Teatro Gualeguaychú
Una pasión local que resiste el paso del tiempo
El arquitecto Ernesto Siches es el director de obra de la empresa SMC, que tiene a su cargo el restauro y reparación de la sala del Teatro Gualeguaychú -en la segunda etapa de este trabajo integral- que estará finalizada en julio de este año.
“Tengo raíces en Entre Ríos y con tantos años, estoy inmerso en la ciudad. Y debo decir que siempre la empresa buscó mejorar la situación, pidiendo el asesoramiento necesario. El trabajo se hizo con mucho respeto y la inspección ha jugado un papel importante, lo que ha hecho que el teatro esté quedando en las condiciones que la gente puede ver”, agregó, aludiendo a las dos visitas guiadas concretadas.
“Se hizo un trabajo a conciencia” afirmó, dando la razón de la prórroga establecida para la entrega, prevista para el mes de julio.
Los trabajos hechos
Esta segunda etapa comenzó a fines de 2008, abarcando la sala (platea, galerías, escenario, tertulia), es decir, una refacción general, incluidos los sanitarios, las butacas, los pisos y una intervención general en la instalación eléctrica. De manera de dejar al teatro en condiciones de recibirnos, lo que se percibe apenas se ingresa al foyer.
Siches explicó que debieron posponerse tareas en algunos puntos del lugar a raíz de las prioridades estructurales que fue necesario atender.“Cuando comenzamos a trabajar en el entrepiso de la tertulia, vimos que había un problema serio en los perfiles, asentados en arena y cal, que en reacción con la humedad terminó varios de ellos. Tuvimos la certeza de que una parte del Teatro estaba en riesgo de colapsar, entonces propusimos descartar el arreglo de los camarines (este edificio adosado estaba en mal estado y se concluyó que había que demolerlo y rediseñarlo por dentro), reemplazándolo por éstos, estructurales, que eran prioritarios”.
“Se intervino el piso de la tertulia, donde se cambiaron once perfiles de un lado y cuatro del otro del semicírculo de la galería, se reconstruyó la bovedilla donde fue necesario, se quitó el cielorraso, se colocó una malla soldada a los perfiles que agrega resistencia estructural, en caso de que hubiera problemas que no hubieran sido detectados”.
“También se hicieron las réplicas de lámparas de bronce de la sala y una refacción importante del paraíso”, apuntó, marcando que se lo preparó para recibir la nueva intervención, correspondiente a una tercera etapa.
“De lo que en principio sería un restauro de la sala, pasó a ser un trabajo más profundo en las partes donde estaba lesionado el teatro”, dijo el profesional, para reseñar “el piso de la platea se levantó entero y se rehizo, se cambió la tirantería de apoyo por madera dura y se le agregaron las balizas, que indican la ubicación de cada fila de butacas, que fueron retapizadas. El piso del escenario, que se consideraba descartable, se rescató en un buen porcentaje y se lo repuso en su parte central. La U restante es de lenga, una madera del sur, compacta, con muy poca veta visible, liviana y con elasticidad, similar al pino oregon original. El resultado fue óptimo, porque se mantuvieron las condiciones originales de la sala”. “Esto también vale para la acústica, ya que los revoques se realizaron con una mezcla similar a la original, que posibilitaba la absorción del sonido y procedimos al mejoramiento del foyer, al que se le cambió el piso y restauraron las columnas y ornamentos”.
Un edificio vivo
Tras insistir en que “es nuestro Teatro” Siches se animó a plantear “fue declarado monumento nacional, quizá erróneamente, porque esta declaración lo congela y nuestro Teatro no es un edificio muerto, sino vivo. Es una estructura antigua que soporta tecnologías modernas, ¿por qué congelarlo?” - preguntó, para responder “el trabajo que estamos haciendo no es exclusivamente de restauro: también es un acondicionamiento a los tiempos, por lo que debemos agregar cosas sumamente necesarias, como un telón cortafuego”, comentó, refiriéndose a la estructura que comenzaba a montarse al momento de la entrevista.“Generalmente el fuego en los teatros se da en los escenarios” -explicó- en los que tienen telón corta fuego, se ha producido lo que se denomina “fuego sabio”: se incendian los escenarios y se salvan las salas. Por esa razón arriba del escenario, hay una claraboya que tiene contrapesos para abrirla desde abajo, para que el fuego y el humos salgan por ahí (efecto chimenea) y no invadan la sala”.
