Piaggio: “Es la política la herramienta para que una sociedad logre una mejor calidad de vida”
Martín Esteban Piaggio nació el 28 de junio de 1978. Con 37 años de edad aspira a ser el próximo intendente de Gualeguaychú.
En 1996 inició la carrera de Medicina en la Facultad que depende de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), donde egresa con Medalla de Oro al mejor promedio en 2002. Además, su trayectoria académica es reconocida a través del prestigioso Premio “Joaquín V. González” que otorga la UNLP a los tres mejores promedios de todas sus facultades.
Más tarde realiza una especialidad de cuatro años en el conocido Hospital Policlínico de La Plata y en San Pablo, Brasil, profundiza la especialización en cirugía, además de una maestría en Salud Pública en la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Actualmente, además de haber estado ocho años en la gestión pública Municipal al frente de un área sensible como Salud y de ser precandidato a intendente por el Frente para la Victoria, se encuentra finalizando la carrera de Abogacía en la Universidad Siglo XXI.
En el diálogo con EL ARGENTINO, repasa algunos hitos que lo llevaron a la decisión de ponerse a consideración de los vecinos y anticipa algunas iniciativas para la ciudad que se viene después del 10 de diciembre.
-Usted finaliza en 2008 la maestría en Salud Pública en la UBA y decide regresar a la ciudad.
-Cuando me fui a estudiar a La Plata en 2002 sabía que la opción de vida, más allá de las oportunidades profesionales, iban a estar vinculadas con mis raíces, mi familia y mi comunidad. En 2008 Juan José Bahillo me convoca para que lo acompañe en su primera etapa de gestión en la Municipalidad.
-Desde 2008 a la fecha es evidente la prioridad que la gestión le otorga al tema sanitarista. ¿Cómo fueron los comienzos?
-Sabíamos que sería más difícil desarrollar una política sanitaria si antes no se jerarquizaban los Centros de Salud Primaria de Salud (Caps). Y eso no implicaba solamente atender la puesta en valor de la infraestructura, que es muy importante; sino dotarlo de mejores servicios médicos y eso obligó a contratar a más profesionales y emprender una capacitación permanente como concepto básico. El objetivo no eran los Caps, sino fortalecer la política sanitaria como una conquista de derechos. Asumimos con cinco Caps incipientes y hoy estamos construyendo el número diez. Y lo más importante es que se universalizaron todos los servicios y todas las prestaciones.
-¿Explique mejor en qué consiste esa universalización de la prestación del servicio?
-Fue implementar servicios que no estaban y en aquellos que sí contaban, universalizarlos, es decir, que estén al alcance inmediato de quienes lo necesitan. Eso implicó desarrollar servicios como ginecología en todos los Caps con todos sus servicios, odontología, psicólogos y todas las especialidades como pediatría, nutricionistas, médico clínico, promotores de salud. Algunas de estas especializadas estaban solamente en un Caps y con nosotros estuvieron en todos. Y en otros casos, que son numerosos, incluso implementamos por primera vez algunos servicios.
-Una de las consecuencias de la debacle del 2000-2001 se percibieron con más nitidez muchos años después. Por ejemplo, en años posteriores se exteriorizaron en la población muchas situaciones de inestabilidad emocional y un deterioro en la salud mental…
-Lo interrumpo porque comparto esa lectura. En los años posteriores a esa gran crisis, se vivieron muchas depresiones, suicidios, evasiones a través de la adicción. Y por eso nos vimos obligados a implementar algo que en los servicios de atención primaria no existía como las áreas de contención en materia de salud mental. En esto podemos decir que la gestión de Bahillo fue también innovadora. Así nació el Centro de Salud Mental y Adicciones (Cesama), que está articulado con un gabinete central integrado por más de diez profesionales y atienden las demandas que van surgiendo de cada uno de los Caps; además de dar respuestas a estamentos ajenos al Municipio como la Justicia, la Educación, el Consejo Provincial del Menor y la Familia e incluso el propio Hospital Centenario. Es bueno destacar esta iniciativa, porque antes esto no estaba siquiera contemplado para el primer nivel de atención de la salud; y Gualeguaychú fue pionera en esta materia e incluso hoy es vanguardia.
