Opinión
Qué le estamos haciendo al Acuífero Guaraní
El Acuífero Guaraní es uno de los mayores reservorios de agua dulce del planeta. Quienes lo han estudiado han aclarado no es un yacimiento ni un lago subterráneo, sino agua que corre y se extiende bajo los territorios de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay y posee áreas de recarga y descarga.
Se trata de un sistema hídrico muy poco estudiado en la Argentina pero que representa uno de los recursos más importantes en términos estratégicos para la vida misma. Cualquier planificación a mediano y largo plazo debe contemplar este recurso, en el rubro que sea.
Con el tema agua, la realidad planetaria es dramática. Se sabe a ciencia cierta que sólo el 2,5 por ciento del agua en todo el mundo es dulce y por lo tanto irremplazable para la vida humana. Los pronósticos sobre este recurso son también dramáticos y se expresa en índices que son catastróficos: se estima que en el 2025 (faltan trece años) más de tres mil millones de personas, de las cuales la inmensa mayoría será de países en vías de desarrollo, padecerán la falta de agua. En la actualidad, se calcula que una de cada cuatro personas carece de acceso a este vital elemento.
Urge convertir el acceso al agua en un derecho humano y para ello es preciso contar con legislaciones y marcos jurídicos que garanticen su consumo.
No alcanza solamente con la previsión de acceder al agua dulce hoy, sino también modelar paradigmas para que las generaciones futuras también puedan tener acceso.
Lamentablemente, todavía no prevalece el paradigma que proteja de manera integral las fuentes de agua. Prueba de ello es el triste papel que jugó la Corte Internacional de Justicia con la pastera Botnia o la lentitud de las distintas Justicias a la hora de sancionar a quienes contaminan y los fuertes rumores de que otra mega planta se instale en el Uruguay.
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