Recordando al querido doctor Weigand
Por GustavoRivas
Si uno recuerda con admiración a alguien, a cincuenta años de su muerte, es por algo. Y muy especialmente lo es, en el caso del querido Dr. VÍCTOR GERMÁN WEIGAND. Llegó a Gualeguaychú por casualidad, recién recibido de médico. Y no sólo que nunca más se fue, sino que nos dejó el recuerdo de su calidad profesional, inmensa generosidad, entrega, corrección y modestia.
Había nacido en 1892, y luego de estudiar con gran sacrificio, se graduó en la UBA en 1920. Tenía pensado otro destino, pero en la estación del ferrocarril se encontró con el Dr. CARLOS ZAVALLA CARBÓ, quien le habló de Gualeguaychú y ahí nomás cambió el pasaje. Abrió su consultorio y guiado por su filantropía, se ofreció a la Sociedad de Beneficencia para trabajar “ad honorem” en el Hospital Centenario, que aquella sociedad fundara.
Allí conoció a otro gran médico, el Dr CARLOS MARÍA ALTUNA, que lo llevó en 1937 a la Sala de Maternidad que él dirigía y que integrara junto a la Dra. TERESA QUARANTA DE DI GIANI. Cuando en 1939 Carlos Altuna fundó su Instituto, lo invitó a Weigand a trabajar allí y lo hizo durante muchos años.
Se casó con ELVIRA ARRATE y del matrimonio nacieron dos hijas: ALICIA, recientemente fallecida en nuestra ciudad, y BERTHA ELVIRA.
Fue el médico de muchas familias gualeguaychuenses -como la del que esto escribe- y no sólo las visitaba cuando había enfermos. Porque aún estando todos sanos, el Dr Weigand solía darse una vueltita, generalmente sin tocar timbre, para saludar y charlar un rato. Nunca dejó de atender a nadie por falta de recursos, al igual que “PATICO” DANERI, con quien solía colaborar en el Dispensario de Lactantes. Tan desprendido era, que sus casas y consultorios siempre fueron fincas alquiladas.
En algunos casos, la gratitud de sus pacientes se tradujo en gestos poco comunes. Como aquel bebé que ayudó a nacer 1939, a quien sus padres, en homenaje al querido médico, le pusieron uno de sus nombres: GERMÁN (…RAÚL DUBOSCQ “Ruly”).
También fue médico Jefe del Instituto Polivalente que funcionaba en calle Mitre.
Por su origen alemán -su padre era de Frankfurt- integró como Vice Presidente fundador, la Asociación Cultural Germano Argentina y allí trabó amistad con ISIDORO MAYER, WILHEM SOMMER, HERMAN FANDRICH, OTTO KUNATH, HERBERT HANNEKE entre otros. Y con algunos criollos, como DON ANGEL ZABAL, DOMINGO ELGUE y otros contertulios, en la Pizzería La Porteña.
Su carácter siempre jovial y lleno de gracia, no mermó ni aún con el padecimiento físico por su enfermedad: la gota. Por ello, en los últimos tiempos, solía atender su consultorio de Bolívar 995 con su pierna levantada. Seguramente en una banqueta hecha por él mismo, ya que, como buen descendiente de alemanes, tenía una gran habilidad para tareas como la carpintería. “YIYA” MAROTTE, conserva una hermosa mesita hecha por él.
Con inclaudicable vocación, trabajó casi hasta el final de su vida, que se agotó el 4 de Noviembre de 1964.
Las generaciones actuales no lo conocieron, pero los ya entrados en años, lo recordamos con cariño y sentimos la obligación de transmitirlo. Fue un ejemplo.
Había nacido en 1892, y luego de estudiar con gran sacrificio, se graduó en la UBA en 1920. Tenía pensado otro destino, pero en la estación del ferrocarril se encontró con el Dr. CARLOS ZAVALLA CARBÓ, quien le habló de Gualeguaychú y ahí nomás cambió el pasaje. Abrió su consultorio y guiado por su filantropía, se ofreció a la Sociedad de Beneficencia para trabajar “ad honorem” en el Hospital Centenario, que aquella sociedad fundara.
Allí conoció a otro gran médico, el Dr CARLOS MARÍA ALTUNA, que lo llevó en 1937 a la Sala de Maternidad que él dirigía y que integrara junto a la Dra. TERESA QUARANTA DE DI GIANI. Cuando en 1939 Carlos Altuna fundó su Instituto, lo invitó a Weigand a trabajar allí y lo hizo durante muchos años.
Se casó con ELVIRA ARRATE y del matrimonio nacieron dos hijas: ALICIA, recientemente fallecida en nuestra ciudad, y BERTHA ELVIRA.
Fue el médico de muchas familias gualeguaychuenses -como la del que esto escribe- y no sólo las visitaba cuando había enfermos. Porque aún estando todos sanos, el Dr Weigand solía darse una vueltita, generalmente sin tocar timbre, para saludar y charlar un rato. Nunca dejó de atender a nadie por falta de recursos, al igual que “PATICO” DANERI, con quien solía colaborar en el Dispensario de Lactantes. Tan desprendido era, que sus casas y consultorios siempre fueron fincas alquiladas.
En algunos casos, la gratitud de sus pacientes se tradujo en gestos poco comunes. Como aquel bebé que ayudó a nacer 1939, a quien sus padres, en homenaje al querido médico, le pusieron uno de sus nombres: GERMÁN (…RAÚL DUBOSCQ “Ruly”).
También fue médico Jefe del Instituto Polivalente que funcionaba en calle Mitre.
Por su origen alemán -su padre era de Frankfurt- integró como Vice Presidente fundador, la Asociación Cultural Germano Argentina y allí trabó amistad con ISIDORO MAYER, WILHEM SOMMER, HERMAN FANDRICH, OTTO KUNATH, HERBERT HANNEKE entre otros. Y con algunos criollos, como DON ANGEL ZABAL, DOMINGO ELGUE y otros contertulios, en la Pizzería La Porteña.
Su carácter siempre jovial y lleno de gracia, no mermó ni aún con el padecimiento físico por su enfermedad: la gota. Por ello, en los últimos tiempos, solía atender su consultorio de Bolívar 995 con su pierna levantada. Seguramente en una banqueta hecha por él mismo, ya que, como buen descendiente de alemanes, tenía una gran habilidad para tareas como la carpintería. “YIYA” MAROTTE, conserva una hermosa mesita hecha por él.
Con inclaudicable vocación, trabajó casi hasta el final de su vida, que se agotó el 4 de Noviembre de 1964.
Las generaciones actuales no lo conocieron, pero los ya entrados en años, lo recordamos con cariño y sentimos la obligación de transmitirlo. Fue un ejemplo.
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