-Del mismo modo que se innovó con la salud mental en el primer nivel de atención de la salud, desde 2008 se puso de manifiesto algo que ningún intendente quiso abordar antes y que es la desnutrición infantil.
-Esa fue una decisión valiosa y valiente en términos políticos. A la mayoría le era por lo menos incómodo hablar de desnutrición, por la carga que implica ese concepto que refleja una realidad dolorosa o hiriente en términos de justicia social. Por eso fue oportuno que en la ciudad se tomara conciencia de esa realidad y así poder abordarla de manera responsable desde lo político y desde lo médico. Hasta entonces un niño con problemas de nutrición no tenía dónde superar esa situación de manera sistemática e integral. Así dimos inicio en agosto de 2008 al Abordaje Municipal Interdisciplinario de la Nutrición Infantil (Amini) con el objetivo de darle una respuesta a la problemática a esos trastornos nutricionales. Más de cien profesionales realizan una labor interdisciplinaria, teniendo en cuenta que las causas de la desnutrición son múltiples, no es sólo la falta de alimento. En marzo de 2009 hicimos el primer Ateneo del Amini, donde mostramos una radiografía y en septiembre de ese año mostramos la segunda foto que graficaba números crecientes. Desde 2009 hasta la fecha ese número viene disminuyendo de manera ostensible y nos permitió también abordar otra realidad vinculante como es la obesidad infantil. Esa curva de descenso se da por la positiva influencia de la Asignación Universal por Hijo.
-¿En qué momento sintió que quería ser intendente de la ciudad?
-Más que un momento determinado, tengo circunstancias vividas. Ya en mi época de estudiante expreso la necesidad de ser militante social, es decir, canalizar el compromiso colectivo junto a los demás. Y en mis años de especialización médica, si bien sentía que incorporaba un saber esencial para el desarrollo, sentía que siempre me faltaba algo. Estoy convencido que es la política la herramienta para que una sociedad logre una mejor calidad de vida. Pero, ante la exigencia de una mayor precisión, ubico la decisión en 2011. Cuando (Juan José) Bahillo está finalizando su primera gestión como intendente, me replanteo qué hacer. Él me invitó a renovar el compromiso en la gestión y lo acepté sabiendo que debía desarrollar un proyecto político con base social. Así le hice el planteo y Juanjo, que en eso es muy generoso, me alentó. Y dos años más tarde, en 2013, le manifiesto de manera directa que tengo intenciones de ser intendente.
-De todos modos usted es parte de una generación a la que inculcaron que la política era fea, mala y sucia. Justamente, para alejar a los jóvenes de la política.
-También comparto ese concepto. Provengo de un hogar muy humilde. Incluso mis padres estudian y se hacen profesionales de manera tardía, aunque también es cierto que nunca es tarde para estudiar. Mi padre es hijo de un carpintero y mi madre hija de un albañil y de una costurera.
-Se quedó en silencio…
-Me vino un recuerdo muy personal.
-¿Lo puede compartir?
-Lo intentaré. Siempre cuento, como una enseñanza de vida, que mi mamá hasta los 19 años de edad vivió en una casa con piso de tierra, pero que era todo un hogar. Y con esfuerzo, porque todo le fue cuesta arriba, se recibió de abogada y llegó a ser jueza. Y mi padre, que también creció en una familia de laburantes, llegó a recibirse de ingeniero. Y lo hicieron de grandes. Me eduqué en esa familia humilde, pero rica en valores. Y lo relacioné porque crecí también recibiendo el mensaje de que no había que involucrarse en política, que había que centrarse en el progreso personal. Por eso estoy convencido de la cultura del esfuerzo, tan necesaria para cualquier crecimiento. Pero en mi caso, eso era un aspecto, porque siempre sentí que ese esfuerzo también nos debe obligar a transformarlo en algo colectivo.
