Historia de los Bancos de Gualeguaychú Banco Territorial de Gualeguaychú
Tercera parte Por Hugo Daroca
Influencia de la política municipal
El 31 de diciembre de 1890 vencía el mandato del intendente Máximo Chichizola sin que hubiera sido posible realizar elecciones para reemplazarlo. Por este motivo, el 30 de diciembre, el PE Provincial nombró por decreto una Comisión Municipal Provisoria para que se hiciera cargo de la Municipalidad hasta que se convocara a nuevos comicios. Son designados los señores Sixto D. Neyra, Alfredo Elías, Pastor Britos, Juan Etchebarne y Ramón Goyri. Los dos últimos no aceptaron por las circunstancias que se vivían en la ciudad: el vecindario, alarmado por los rumores que hacían presentir escenas dolorosas, recibió la noticia con gran satisfacción, “la única también que desarma el brazo de los que estaban prontos a recurrir a las vías de hecho, en la creencia que de entre los charcos de sangre, se levantaría la responsabilidad de los que debían ocupar los principales puestos del gobierno comunal”.1 El peligro desapareció por completo y el pueblo pudo libremente entregarse a sus expansiones sin temor de ser molestado.
El 1 ° de enero de 1891 se hizo cargo la Comisión Municipal Provisoria con las mismas facultades de un Intendente y del Concejo Deliberante. La integraban los señores Pastor Britos, Alfredo Elías y Sixto Neyra. Hubo en ese entonces una clara división y enfrentamiento entre clavarinistas y masonistas.
Las elecciones de 1891
Los clavarinistas, llenos de pasiones y de envidia, con la intención de dejar sin efecto todo lo realizado en las anteriores gestiones municipales ?-principalmente las resoluciones tomadas respecto del contrato de suministro con el Banco Territorial-, querían revocarlas. Con el fin de ejecutar su plan, cedieron al Dr. Enrique Mason la intendencia para quedarse con las concejalías y así manejar las decisiones políticas municipales por mayoría. Además, estaban seguros de que les iba a resultar fácil desprenderse del Dr. Mason y ocupar su cargo.
Entre los miembros de la corporación municipal existía una profunda división. No fue necesario esperar mucho y, como lo vaticinara el periódico Los Principios, se oyeron conceptos muy desfavorables sobre el Dr. Mason, en cuanto Presidente de la Municipalidad, proferidos por uno de sus más fervientes admiradores, decidido partidario en los comicios de diciembre, miembro del Concejo Deliberante y director de El Noticiero. Nos referimos al Sr. Inocencio Furques2, quien destacó que el Presidente nada había hecho, de lo cual surgía que tampoco habían hecho algo los concejales. Muchos de los que lo habían votado se arrepintieron y la indignación pública se hizo sentir.
Los clavarinistas, decididos a seguir su estrategia y a dejar sin efecto todo lo que habían hecho las anteriores administraciones, esperaban sacarse de encima pronto al Intendente. Las razones de nada sirvieron porque eran contrarias a las consignas que se habían fijado.
Ataque al Banco Territorial Gualeguaychú
Un insólito atentado cometió la Municipalidad contra el Banco Territorial y la empresa de gas por la ofuscación de los seis miembros del Concejo Deliberante, al revisar la prórroga concedida el año anterior. Un suelto periodístico así lo afirma: “El inaudito atentado de la municipalidad contra la empresa de gas que representa los intereses del pueblo se ha consumado al fin.4 […] No han querido considerar que esa empresa, formada con capitales de la localidad de donde son casi la totalidad de los accionistas con cuyo comercio tiene amplias vinculaciones por su negocio de banco, debía merecerles la concesión de la prórroga solicitada teniendo en cuenta la mala situación financiera del país…”.5
En otro comentario, titulado “Nihilistas locales”, expresa: “Así podemos llamar a los concejales que torciendo el orden de los procedimientos, llevados de su mal instinto y guiados por mezquinos intereses y sin discutir las atribuciones de la comisión que funcionó en los siete primeros meses del año ppdo., pretenden derogar o sea desconocer el derecho que esta acordó al Banco Territorial, la prórroga que solicitó para dar terminada la instalación de la usina del Gas”. 6
El Banco Territorial no había solicitado una nueva prórroga. Se referían a la concedida el año anterior por la Comisión Municipal, a la que querían revocar para aplicar una multa de 500 pesos mensuales desde la fecha en que debía entregarse la obra; además de sostener que el precio a cobrar por el servicio de gas era “alto impuesto” que el pueblo no podría soportar.
