UPM-Botnia: otra vez los malos olores, las quejas y la pasividad de la CARU
Por Nahuel Maciel
EL ARGENTINO
El olor nauseabundo tan característico de la pastera UPM Botnia se volvió a sentir ayer con intensidad en gran parte de la ciudad.
Nuevamente esta situación de contaminación generó malestar y alerta en la sociedad, sacudió por un momento la modorra de los organismos de salud y ambiente… pero no mucho más. Incluso ni siquiera despabiló a la Comisión Administradora del Río Uruguay (Caru) que sigue tan pasiva para defender a la población, como muy activa para que la pastera siga produciendo y saqueando en la región.
Los vecinos denunciaron esta situación de olores nauseabundos: algunos describieron que han sufrido dolores de garganta, picazón en las narices, ardor en los ojos y descomposturas varias; la Municipalidad pidió que se denuncie todo a la Capitanía del Puerto… pero no hay expectativas que pase algo más porque la consigna de la Caru pareciera ser que no hay que molestar a la contaminante UPM Botnia.
Desde la Dirección de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Municipalidad se informó que se tomaron muestras en la zona de las primeras denuncias, en cercanía al Club Juventud Unida… pero como ocurre siempre en estos casos, la comunidad se quedará sin saber qué pasa con esas muestras.
Si bien las autoridades solicitaron a aquellos vecinos que presenten algún malestar, que se acerquen al nodo Epidemiológico del Hospital Centenario para ser tratados o para dejar constancia de lo sucedido; los ciudadanos sospechan que todo es una puesta en escena dado que la sociedad jamás ha logrado tener una devolución de lo que padece. El “para qué” es la interpelación más parecida a la impotencia.
Desde el área de Prensa de la Municipalidad se emitió un comunicado dando cuenta que la empresa UPM había advertido el miércoles 19 de agosto que se podrían producir “olores” y “por tal motivo, la Dirección de Ambiente y Desarrollo Sustentable está tomando muestras en la zona de las primeras denuncias, en las inmediaciones del Club Juventud Unida”. Y agrega el comunicado: “Todos aquellos vecinos que presenten alguna manifestación clínica deberán dirigirse al Hospital Centenario, al nodo Epidemiológico, mientras que aquellos que quieran dejar constancia de los olores sentidos deberán dirigirse a la Capitanía del Puerto o comunicarse con el 105”.
Como ocurre siempre en estos casos, desde la Municipalidad se cursarán notas a la Comisión Administrativa del Río Uruguay para denunciar lo sucedido y para que se den respuesta. Pero ese será el único paso, porque la Caru no responderá, guardará un cínico silencio y todo seguirá como si nada hubiera ocurrido. ¿Qué más puede hacer un Municipio si la autoridad sobre el río Uruguay no hace nada o en todo caso lo que hace es para favorecer la impunidad de la pastera?
Mientras tanto, en la región se está consumando uno de los peores ecocidios, Gualeguaychú vuelve a quedar sin defensas por un Estado ausente en sus obligaciones más elementales, pero cómplice con el funcionamiento de UPM. ¿Dónde está la Secretaría de Ambiente de la provincia que el desarrollo sustentable no lo puede localizar? Es otra situación que agrava este contexto de orfandad ciudadana.
Ni siquiera la Justicia Federal con asiento en Concepción del Uruguay ha podido notificar a los gerentes de la pastera que sobre ellos pesa una denuncia formulada en 2008, porque la cancillería argentina en este tema también “juega” a la impunidad; aunque ello implique violar el Tratado de San Luis del Mercosur vinculado con la cooperación en materia de exhortos de la Justicia.
Así las cosas, ayer se volvió a sentir el olor pestilente de UPM… pero para las autoridades de la Caru nada ha pasado, todo será minimizado, no sea cosa que se enojen desde la gerencia de la pastera. No hay defensas para el ciudadano por parte de los organismos del Estado. Está visto que en la región quien manda y administra es UPM Botnia. Y eso se llama claudicación, entrega de soberanía, pérdida de independencia y es la consecuencia del ser cipayos, es decir, el estar comprometidos con los intereses foráneos o colonialistas.