-Pasemos a alguna propuesta de las muchas que implica un plan de gobierno. Por ejemplo, ¿qué piensa en materia turística?
-Consolidar lo hecho, por ejemplo, el concepto de que el primero que debe gozar de la ciudad es el vecino y también la alianza elogiosa entre lo público y lo privado. Como ciudad tenemos la posibilidad de albergar a todos los públicos, pero para eso se debe priorizar una planificación y favorecer la integración de los distintos prestadores. Pensamos en crear una agenda turística única para no superponer esfuerzos y que cada actividad se potencie en vez de anularse. Y junto con esto, una fuerte inversión en espacios públicos, en la creación del Museo del Carnaval, en la continuidad de la Costanera Sur, el paseo del ex Frigorífico. Estamos trabajando para hacer el barrio artístico del Carnaval, cuya propuesta es de Titi Pauletti y que nos parece un aporte muy valioso. También crearemos el teatro del Carnaval, donde todos los meses las comparsas puedan ofrecer funciones y así permitir que esta pasión no sea estacional sino de todo el año. Son muchas las medidas e iniciativas.
-La última. Gualeguaychú es una ciudad que tiene como fortaleza algo más que su ubicación geográfica, que es inamovible. Es una ciudad industrial, agropecuaria, comercial, turística y de servicios… es una ciudad de la cultura y ambiental. ¿Por dónde innovaría su crecimiento?
-Por cada uno de estos sectores o perfiles, pero sumando uno que ya ha nacido en esta gestión y que debe desarrollarse y crecer como una política de Estado: el perfil de ciudad universitaria que se logrará con el Polo Educativo en el predio del ex Frigorífico. Y esto está nuevamente vinculado en la alianza entre lo público y lo privado. Por eso creo que es el perfil universitario el que podrá sostener y darle innovación a todos los demás. Esa es la Gualeguaychú que se viene si el 10 de diciembre asumo como intendent
Por Nahuel Maciel
EL ARGENTINO
Más tarde realiza una especialidad de cuatro años en el conocido Hospital Policlínico de La Plata y en San Pablo, Brasil, profundiza la especialización en cirugía, además de una maestría en Salud Pública en la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Actualmente, además de haber estado ocho años en la gestión pública Municipal al frente de un área sensible como Salud y de ser precandidato a intendente por el Frente para la Victoria, se encuentra finalizando la carrera de Abogacía en la Universidad Siglo XXI.
En el diálogo con EL ARGENTINO, repasa algunos hitos que lo llevaron a la decisión de ponerse a consideración de los vecinos y anticipa algunas iniciativas para la ciudad que se viene después del 10 de diciembre.
-Usted finaliza en 2008 la maestría en Salud Pública en la UBA y decide regresar a la ciudad.
-Cuando me fui a estudiar a La Plata en 2002 sabía que la opción de vida, más allá de las oportunidades profesionales, iban a estar vinculadas con mis raíces, mi familia y mi comunidad. En 2008 Juan José Bahillo me convoca para que lo acompañe en su primera etapa de gestión en la Municipalidad.
-Desde 2008 a la fecha es evidente la prioridad que la gestión le otorga al tema sanitarista. ¿Cómo fueron los comienzos?
-Sabíamos que sería más difícil desarrollar una política sanitaria si antes no se jerarquizaban los Centros de Salud Primaria de Salud (Caps). Y eso no implicaba solamente atender la puesta en valor de la infraestructura, que es muy importante; sino dotarlo de mejores servicios médicos y eso obligó a contratar a más profesionales y emprender una capacitación permanente como concepto básico. El objetivo no eran los Caps, sino fortalecer la política sanitaria como una conquista de derechos. Asumimos con cinco Caps incipientes y hoy estamos construyendo el número diez. Y lo más importante es que se universalizaron todos los servicios y todas las prestaciones.
