Se inauguraron los dos barrios que permiten trasladar el asentamiento de Primero de Mayo y Montana
Emoción y conmoción. Dignidad y fundamento. Esperanzas y expectativas. Realidad y confianza.
Así se vivió ayer en Costa Uruguay Sur la inauguración en simultáneo de los barrios “Toto Irigoyen” y “Anhelando sueño” (bulevar De María y San Juan) que permiten afirmar que Gualeguaychú es la primer ciudad del país que transforma los asentamientos en unidades de colonias productivas, generando simultáneamente techo, pan y trabajo.
¿Cuál es el vínculo que permite que un problema individual sea en rigor una problemática colectiva? La respuesta es múltiple, pero tal vez el “rebelarse” frente a la injusticia y el “revelarse” ante la esperanza es lo que permita acercarse un poco más al umbral de la solidaridad, de la equidad, de la oportunidad que no siempre estuvo al alcance de la mano de los que menos tienen y tal vez más sufrían. Movilidad social. Esa es otra clave para comprender tanta emoción contenida en las 95 familias que ayer pasaron de vivir de manera precaria a propietarios de una vivienda, que además los hace hacedores de un surco a través del Prohuerta del Inta.
El intendente Juan José Bahillo y el titular de la Unidad Ejecutora de Programas Especiales, Daniel Irigoyen, recibieron al vicegobernador José Cáceres y a intendentes de localidades vecinas para compartir tal vez uno de los actos de gobierno más conmovedores que la historia de la última década recuerde.
Los adjudicatarios, muchos de ellos integraron las cooperativas de trabajo que construyeron las viviendas que hoy ocupan, se ubicaron en el frente, en una tarima improvisada que hizo de palco principal. A la distancia se podía observar a varios grupos de niños haciendo lo que más les gusta: jugar.
“No estamos inaugurando un barrio más, sino un proyecto de vida”, expresó Bahillo. Luego de repasar la historia de la gestión para llegar a esta obra, reconoció que erradicar los asentamientos “es una tarea que a todo municipio le queda grande y por eso se necesita del acompañamiento y del compromiso de la provincia y de la Nación”.
Dio cuenta que en sus casi siete años de gestión entregó casi 900 viviendas y que sumadas a las proyectadas para el año que viene, se habrán construido 1.500. “La inclusión se extiende”, resumió para aclarar que “nadie tenga el prejuicio que se le ha quitado algo, porque estos barrios se hacen con recursos que sí o sí tienen que estar destinados para este propósito”.
“La situación de familias viviendo en asentamientos, en condición casi indigna, sin los servicios básicos de agua y cloaca, sin un techo digno, es una circunstancia que siempre nos duele y que no queremos para ninguno de nuestros vecinos, que no merece nadie en esta provincia ni en esta Argentina que ha hecho tanto para incluir y contener. Hoy Gualeguaychú es la primera ciudad de la provincia que da las herramientas para transformar esa realidad en un proyecto de vida”, recalcó.
Gualeguaychú comenzó ayer a escribir un capítulo más fecundo en materia de dignidad ciudadana. Los asentamientos, esos caseríos marginales que se caracterizan por el deterioro urbano, las altas tasas de pobreza extrema, el analfabetismo y el desempleo o la falta de acceso a elementales servicios, comienzan a quedar lejos. Y lo que se visualiza son viviendas rurales, con sus huertas y corrales para animales de granja, transformando el hacinamiento urbano en una colonización rural.
Atrás quedará esa realidad sombría para habitar otra que se presenta como luminosa. “Hoy Gualeguaychú es un poco más digna y justa”, sostuvo el intendente.
Por su parte, Daniel Irigoyen, destacó que es importante “animarse a pensar distinto”. Compartió la experiencia de las cooperativas de trabajo que debieron incluir a un miembro de la familia beneficiada y hoy de esa experiencia han nacido nuevas cooperativas que están construyendo otras viviendas. Y dio cuenta que en la provincia están trabajando con la misma dinámica en 105 Juntas de Gobierno y en 55 localidades para dar una dimensión de la tarea emprendida.
Es que el acceso a la tierra y la vivienda hacen al hábitat, pero también a la seguridad alimentaria y nutricional de las familias. De esto se trata esta iniciativa, que incluso podrá generar mercados de proximidad entre quienes producen con sus manos y quienes consumen alimentos procurando calidad y precio.
El vicegobernador José Cáceres confesó que él vive en Paraná “y siento una envidia con Gualeguaychú, porque aquí se comenzó a eliminar los asentamientos”.
Seguidamente, mostró orgullo porque el gobierno provincial genera políticas de desarrollo territorial que permiten reducir las asimetrías en infraestructura, acceso a la vivienda, tierra, educación, cultura y recursos, que hacen realidad que las familias puedan vivir dignamente.
