Sínodo: presencia de Gualeguaychú en la Asamblea de los Obispos
El sacerdote Pedro Brassesco, perteneciente a la diócesis de Gualeguaychú integra un equipo de trabajo en el Sínodo que tiene lugar en el Vaticano.
Desde el pasado miércoles 4 de octubre y hasta el 29 del mismo mes, se desarrolla la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, en el Vaticano, con el lema “Por una Iglesia Sinodal: comunión, misión, participación”.
En uno de los grupos de trabajo se encuentra el sacerdote entrerriano Pedro Brassesco, perteneciente a la diócesis de Gualeguaychú y secretario general adjunto del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam).
“Hemos comenzado con la Asamblea del Sínodo de los Obispos. Durante la tarde se realizó la primera sesión con la presencia del Papa Francisco que estuvo sentado en una mesa redonda, al igual que todos los participantes”, indicó Brassesco en sus redes sociales.
El presbítero destacó la ubicación del Papa durante la primera reunión: “El cardenal Grech, secretario de la Secretaría General del Sínodo lo explicó en su discurso: 'es el reflejo de una nueva forma de realizar el sínodo, donde se favorece el diálogo y además no hay jerarquías, nadie es estrella, porque el protagonista es el Espíritu Santo'. Esta fue una de las cosas que más se destacó y que el Papa repitió tanto en la misa como en su discurso inaugural. El Espíritu Santo es el que produce la armonía y sin él todo se reduciría a un debate racional, a un parlamento donde una mayoría impone sus ideas a todos. Esa armonía no es síntesis sino lazos de comunión entre parecidos y diferentes”, consignó el sacerdote en su cuenta de Facebook.
Sobre las posturas que atraviesan la asamblea, indicó: “Es interesante que nadie ha ocultado en sus discursos los temores y tensiones que existen en torno al Sínodo, pero ante ello se ha resaltado la invitación a dejarse guiar por el Espíritu, que siempre hace presente a Jesucristo. Es decir, ser capaces de discernir cuáles son las voces que proceden de Dios de aquellas que son propias de la mundanidad. Para ello también hay que cuidarse de lo que entristece al Espíritu: las palabras vacías. La sesión se desarrolló en un clima espiritual. De hecho, se entronizó la Biblia y hacia el final hubo un momento de meditación seguido de dos testimonios muy interesantes sobre cómo se desarrolló el proceso sinodal en una diócesis de Polonia y en los Emiratos Árabes”, reflejó el diario Uno de Paraná.
Al referirse al trabajo que tiene por delante, Brassesco contó que el jueves 5 de octubre (por ayer) comenzaron con los trabajos en grupo en conversación espiritual sobre la primera parte del texto preparatorio que habla sobre cómo estamos viviendo la sinodalidad en la Iglesia y pensar qué aspectos necesitan ser resaltados, reconocidos y profundizados. El grupo que me ha tocado está conformado por 11 participantes: 2 cardenales, 7 obispos, 1 religiosa y 1 laico. Ocho son de Latinoamérica y tres de España. Es un hermoso grupo que ya conozco porque con la mayoría estuvimos trabajando durante el retiro de estos días previos”.
Características del Sínodo
“Me gusta decir que el Sínodo no es un parlamento, es otra cosa. No es una reunión de laicos para resolver unas cosas, es otra cosa. No olvidemos que el protagonista del Sínodo es el Espíritu Santo, y si hay entre nosotros el Espíritu que nos guía será un hermoso sínodo. Si tenemos ante nosotros intereses personales e ideológicos, no será un sínodo sino otra cosa. El Sínodo es un camino del Espíritu Santo”, reiteró el Papa Francisco en su saludo informal, que dio inicio, a la primera Congregación General del Sínodo de los Obispos, que tuvo lugar esta tarde en el Aula Pablo VI.
El Sínodo de los Obispos es una institución permanente, creada por el Papa Pablo VI el 15 de septiembre de 1965, en respuesta a los deseos de los participantes del Concilio Vaticano II en relación con mantener vivo el espíritu de colegialidad nacido de la experiencia conciliar.
Etimológicamente hablando, la palabra “sínodo”, derivada de los términos griegos syn (que significa “juntos”) y hodos (que significa “camino”), expresa la idea de “caminar juntos”.
Un sínodo, entonces, es un encuentro religioso o asamblea en la que algunos obispos, reunidos con el Santo Padre, tienen la oportunidad de intercambiarse mutuamente información y compartir experiencias, con el objetivo común de buscar soluciones pastorales que tengan validez y aplicación universal.