El telón que se incorporó va por detrás del azul de lana, es una estructura metálica que acompaña la boca de escena, llega hasta la parrilla, con un paño fijo superior y uno móvil que cierra. Esto se acciona en caso de fuego, aislando el escenario. También se amplió el túnel de paso por debajo de éste y se agregó otra escalera, posibilitando el paso de un lado a otro.
Por amor a la música
Entre tantas anécdotas que han perdurado en el tiempo, Siches contó en las recorridas por el teatro (y por eso le pedimos que lo hiciera en esta entrevista) un hecho simpático, relacionado directamente con el escenario del Teatro Gualeguaychú. “Cuentan que el escenario había quedado demasiado poco profundo para funcionar con la calidad de uno de lírica. En principio, Dolores (Doña Lola) Irazusta de De Deken estaba molesta porque le habían quitado parte de su casa para hacer el teatro. Dada su pasión por la música y la ópera, De Deken debe haber hablado con su mujer intentando convencerla. Pero por lo visto, no lo logró. Me han contado -continuó Siches, divertido con la anécdota- que entonces la entusiasmó para hacer un viaje a Europa. Doña Lola se fue y el señor De Deken donó los 8 metros que se necesitaban para ampliar el escenario, que se tomaron del jardín de su casa”.
“Cuando doña Dolores volvió, todo estaba consumado”.“Nunca sabremos qué sucedió entre los esposos cuando ella volvió de su viaje, así como qué pensaría hoy la señora Irazusta de De Deken al ver que su casa terminó siendo la Casa de la Cultura, que con el Teatro, son todo uno”, agregó, rematando la leyenda y proponiendo un final abierto para ella.
De ayer a hoy
El Teatro Gualeguaychú fue inaugurado el 11 julio de 1914 y esta velada se volvió inolvidable, además, porque la obra elegida fue la ópera lírica “Aída” de Giuseppe Verdi.
Su construcción la debemos a la iniciativa de los integrantes de la sociedad que con este objetivo se constituyó el 23 de octubre de 1910: Gustavo De Deken, José Casaretto, Bartolomé Piaggio, Asisclo Méndez, Ciriaco Bustamante, Domingo Ideartegaray, Julián Irazusta, Raúl Cabral, Nicolás Mendaro, Enrique Sobral, Juan Buschiazzo y otros, quienes aportaron para la compra del terreno y la edificación.
Sufrió varias reformas con el tiempo, como la que lo adecuó a cine, para lo que se demolieron palcos bajos, se reemplazaron las tulipas por tubos fluorescentes y se instalaron sistemas de calefacción que lo dañaron bastante.
“Casi acaba con esta joya arquitectónica, sede de importantes eventos comunitarios y culturales -cuenta en una crónica Enrique Ángel Piaggio- el frustrado atentado de 1940, cuando un artefacto incendiario, felizmente descubierto a tiempo, fue colocado próximo al escenario, para impedir la exhibición de un film polémico relacionado con la segunda guerra mundial, en pleno desarrollo”.
La historia local da cuenta de que a partir de ese año se introdujeron modificaciones que alteraron su diseño interior y también su frente, con el reemplazo de su marquesina clásica “por una saliente lisa, de hormigón”.
El Teatro fue el lugar de importantes eventos culturales, sociales y cívicos.
Desde diciembre de 1994 pertenece a la Municipalidad y tras ser declarado Monumento Histórico Nacional en 1997, depende de la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos.
Con las obras avanzadas y por iniciativa de Nora Salzman este año se realizaron dos visitas guiadas tras las que se pudo escuchar a los directores de teatro Santiago Doria y Rubén Clavenzani.
En esta última ocasión, el Intendente Juan José Bahillo anunció que el Gobierno de la Provincia aportará 300 mil pesos para las tareas en el cielo raso, el hall de entrada y la fachada, para completar la entrega de la obra.
Por Silvina Esnaola
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