Infraestructura
Aquí, cada vivienda se construyó de acuerdo a las necesidades de cada familia. Así hay viviendas con dos, tres, cuatro y cinco habitaciones, todas con galería y terreno más que suficientes para hacer huertas y tener animales de granja, además de un predio más amplio para huertas comunitarias cuyos excedentes serán comercializados a terceros en la ciudad.
También cuenta con un enorme galpón taller donde se trabajará en carpintería metálica (aberturas para construcción) y se fabricará pavimento articulado que serán adquiridos por la propia Municipalidad.
Para ello, en el predio se instaló una oficina del Inta, cuyos técnicos y profesionales que se han comprometido con esta iniciativa, continuarán acompañando con capacitaciones y asesoramiento a los futuros huerteros y productores hortícolas. La tarea que queda por delante es enorme.
Por otro lado, la directora Departamental de Escuelas, Marta Landó, informó que ya se han coordinado todos los esfuerzos para que los niños y jóvenes tengan escolaridad inmediata. “El transporte escolar ya está dispuesto para que nadie se quede sin ir a la escuela”, sintetizó con el orgullo de saber que la educación es parte de ese nuevo proyecto de vida del que ayer se hizo referencia obligada y que permite que Gualeguaychú sea más digna que antes.
El barrio ubicado en Costa Uruguay Sur se denomina “Toto Irigoyen”, en memoria de María Isabel Méndez Casariego de Irigoyen. No fue casualidad. Ayer, su hijo Daniel, sostuvo que la obra iniciada por ella con la fundación de la Guardería Nazareth en el Barrio La Cuchilla, tras la inundación de 1978, de alguna manera estaba continuando en Costa Uruguay Sur.
La tarea de “La Toto” tuvo el incansable acompañamiento de sus amigas Delia “Lela” Bacigalupo, Olga Villanueva y Baby Gugliermetti. Esas tres mosqueteras de la caridad y la justicia social ayer se hicieron presentes en el acto de Costa Uruguay Sur. Y al escuchar la referencia de Daniel, sonrieron con la ternura de las que saben de las obras que se hacen por amor al prójimo.
A lo lejos, los adjudicatarios se abrazaban emocionados en llantos. Se felicitaban. Se daban ánimo y se volvían abrazar envueltos en lágrimas.
Las ventanas de las viviendas, como ojos que todo lo observan, se mostraron más luminosas… invitando a transformar una casa en un hogar. Es que habitar es algo más que ocupar: es anidar los sueños de los hijos. Y esa es la tarea que comienza a escribirse hoy.
¿Cuál es el vínculo que permite que un problema individual sea en rigor una problemática colectiva? La respuesta es múltiple, pero tal vez el “rebelarse” frente a la injusticia y el “revelarse” ante la esperanza es lo que permita acercarse un poco más al umbral de la solidaridad, de la equidad, de la oportunidad que no siempre estuvo al alcance de la mano de los que menos tienen y tal vez más sufrían. Movilidad social. Esa es otra clave para comprender tanta emoción contenida en las 95 familias que ayer pasaron de vivir de manera precaria a propietarios de una vivienda, que además los hace hacedores de un surco a través del Prohuerta del Inta.
El intendente Juan José Bahillo y el titular de la Unidad Ejecutora de Programas Especiales, Daniel Irigoyen, recibieron al vicegobernador José Cáceres y a intendentes de localidades vecinas para compartir tal vez uno de los actos de gobierno más conmovedores que la historia de la última década recuerde.
Los adjudicatarios, muchos de ellos integraron las cooperativas de trabajo que construyeron las viviendas que hoy ocupan, se ubicaron en el frente, en una tarima improvisada que hizo de palco principal. A la distancia se podía observar a varios grupos de niños haciendo lo que más les gusta: jugar.
“No estamos inaugurando un barrio más, sino un proyecto de vida”, expresó Bahillo. Luego de repasar la historia de la gestión para llegar a esta obra, reconoció que erradicar los asentamientos “es una tarea que a todo municipio le queda grande y por eso se necesita del acompañamiento y del compromiso de la provincia y de la Nación”.
Dio cuenta que en sus casi siete años de gestión entregó casi 900 viviendas y que sumadas a las proyectadas para el año que viene, se habrán construido 1.500. “La inclusión se extiende”, resumió para aclarar que “nadie tenga el prejuicio que se le ha quitado algo, porque estos barrios se hacen con recursos que sí o sí tienen que estar destinados para este propósito”.