-¿Explique mejor en qué consiste esa universalización de la prestación del servicio?
-Fue implementar servicios que no estaban y en aquellos que sí contaban, universalizarlos, es decir, que estén al alcance inmediato de quienes lo necesitan. Eso implicó desarrollar servicios como ginecología en todos los Caps con todos sus servicios, odontología, psicólogos y todas las especialidades como pediatría, nutricionistas, médico clínico, promotores de salud. Algunas de estas especializadas estaban solamente en un Caps y con nosotros estuvieron en todos. Y en otros casos, que son numerosos, incluso implementamos por primera vez algunos servicios.
-Una de las consecuencias de la debacle del 2000-2001 se percibieron con más nitidez muchos años después. Por ejemplo, en años posteriores se exteriorizaron en la población muchas situaciones de inestabilidad emocional y un deterioro en la salud mental…
-Lo interrumpo porque comparto esa lectura. En los años posteriores a esa gran crisis, se vivieron muchas depresiones, suicidios, evasiones a través de la adicción. Y por eso nos vimos obligados a implementar algo que en los servicios de atención primaria no existía como las áreas de contención en materia de salud mental. En esto podemos decir que la gestión de Bahillo fue también innovadora. Así nació el Centro de Salud Mental y Adicciones (Cesama), que está articulado con un gabinete central integrado por más de diez profesionales y atienden las demandas que van surgiendo de cada uno de los Caps; además de dar respuestas a estamentos ajenos al Municipio como la Justicia, la Educación, el Consejo Provincial del Menor y la Familia e incluso el propio Hospital Centenario. Es bueno destacar esta iniciativa, porque antes esto no estaba siquiera contemplado para el primer nivel de atención de la salud; y Gualeguaychú fue pionera en esta materia e incluso hoy es vanguardia.
-Del mismo modo que se innovó con la salud mental en el primer nivel de atención de la salud, desde 2008 se puso de manifiesto algo que ningún intendente quiso abordar antes y que es la desnutrición infantil.
-Esa fue una decisión valiosa y valiente en términos políticos. A la mayoría le era por lo menos incómodo hablar de desnutrición, por la carga que implica ese concepto que refleja una realidad dolorosa o hiriente en términos de justicia social. Por eso fue oportuno que en la ciudad se tomara conciencia de esa realidad y así poder abordarla de manera responsable desde lo político y desde lo médico. Hasta entonces un niño con problemas de nutrición no tenía dónde superar esa situación de manera sistemática e integral. Así dimos inicio en agosto de 2008 al Abordaje Municipal Interdisciplinario de la Nutrición Infantil (Amini) con el objetivo de darle una respuesta a la problemática a esos trastornos nutricionales. Más de cien profesionales realizan una labor interdisciplinaria, teniendo en cuenta que las causas de la desnutrición son múltiples, no es sólo la falta de alimento. En marzo de 2009 hicimos el primer Ateneo del Amini, donde mostramos una radiografía y en septiembre de ese año mostramos la segunda foto que graficaba números crecientes. Desde 2009 hasta la fecha ese número viene disminuyendo de manera ostensible y nos permitió también abordar otra realidad vinculante como es la obesidad infantil. Esa curva de descenso se da por la positiva influencia de la Asignación Universal por Hijo.
-¿En qué momento sintió que quería ser intendente de la ciudad?