Mientras tanto, el Banco seguía su actividad bienhechora, colaborando principalmente con la realización de obras públicas como la empresa del tramway, que favoreció a los vecinos y mejoró el transporte urbano.
En un debate suscitado al poco tiempo de asumir funciones, “se revelaron las pasiones que por tanto tiempo estaban comprimidas, en que se han hecho cargos a las administraciones anteriores de las cuales formaron parte varios de los que hoy actúan como concejales”.7
En ese debate no hubo calma, ni razón fría y desapasionada para suprimir el rencor y las enemistades que renacieron.
Pronto se conocieron dos resoluciones del Concejo Deliberante ?dictadas con ligereza? que derogaban las de anteriores administraciones y ponían de manifiesto el acuerdo de camarilla que inspiraba ciertas cuestiones
El asunto del gas
El tema del gas produjo una profunda escisión entre los que habían llegado juntos a la cumbre del poder local. Nada podía cambiar las consignas que se habían fijado los partidarios de Clavarino. Ellos lo tenían resuelto antes de su tratamiento y se votó por la aprobación del dictamen de la Comisión de Hacienda con mucha precipitación, para que no se la analizara y sin esperar el regreso del Dr. Mason, que estaba enfermo.
Los que votaron por la aprobación del dictamen sobre el asunto del gas fueron los mismos que trataron de hostilizar al Banco Territorial Gualeguaychú: señores Gustavo De Deken, Luis Clavarino, Inocencio Furques, Máximo Núñez, Martínez e Hipólito Labarthe.
Llevaron la batuta de este grupo los tres primeros, empecinados en presentar el contrato como ruinoso para la población. Los demás se limitaron a seguirlos. Esta razón llevó al periódico a afirmar que era bueno que dieran sus nombres para que la población y los accionistas del Banco conocieran quiénes eran y cómo votaban.8
Convenio con la Municipalidad
El Banco Territorial agotó todas las instancias legales para mantener la vigencia de la resolución que le concedió la prórroga de la Municipalidad para la terminación de la obra del suministro del gas, pero la Municipalidad logró que la multa pendiente con la empresa sufriera una importante rebaja. En virtud del arreglo, el alumbrado de gas vendría a costar muy poco más que la del querosén. Solo faltaba que el Concejo Deliberante9 aprobase el convenio.
El convenio, aprobado con algunas modificaciones que le introdujo el C.D, fue llevado a escritura pública.10
El comienzo del alumbrado de gas en Gualeguaychú se produjo el 24 de enero de 1894 durante la intendencia de don Francisco Campi. El emprendimiento constituyó un honor para Gualeguaychú, no solo como signo de progreso, sino porque se hizo con capitales locales y gracias a hombres emprendedores de esta ciudad que no vacilaron en apuntar al porvenir.
Liquidación
Finiquitadas dos obras importantes como lo fueron el tramway y la construcción de la usina de gas para el alumbrado público, el Banco Territorial decide su liquidación en el año 1896; el Directorio es nombrado en comisión liquidadora. En las convocatorias a Asamblea General Ordinaria durante los años 1897 y 1898, se someten a consideración la memoria y el estado de la liquidación.11