“La situación de familias viviendo en asentamientos, en condición casi indigna, sin los servicios básicos de agua y cloaca, sin un techo digno, es una circunstancia que siempre nos duele y que no queremos para ninguno de nuestros vecinos, que no merece nadie en esta provincia ni en esta Argentina que ha hecho tanto para incluir y contener. Hoy Gualeguaychú es la primera ciudad de la provincia que da las herramientas para transformar esa realidad en un proyecto de vida”, recalcó.
Gualeguaychú comenzó ayer a escribir un capítulo más fecundo en materia de dignidad ciudadana. Los asentamientos, esos caseríos marginales que se caracterizan por el deterioro urbano, las altas tasas de pobreza extrema, el analfabetismo y el desempleo o la falta de acceso a elementales servicios, comienzan a quedar lejos. Y lo que se visualiza son viviendas rurales, con sus huertas y corrales para animales de granja, transformando el hacinamiento urbano en una colonización rural.
Atrás quedará esa realidad sombría para habitar otra que se presenta como luminosa. “Hoy Gualeguaychú es un poco más digna y justa”, sostuvo el intendente.
Por su parte, Daniel Irigoyen, destacó que es importante “animarse a pensar distinto”. Compartió la experiencia de las cooperativas de trabajo que debieron incluir a un miembro de la familia beneficiada y hoy de esa experiencia han nacido nuevas cooperativas que están construyendo otras viviendas. Y dio cuenta que en la provincia están trabajando con la misma dinámica en 105 Juntas de Gobierno y en 55 localidades para dar una dimensión de la tarea emprendida.
Es que el acceso a la tierra y la vivienda hacen al hábitat, pero también a la seguridad alimentaria y nutricional de las familias. De esto se trata esta iniciativa, que incluso podrá generar mercados de proximidad entre quienes producen con sus manos y quienes consumen alimentos procurando calidad y precio.
El vicegobernador José Cáceres confesó que él vive en Paraná “y siento una envidia con Gualeguaychú, porque aquí se comenzó a eliminar los asentamientos”.
Seguidamente, mostró orgullo porque el gobierno provincial genera políticas de desarrollo territorial que permiten reducir las asimetrías en infraestructura, acceso a la vivienda, tierra, educación, cultura y recursos, que hacen realidad que las familias puedan vivir dignamente.
Infraestructura
Aquí, cada vivienda se construyó de acuerdo a las necesidades de cada familia. Así hay viviendas con dos, tres, cuatro y cinco habitaciones, todas con galería y terreno más que suficientes para hacer huertas y tener animales de granja, además de un predio más amplio para huertas comunitarias cuyos excedentes serán comercializados a terceros en la ciudad.
También cuenta con un enorme galpón taller donde se trabajará en carpintería metálica (aberturas para construcción) y se fabricará pavimento articulado que serán adquiridos por la propia Municipalidad.
Para ello, en el predio se instaló una oficina del Inta, cuyos técnicos y profesionales que se han comprometido con esta iniciativa, continuarán acompañando con capacitaciones y asesoramiento a los futuros huerteros y productores hortícolas. La tarea que queda por delante es enorme.
Por otro lado, la directora Departamental de Escuelas, Marta Landó, informó que ya se han coordinado todos los esfuerzos para que los niños y jóvenes tengan escolaridad inmediata. “El transporte escolar ya está dispuesto para que nadie se quede sin ir a la escuela”, sintetizó con el orgullo de saber que la educación es parte de ese nuevo proyecto de vida del que ayer se hizo referencia obligada y que permite que Gualeguaychú sea más digna que antes.
El barrio ubicado en Costa Uruguay Sur se denomina “Toto Irigoyen”, en memoria de María Isabel Méndez Casariego de Irigoyen. No fue casualidad. Ayer, su hijo Daniel, sostuvo que la obra iniciada por ella con la fundación de la Guardería Nazareth en el Barrio La Cuchilla, tras la inundación de 1978, de alguna manera estaba continuando en Costa Uruguay Sur.
La tarea de “La Toto” tuvo el incansable acompañamiento de sus amigas Delia “Lela” Bacigalupo, Olga Villanueva y Baby Gugliermetti. Esas tres mosqueteras de la caridad y la justicia social ayer se hicieron presentes en el acto de Costa Uruguay Sur. Y al escuchar la referencia de Daniel, sonrieron con la ternura de las que saben de las obras que se hacen por amor al prójimo.
A lo lejos, los adjudicatarios se abrazaban emocionados en llantos. Se felicitaban. Se daban ánimo y se volvían abrazar envueltos en lágrimas.
Las ventanas de las viviendas, como ojos que todo lo observan, se mostraron más luminosas… invitando a transformar una casa en un hogar. Es que habitar es algo más que ocupar: es anidar los sueños de los hijos. Y esa es la tarea que comienza a escribirse hoy.
Por Nahuel Maciel
EL ARGENTINO
Este contenido no está abierto a comentarios