EL ARGENTINO
El olor nauseabundo tan característico de la pastera UPM Botnia se volvió a sentir ayer con intensidad en gran parte de la ciudad.
Nuevamente esta situación de contaminación generó malestar y alerta en la sociedad, sacudió por un momento la modorra de los organismos de salud y ambiente… pero no mucho más. Incluso ni siquiera despabiló a la Comisión Administradora del Río Uruguay (Caru) que sigue tan pasiva para defender a la población, como muy activa para que la pastera siga produciendo y saqueando en la región.
Los vecinos denunciaron esta situación de olores nauseabundos: algunos describieron que han sufrido dolores de garganta, picazón en las narices, ardor en los ojos y descomposturas varias; la Municipalidad pidió que se denuncie todo a la Capitanía del Puerto… pero no hay expectativas que pase algo más porque la consigna de la Caru pareciera ser que no hay que molestar a la contaminante UPM Botnia.
Desde la Dirección de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Municipalidad se informó que se tomaron muestras en la zona de las primeras denuncias, en cercanía al Club Juventud Unida… pero como ocurre siempre en estos casos, la comunidad se quedará sin saber qué pasa con esas muestras.
Si bien las autoridades solicitaron a aquellos vecinos que presenten algún malestar, que se acerquen al nodo Epidemiológico del Hospital Centenario para ser tratados o para dejar constancia de lo sucedido; los ciudadanos sospechan que todo es una puesta en escena dado que la sociedad jamás ha logrado tener una devolución de lo que padece. El “para qué” es la interpelación más parecida a la impotencia.
Desde el área de Prensa de la Municipalidad se emitió un comunicado dando cuenta que la empresa UPM había advertido el miércoles 19 de agosto que se podrían producir “olores” y “por tal motivo, la Dirección de Ambiente y Desarrollo Sustentable está tomando muestras en la zona de las primeras denuncias, en las inmediaciones del Club Juventud Unida”. Y agrega el comunicado: “Todos aquellos vecinos que presenten alguna manifestación clínica deberán dirigirse al Hospital Centenario, al nodo Epidemiológico, mientras que aquellos que quieran dejar constancia de los olores sentidos deberán dirigirse a la Capitanía del Puerto o comunicarse con el 105”.
Como ocurre siempre en estos casos, desde la Municipalidad se cursarán notas a la Comisión Administrativa del Río Uruguay para denunciar lo sucedido y para que se den respuesta. Pero ese será el único paso, porque la Caru no responderá, guardará un cínico silencio y todo seguirá como si nada hubiera ocurrido. ¿Qué más puede hacer un Municipio si la autoridad sobre el río Uruguay no hace nada o en todo caso lo que hace es para favorecer la impunidad de la pastera?
Mientras tanto, en la región se está consumando uno de los peores ecocidios, Gualeguaychú vuelve a quedar sin defensas por un Estado ausente en sus obligaciones más elementales, pero cómplice con el funcionamiento de UPM. ¿Dónde está la Secretaría de Ambiente de la provincia que el desarrollo sustentable no lo puede localizar? Es otra situación que agrava este contexto de orfandad ciudadana.
Ni siquiera la Justicia Federal con asiento en Concepción del Uruguay ha podido notificar a los gerentes de la pastera que sobre ellos pesa una denuncia formulada en 2008, porque la cancillería argentina en este tema también “juega” a la impunidad; aunque ello implique violar el Tratado de San Luis del Mercosur vinculado con la cooperación en materia de exhortos de la Justicia.
Así las cosas, ayer se volvió a sentir el olor pestilente de UPM… pero para las autoridades de la Caru nada ha pasado, todo será minimizado, no sea cosa que se enojen desde la gerencia de la pastera. No hay defensas para el ciudadano por parte de los organismos del Estado. Está visto que en la región quien manda y administra es UPM Botnia. Y eso se llama claudicación, entrega de soberanía, pérdida de independencia y es la consecuencia del ser cipayos, es decir, el estar comprometidos con los intereses foráneos o colonialistas.
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