1 La Sentinella, Año III, Nº 269, 12-2-1891, p. 1, cols.1, 2, 3; y Nº 258, 1º-1- 1891, p.1, col. 2 y p. 2, col. 1.
2 Los Principios, N° 532, 29-4-1892, p. 1, col. 1.
3 Op.cit. nota 2, N° 511, 9-2-1892.
4 Op.cit. nota 2, N° 512, 12-2-1892, p. 1, cols. 2 y 3.
5 Idem
6 Op.cit. nota 2, N° 513, 16-2-1892, p.1, col. 2.
7 Op.cit. nota 2, N° 511, 9-2-1892.
8 Op.cit. nota 2, N° 512, febrero 12 de 1892. (P. 1, col. 4)
9 El Centinela, N° 558 , 8- 2-1894, p. 1, col. 1.
10 Op.cit. nota 9, N° 581, 2-4- 1895.
11 Op.cit. nota 2, N° 1051, 17-7-1897; y N° 1094, 5-7-1898, p.
El 31 de diciembre de 1890 vencía el mandato del intendente Máximo Chichizola sin que hubiera sido posible realizar elecciones para reemplazarlo. Por este motivo, el 30 de diciembre, el PE Provincial nombró por decreto una Comisión Municipal Provisoria para que se hiciera cargo de la Municipalidad hasta que se convocara a nuevos comicios. Son designados los señores Sixto D. Neyra, Alfredo Elías, Pastor Britos, Juan Etchebarne y Ramón Goyri. Los dos últimos no aceptaron por las circunstancias que se vivían en la ciudad: el vecindario, alarmado por los rumores que hacían presentir escenas dolorosas, recibió la noticia con gran satisfacción, “la única también que desarma el brazo de los que estaban prontos a recurrir a las vías de hecho, en la creencia que de entre los charcos de sangre, se levantaría la responsabilidad de los que debían ocupar los principales puestos del gobierno comunal”.1 El peligro desapareció por completo y el pueblo pudo libremente entregarse a sus expansiones sin temor de ser molestado.
El 1 ° de enero de 1891 se hizo cargo la Comisión Municipal Provisoria con las mismas facultades de un Intendente y del Concejo Deliberante. La integraban los señores Pastor Britos, Alfredo Elías y Sixto Neyra. Hubo en ese entonces una clara división y enfrentamiento entre clavarinistas y masonistas.
Las elecciones de 1891
Los clavarinistas, llenos de pasiones y de envidia, con la intención de dejar sin efecto todo lo realizado en las anteriores gestiones municipales ?-principalmente las resoluciones tomadas respecto del contrato de suministro con el Banco Territorial-, querían revocarlas. Con el fin de ejecutar su plan, cedieron al Dr. Enrique Mason la intendencia para quedarse con las concejalías y así manejar las decisiones políticas municipales por mayoría. Además, estaban seguros de que les iba a resultar fácil desprenderse del Dr. Mason y ocupar su cargo.
Entre los miembros de la corporación municipal existía una profunda división. No fue necesario esperar mucho y, como lo vaticinara el periódico Los Principios, se oyeron conceptos muy desfavorables sobre el Dr. Mason, en cuanto Presidente de la Municipalidad, proferidos por uno de sus más fervientes admiradores, decidido partidario en los comicios de diciembre, miembro del Concejo Deliberante y director de El Noticiero. Nos referimos al Sr. Inocencio Furques2, quien destacó que el Presidente nada había hecho, de lo cual surgía que tampoco habían hecho algo los concejales. Muchos de los que lo habían votado se arrepintieron y la indignación pública se hizo sentir.
Los clavarinistas, decididos a seguir su estrategia y a dejar sin efecto todo lo que habían hecho las anteriores administraciones, esperaban sacarse de encima pronto al Intendente. Las razones de nada sirvieron porque eran contrarias a las consignas que se habían fijado.
Ataque al Banco Territorial Gualeguaychú
Un insólito atentado cometió la Municipalidad contra el Banco Territorial y la empresa de gas por la ofuscación de los seis miembros del Concejo Deliberante, al revisar la prórroga concedida el año anterior. Un suelto periodístico así lo afirma: “El inaudito atentado de la municipalidad contra la empresa de gas que representa los intereses del pueblo se ha consumado al fin.4 […] No han querido considerar que esa empresa, formada con capitales de la localidad de donde son casi la totalidad de los accionistas con cuyo comercio tiene amplias vinculaciones por su negocio de banco, debía merecerles la concesión de la prórroga solicitada teniendo en cuenta la mala situación financiera del país…”.5
En otro comentario, titulado “Nihilistas locales”, expresa: “Así podemos llamar a los concejales que torciendo el orden de los procedimientos, llevados de su mal instinto y guiados por mezquinos intereses y sin discutir las atribuciones de la comisión que funcionó en los siete primeros meses del año ppdo., pretenden derogar o sea desconocer el derecho que esta acordó al Banco Territorial, la prórroga que solicitó para dar terminada la instalación de la usina del Gas”. 6
El Banco Territorial no había solicitado una nueva prórroga. Se referían a la concedida el año anterior por la Comisión Municipal, a la que querían revocar para aplicar una multa de 500 pesos mensuales desde la fecha en que debía entregarse la obra; además de sostener que el precio a cobrar por el servicio de gas era “alto impuesto” que el pueblo no podría soportar.
