25 de Mayo
Sin festejos pero con celebraciones se conmemoró el 201 aniversario de la Patria
El frío de la mañana de ayer, que se abrió paso tras la lluvia que obligó a reprogramar los festejos por el 25 de mayo, no fue obstáculo para el homenaje hecho en la Plaza San Martín, previo al Te Deum rezado en la Catedral San José.
De la recordación hecha en la plaza participaron el intendente Juan José Bahillo, el senador nacional Guillermo Guastavino, los diputados provinciales Héctor de la Fuente y Jaime Benedetti, la presidenta del Concejo Deliberante Liliana Ríos, la presidenta de la Cámara de apelaciones, Dra. Ana Clara Pauletti, el jefe del Regimiento, teniente coronel Román Errasti, el jefe de la Prefectura, prefecto principal Omar Coronel, el jefe de Gendarmería comandante principal Carlos Vélez, el jefe departamental de Policía, comisario mayor Roberto Sánchez, el director de la UP II Santiago García, el oficial de la cancillería uruguaya Horacio Sánchez Negrete, entre otras autoridades de la comunidad.
El izamiento de la bandera se realizó con el acompañamiento del canto del Himno nacional argentino, luego del cual, se sucedieron las ofrendas florales para dar por terminado el acto y convocar a participar de la ceremonia en la catedral San José.
La ceremonia religiosa tuvo el acompañamiento del grupo vocal Canto Nuevo, que dirige el profesor Javier Fazzio, que también interpretó la oración principal del Tedeum.
Luego de las lecturas, Monseñor Lozano reflexionó en su homilía “cada fecha Patria nos enfrenta con el paso del tiempo, el transcurrir de la historia. El año pasado celebramos el Bicentenario de los acontecimientos revolucionarios de Mayo de 1810”. “Somos una generación evocando a otra; un grupo de hombres y mujeres que mirando hacia atrás, lo pasado, da gracias a Dios por el bien realizado; por lo que otros han comenzado y hoy recibimos en herencia”.
“Es una evocación orgullosa y agradecida; alegre y a la vez comprometida.
El Te Deum es una oración para dar gracias a Dios. Lo rezaron en mayo de 1810, en Julio de 1816, y lo seguimos rezando año tras año”.
“Al calor de estos sentimientos patrióticos, ciertamente nobles, les invito también a mirar al futuro. Animémonos a imaginar cuál puede ser nuestro legado a las próximas generaciones. Preguntémonos “¿cómo quisiéramos ser recordados dentro de 100 años, en el Tricentenario de la Patria?”
Luego de esto, Lozano compartió, como dijo, “algunos pensamientos que andan por mi corazón”, agregando “me gustaría nos pudieran evocar como la generación de la esperanza para todos y todas.
La generación del diálogo, la amistad social, de la alegría de ser hermanos.
La generación que supo convivir en el respeto a los que piensan distinto, o simplemente, del respeto.
La sociedad que supo valorar y cuidar la vida en todas sus etapas y todas sus dimensiones. Que igualó en el acceso a los derechos a los niños por nacer y a los niños ya nacidos; a los pobres y los ricos; a los jóvenes y los abuelos.
La sociedad que logró vencer la pobreza y generar condiciones de desarrollo integral para todos los que habitan el suelo argentino.
En suma, la sociedad del Bicentenario del 2010 al 2016 en Justicia y Solidaridad.
Los de esta generación somos hombres y mujeres de carne y hueso, de sueños y mediocridades, capaces de grandeza y traiciones, no distintos a los de mayo de 1810 y julio de 1816”.
“Quiera Dios -pidió- logremos alentarnos mutuamente en el compromiso por la liberación de todo lo que nos ata. Que logremos la liberación de quienes están atrapados en el laberinto de la droga que les arrima a la muerte, en el flagelo del alcohol que genera violencia doméstica, en el cepo del juego que enceguece deteriorando vínculos familiares. Que un grito fuerte de libertad resuene en las gargantas de niños, niñas y adolescentes secuestrados y torturados para la explotación sexual”.
“Quiera Dios logremos superar el relativismo que debilita el compromiso con la verdad y la justicia. Pidamos en nuestra oración que logremos desterrar el individualismo consumista y hedonista que nos hace naturalizar la pobreza y ver a la exclusión social como un problema de los otros”.
También afirmó “la historia está por encima de lo efímero, trasciende el instante; ella tiene un sentido, una orientación. Nuestro pueblo no anda a la deriva, tiene un rumbo. Quienes tenemos alguna responsabilidad dirigencial debemos saber reconocer el horizonte y colaborar en el diseño del mapa para la marcha. No podemos entretenernos en rodeos y vueltas que hacen perder el tiempo y las fuerzas”.
Finalmente, dejó su mensaje resumiendo “Dios es Luz y en Él no hay tinieblas. Él nos ama y nos quiere hermanos”.
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