Opinión
En las escuelas técnicas seguimos sumando
Por Héctor Gómez Pacheco (*)
Hoy resulta claro que nuestras escuelas técnicas están pasando por un momento de bien ganado reconocimiento en toda la extensión de lo que esta palabra implica. Personalmente, cuando me uní a esta institución, hace ya más de veinte años, no sabía lo que significaba el concepto “familia de la técnica”. Hoy en día estoy orgulloso de “pertenecer”. Sin duda alguna nuestro personal docente y no docente como así nuestros alumnos, tenemos un sello que nos identifica del resto de otras comunidades educativas: el trabajar en equipo y fomentar día a día los valores, hace que seamos realmente una familia donde la frase “qué puedo hacer por vos” o “cómo puedo ayudarte” son parte común de nuestro diccionario.
Este espíritu hace posible que hoy los proyectos educativos de nuestra escuela busquen contribuir a la exploración, localización y revitalización de aquellos saberes vinculados al trabajo, generando un impacto a partir de esa articulación, que sirve como base para que dichos saberes conformen el componente decisivo de nuestro capital cultural. Por eso no sólo capacitamos para una salida laboral directa, sino que formamos a nuestros alumnos para que puedan ingresar a estudios superiores, pero fundamentalmente, “ayudamos a formar buenas personas”.
En esta oportunidad, nuestra escuela es sede del 43° Encuentro Inter-Enet Nacional, y eso nos brinda la posibilidad de comunicarnos con pares de otras provincias; vamos a recibir en nuestra ciudad a más de 400 personas entre directivos y docentes de escuelas técnicas de distintos puntos de la Argentina. Gualeguaychú pasa a ser una vidriera durante casi cuatro días. Y así lo entendió nuestra comunidad, y por eso se nos han acercado voluntariamente a ayudarnos distintas empresas, comercios, la Municipalidad, particulares, las “chicas” de la Técnica Nº 1 y por supuesto toda nuestra familia de la Técnica Nº 2. Docentes, alumnos y padres trabajan codo a codo para convertir durante cuatro días las aulas de la escuela en dormitorios para albergar a casi 230 personas.
Si analizamos la palabra “encuentro” vemos que está cargada de un simbolismo que involucra “cara a cara”, “darse la mano”, “amistad”, entre otros conceptos; y es así como el intercambiar experiencias, vivencias y saberes, hacen posible que estos tipos de reuniones anuales tengan razón de ser, fortaleciendo nuestra identidad y posicionando con mayor definición nuestra misión como educadores. En este marco, entendemos que la única forma de dignificar a una familia es a través del amor, el respeto y del trabajo. Por eso la vinculación estrecha entre el sector productivo y la Educación Técnico Profesional debe ser hoy en día el motor de nuestras acciones educativas.
Hace un tiempo, en un encuentro charlando con un jefe de taller de una escuela técnica del norte del país, me comentaba que ellos hacían ir a parte de sus alumnos de forma rotativa los días sábados para hacer mantenimiento de sus instalaciones. Mi cara de sorpresa debe haber sido evidente porque inmediatamente me explicó que la situación económica de muchos de sus estudiantes provocaba que no comieran “adecuadamente” en sus casas. El comedor de la escuela solucionaba esto durante los días hábiles, pero el estómago de un niño no se toma asueto los fines de semana; por lo que los docentes hacían una “vaquita” para comprar comida y terminar “la jornada de labor” habiéndole ganado así un día más a la lucha contra la hambruna que muchos pueblos de nuestra Argentina todavía la sufren. Traigo al recuerdo este diálogo porque el conocer otras realidades nos muestra cómo verdaderamente estamos y nos permite valorar realmente lo que tenemos y que como ocurre casi siempre no nos damos cuenta hasta perderlo. Es momento de un encuentro entre nuestra comunidad y también con nosotros mismos.
Gracias a todos por acompañarnos.
(*) Héctor Gómez Pacheco es el rector de la Escuela Técnica. N° 2 “Pbro. José María Colombo”.
Este espíritu hace posible que hoy los proyectos educativos de nuestra escuela busquen contribuir a la exploración, localización y revitalización de aquellos saberes vinculados al trabajo, generando un impacto a partir de esa articulación, que sirve como base para que dichos saberes conformen el componente decisivo de nuestro capital cultural. Por eso no sólo capacitamos para una salida laboral directa, sino que formamos a nuestros alumnos para que puedan ingresar a estudios superiores, pero fundamentalmente, “ayudamos a formar buenas personas”.
En esta oportunidad, nuestra escuela es sede del 43° Encuentro Inter-Enet Nacional, y eso nos brinda la posibilidad de comunicarnos con pares de otras provincias; vamos a recibir en nuestra ciudad a más de 400 personas entre directivos y docentes de escuelas técnicas de distintos puntos de la Argentina. Gualeguaychú pasa a ser una vidriera durante casi cuatro días. Y así lo entendió nuestra comunidad, y por eso se nos han acercado voluntariamente a ayudarnos distintas empresas, comercios, la Municipalidad, particulares, las “chicas” de la Técnica Nº 1 y por supuesto toda nuestra familia de la Técnica Nº 2. Docentes, alumnos y padres trabajan codo a codo para convertir durante cuatro días las aulas de la escuela en dormitorios para albergar a casi 230 personas.
Si analizamos la palabra “encuentro” vemos que está cargada de un simbolismo que involucra “cara a cara”, “darse la mano”, “amistad”, entre otros conceptos; y es así como el intercambiar experiencias, vivencias y saberes, hacen posible que estos tipos de reuniones anuales tengan razón de ser, fortaleciendo nuestra identidad y posicionando con mayor definición nuestra misión como educadores. En este marco, entendemos que la única forma de dignificar a una familia es a través del amor, el respeto y del trabajo. Por eso la vinculación estrecha entre el sector productivo y la Educación Técnico Profesional debe ser hoy en día el motor de nuestras acciones educativas.
Hace un tiempo, en un encuentro charlando con un jefe de taller de una escuela técnica del norte del país, me comentaba que ellos hacían ir a parte de sus alumnos de forma rotativa los días sábados para hacer mantenimiento de sus instalaciones. Mi cara de sorpresa debe haber sido evidente porque inmediatamente me explicó que la situación económica de muchos de sus estudiantes provocaba que no comieran “adecuadamente” en sus casas. El comedor de la escuela solucionaba esto durante los días hábiles, pero el estómago de un niño no se toma asueto los fines de semana; por lo que los docentes hacían una “vaquita” para comprar comida y terminar “la jornada de labor” habiéndole ganado así un día más a la lucha contra la hambruna que muchos pueblos de nuestra Argentina todavía la sufren. Traigo al recuerdo este diálogo porque el conocer otras realidades nos muestra cómo verdaderamente estamos y nos permite valorar realmente lo que tenemos y que como ocurre casi siempre no nos damos cuenta hasta perderlo. Es momento de un encuentro entre nuestra comunidad y también con nosotros mismos.
Gracias a todos por acompañarnos.
(*) Héctor Gómez Pacheco es el rector de la Escuela Técnica. N° 2 “Pbro. José María Colombo”.
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