-Más que un momento determinado, tengo circunstancias vividas. Ya en mi época de estudiante expreso la necesidad de ser militante social, es decir, canalizar el compromiso colectivo junto a los demás. Y en mis años de especialización médica, si bien sentía que incorporaba un saber esencial para el desarrollo, sentía que siempre me faltaba algo. Estoy convencido que es la política la herramienta para que una sociedad logre una mejor calidad de vida. Pero, ante la exigencia de una mayor precisión, ubico la decisión en 2011. Cuando (Juan José) Bahillo está finalizando su primera gestión como intendente, me replanteo qué hacer. Él me invitó a renovar el compromiso en la gestión y lo acepté sabiendo que debía desarrollar un proyecto político con base social. Así le hice el planteo y Juanjo, que en eso es muy generoso, me alentó. Y dos años más tarde, en 2013, le manifiesto de manera directa que tengo intenciones de ser intendente.
-De todos modos usted es parte de una generación a la que inculcaron que la política era fea, mala y sucia. Justamente, para alejar a los jóvenes de la política.
-También comparto ese concepto. Provengo de un hogar muy humilde. Incluso mis padres estudian y se hacen profesionales de manera tardía, aunque también es cierto que nunca es tarde para estudiar. Mi padre es hijo de un carpintero y mi madre hija de un albañil y de una costurera.
-Se quedó en silencio…
-Me vino un recuerdo muy personal.
-¿Lo puede compartir?
-Lo intentaré. Siempre cuento, como una enseñanza de vida, que mi mamá hasta los 19 años de edad vivió en una casa con piso de tierra, pero que era todo un hogar. Y con esfuerzo, porque todo le fue cuesta arriba, se recibió de abogada y llegó a ser jueza. Y mi padre, que también creció en una familia de laburantes, llegó a recibirse de ingeniero. Y lo hicieron de grandes. Me eduqué en esa familia humilde, pero rica en valores. Y lo relacioné porque crecí también recibiendo el mensaje de que no había que involucrarse en política, que había que centrarse en el progreso personal. Por eso estoy convencido de la cultura del esfuerzo, tan necesaria para cualquier crecimiento. Pero en mi caso, eso era un aspecto, porque siempre sentí que ese esfuerzo también nos debe obligar a transformarlo en algo colectivo.
-Pasemos a alguna propuesta de las muchas que implica un plan de gobierno. Por ejemplo, ¿qué piensa en materia turística?
-Consolidar lo hecho, por ejemplo, el concepto de que el primero que debe gozar de la ciudad es el vecino y también la alianza elogiosa entre lo público y lo privado. Como ciudad tenemos la posibilidad de albergar a todos los públicos, pero para eso se debe priorizar una planificación y favorecer la integración de los distintos prestadores. Pensamos en crear una agenda turística única para no superponer esfuerzos y que cada actividad se potencie en vez de anularse. Y junto con esto, una fuerte inversión en espacios públicos, en la creación del Museo del Carnaval, en la continuidad de la Costanera Sur, el paseo del ex Frigorífico. Estamos trabajando para hacer el barrio artístico del Carnaval, cuya propuesta es de Titi Pauletti y que nos parece un aporte muy valioso. También crearemos el teatro del Carnaval, donde todos los meses las comparsas puedan ofrecer funciones y así permitir que esta pasión no sea estacional sino de todo el año. Son muchas las medidas e iniciativas.
-La última. Gualeguaychú es una ciudad que tiene como fortaleza algo más que su ubicación geográfica, que es inamovible. Es una ciudad industrial, agropecuaria, comercial, turística y de servicios… es una ciudad de la cultura y ambiental. ¿Por dónde innovaría su crecimiento?
-Por cada uno de estos sectores o perfiles, pero sumando uno que ya ha nacido en esta gestión y que debe desarrollarse y crecer como una política de Estado: el perfil de ciudad universitaria que se logrará con el Polo Educativo en el predio del ex Frigorífico. Y esto está nuevamente vinculado en la alianza entre lo público y lo privado. Por eso creo que es el perfil universitario el que podrá sostener y darle innovación a todos los demás. Esa es la Gualeguaychú que se viene si el 10 de diciembre asumo como intendent
Por Nahuel Maciel
EL ARGENTINO
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