Cosas que pasan
Días pasados, disertó en la parroquia San Juan Bautista y Beato Juan XXIII la religiosa franciscana Estela Sack que fue presentada por el Grupo Santa Mónica de reciente formación.
Lo único que debo lamentar que sólo asistiera a la charla un matrimonio joven y nadie de los mayores, lo cual me lleva a pensar que esos matrimonios presumen de saberlo todo. Pero al margen de ese detalle, que no es menor, debo reconocer que la charla de la hermana Estela me pareció sin desperdicio, sobre todo por su defensa a ultranza de la familia, sobre todo al considerar que la familia es el principal kerigma en el plan de Dios o sea el primer anuncio del amor en el hogar.
Nos habló del deber de los padres hacia los hijos, recordándonos que el testimonio de vida vale más que mil palabras. En este sentido, rescató la importancia de dos documentos esenciales, como el de Aparecida o ?Navega mar adentro?, que nos aleccionan sobre la necesidad de ?educar a la familia para el amor?, en cuyo seno se nos debe enseñar a competir ?para ser mejores?, desterrando las consignas modernas que pretende introducirnos en el conformismo, que es el gran enemigo de la familia.
Precisó Sack que la familia debe ser como un desafío para cambiar la sociedad en medio de una relativización de los valores, al intentar convencernos que nada es absoluto y todo descartable.
?Dios es familia?, sentenció la hermana franciscana, ?imagen de la Trinidad, alianza de personas para un proyecto común de vida. Y subrayó que la familia debe ser ?casa y escuela de comunidad. Al respecto, rechazó la idea que a la escuela le compete la tarea principal de educar y el resto a la familia, puesto que a ésta le corresponde la obligación primaria de ser ?escuela de fe?. Y en este sentido, expuso la conveniencia que sean los padres que sienten a su prole en las rodillas y les enseñen a rezar, sin supeditarlo todo a las catequistas.
La hermana Estela Sack que los grandes males de nuestros días, hincan sus raíces es que el tutor deleznable de nuestros hijos es la televisión. Y puso énfasis en que mientras se organizan marchas contra esto y aquello, y se cortan puentes y caminos en son de protesta, ?hasta el día de hoy no he sabido de ninguna marcha en defensa de la familia repudiando a la televisión?. Y trajo a colación una experiencia personal: ?Cerca de nuestra vivienda, aparecieron varios pibes con gomeras en sus manos tratando de matar avecillas. Les pregunté¡?¿En la escuela no les enseñan que hay que defender la vida??. Uno de ellos nos respondió: ?Si nos hablaron de la papelera?. A mi vez les respondí:¿Y no les ha hablado que matar pajaritos es también atentar contra la vida?...
Navegar mar adentro, y sintetizo el pensamiento de la hermana franciscana, supone el compromiso de ir al medio del lago, no a quedarse en la orilla, a luchar por la familia y por todos nosotros como una manera de lograr de consagrar al matrimonio para la Humanidad para que, a su vez, sea fuente de valores humanos y cívicos.
Desde la familia también se puede formar una ciudadanía sana, vigorosa, donde papá y mamá sean la esencia del hogar que Dios soñó para nosotros desde toda la eternidad.
Pareja es cualquier cosa, como una yunta de bueyes. Matrimonio es el amor humano entre un hombre y una mujer. Salvo que se pretenda corregirle la plana al Supremo Creador?
En ocasión de asumir su papado Benedicto XVI, el actual matrimonio presidencial, en un acto de hipocresía total, se arrodilló y besó el anillo del nuevo Santo Padre. A su regreso a Buenos Aires, promulgaron la ley de salud reproductiva, legislación que, entre otras lindeza, consiente el ?aborto terapéutico?.
Ahora, desde el Gobierno se estudia, al estilo uruguayo, despenalizar, lisa y llanamente, el aborto con una sustancial diferencia: mientras Tabaré Vázquez se propone vetar la ley, nuestra Presidente se propone legalizar el aborto, lo cual, en lo personal, por conocer los bueyes con que aramos, no me sorprende en lo absoluto. Ya es costumbre vieja en ella, borrar con el codo lo que escribió con la mano.
Y si de aborto se trata, me comprometo la próxima semana hablarle de la historia del Dr. Bernard Nathanson, conocido como ?el rey del aborto?, el que tras confesar ?maté a mi propio hijo? narra su horror de haber suprimido la vida de sesenta mil inocentes.
# J.H.S-ARI-SOL (juanhsolari@gmail.com)
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