sanitarias, pasaban a buscar por las casas los recipientes, y luego repartían las viandas.
“En la pandemia la pasamos mal, pero ahora estamos peor, cada vez se me están sumando más gente a la olla porque hay hambre, la gente no llega a fin de mes, acá hay gente que este es el primer plato de comida que come y lo come a la noche”.
“Acá en el barrio hay mucha necesidad, hay madres con muchos hijos, con asignaciones que no les alcanzan, los alquileres cada vez suben más, esto es como una salvación para ellos”, explica Rocío, una de las mujeres que viene a dar una mano con la olla.
Cuenta que tiene cinco hijos y que para ella es una gran ayuda lo que se hace en el SUM del barrio, y es por eso que decide sumarse y colaborar. “Que vengan y te ofrezcan un plato de comida, para mí es muchísimo”, manifiesta.
En este sentido, Javier cuenta que son 10 personas las que forman parte de la organización y que se van turnando cada miércoles, excepto él que siempre intenta estar.
“Yo me crie en este barrio, conozco a la mayoría de las familias. Esta olla la sostenemos gracias a las donaciones. Tenemos una verdulería que nos provee, la parrilla Don Mario que nos habilita carne, estos chorizos los donó La Cantina del Náutico. Algunos miércoles nos donan cerdo, otras veces pollo, y así la vamos llevando”.
Cada familia que concurre para recibir la cena, está compuesta por aproximadamente 5 personas, pero hay algunas que son más numerosas, sobre todo se trata de madres solteras con sus hijos.
Además del hambre, una problemática que está muy presente en el barrio es la del consumo problemático de droga. Al respecto, Javier señala que cada vez se va agravando más: “Los ves y están como zombies. Acá esta la Casa de la Mujer, y el Hogar de Cristo, pero no sabemos cómo abordar ese tema, es muy complejo”.
Para Rocío que es madre, el tema le preocupa, sobre todo porque ella lo vivió en primera persona. “Me preocupa y me duele, porque yo estuve en consumo, y hoy estoy recuperada porque lo tengo a Javier que me ayudó”.
“La droga es un dolor eterno que tiene este barrio, es moneda corriente acá. Vos ves los chiquitos de 12, 14 años y pienso que mi hijo está pisando esa edad ´¿Qué hago? ¿Cómo terminamos esto? ´”.
“Mucho pasa por el apoyo familiar, y el de los amigos verdaderos. Pero acá un chico de 13, 14 años está consumiendo y nosotros hacemos esto de la comida para no tenerlos tanto en la calle”.
Finalmente, Javier reflexiona y dice: “Es complicado a nivel consumo, violencia y robos, pero es el consumo lo que los lleva a eso. Vos ves a las familias y es un flagelo, que no solo está en el Munilla, se ve en todo nivel social. De este lado pega más, a pesar de que toda la Argentina está pasando por una crisis, pero en este barrio se ve más porque hay cosas que a veces no alcanzan”.
Quienes deseen colaborar con la olla popular de los vecinos, puede comunicarse con Javier al 3446-571337, o se puede acercar todos los miércoles a las 18 al SUM ubicado en Chalup y Tala.