Mientras tanto, el Banco seguía su actividad bienhechora, colaborando principalmente con la realización de obras públicas como la empresa del tramway, que favoreció a los vecinos y mejoró el transporte urbano.
En un debate suscitado al poco tiempo de asumir funciones, “se revelaron las pasiones que por tanto tiempo estaban comprimidas, en que se han hecho cargos a las administraciones anteriores de las cuales formaron parte varios de los que hoy actúan como concejales”.7
En ese debate no hubo calma, ni razón fría y desapasionada para suprimir el rencor y las enemistades que renacieron.
Pronto se conocieron dos resoluciones del Concejo Deliberante ?dictadas con ligereza? que derogaban las de anteriores administraciones y ponían de manifiesto el acuerdo de camarilla que inspiraba ciertas cuestiones
El asunto del gas
El tema del gas produjo una profunda escisión entre los que habían llegado juntos a la cumbre del poder local. Nada podía cambiar las consignas que se habían fijado los partidarios de Clavarino. Ellos lo tenían resuelto antes de su tratamiento y se votó por la aprobación del dictamen de la Comisión de Hacienda con mucha precipitación, para que no se la analizara y sin esperar el regreso del Dr. Mason, que estaba enfermo.
Los que votaron por la aprobación del dictamen sobre el asunto del gas fueron los mismos que trataron de hostilizar al Banco Territorial Gualeguaychú: señores Gustavo De Deken, Luis Clavarino, Inocencio Furques, Máximo Núñez, Martínez e Hipólito Labarthe.
Llevaron la batuta de este grupo los tres primeros, empecinados en presentar el contrato como ruinoso para la población. Los demás se limitaron a seguirlos. Esta razón llevó al periódico a afirmar que era bueno que dieran sus nombres para que la población y los accionistas del Banco conocieran quiénes eran y cómo votaban.8
Convenio con la Municipalidad
El Banco Territorial agotó todas las instancias legales para mantener la vigencia de la resolución que le concedió la prórroga de la Municipalidad para la terminación de la obra del suministro del gas, pero la Municipalidad logró que la multa pendiente con la empresa sufriera una importante rebaja. En virtud del arreglo, el alumbrado de gas vendría a costar muy poco más que la del querosén. Solo faltaba que el Concejo Deliberante9 aprobase el convenio.
El convenio, aprobado con algunas modificaciones que le introdujo el C.D, fue llevado a escritura pública.10
El comienzo del alumbrado de gas en Gualeguaychú se produjo el 24 de enero de 1894 durante la intendencia de don Francisco Campi. El emprendimiento constituyó un honor para Gualeguaychú, no solo como signo de progreso, sino porque se hizo con capitales locales y gracias a hombres emprendedores de esta ciudad que no vacilaron en apuntar al porvenir.
Liquidación
Finiquitadas dos obras importantes como lo fueron el tramway y la construcción de la usina de gas para el alumbrado público, el Banco Territorial decide su liquidación en el año 1896; el Directorio es nombrado en comisión liquidadora. En las convocatorias a Asamblea General Ordinaria durante los años 1897 y 1898, se someten a consideración la memoria y el estado de la liquidación.11
1 La Sentinella, Año III, Nº 269, 12-2-1891, p. 1, cols.1, 2, 3; y Nº 258, 1º-1- 1891, p.1, col. 2 y p. 2, col. 1.
2 Los Principios, N° 532, 29-4-1892, p. 1, col. 1.
3 Op.cit. nota 2, N° 511, 9-2-1892.
4 Op.cit. nota 2, N° 512, 12-2-1892, p. 1, cols. 2 y 3.
5 Idem
6 Op.cit. nota 2, N° 513, 16-2-1892, p.1, col. 2.
7 Op.cit. nota 2, N° 511, 9-2-1892.
8 Op.cit. nota 2, N° 512, febrero 12 de 1892. (P. 1, col. 4)
9 El Centinela, N° 558 , 8- 2-1894, p. 1, col. 1.
10 Op.cit. nota 9, N° 581, 2-4- 1895.
11 Op.cit. nota 2, N° 1051, 17-7-1897; y N° 1094, 5-7-1898, p.
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