Cosas que pasan
Como lo prometido es deuda, hoy les hablaré del Dr. Bernard Nathanson, famoso médico norteamericano quien llegó a ser conocido como ?el rey del aborto?.
En estos días, Nathanson ha vuelto a brindar su testimonio del calvario que vivió y cómo encontró la vida humana y la conversión.
Su nombre fue vastamente conocido en la década de los 70 del siglo pasado, cuando llegó a practicar 60 mil actos abortivos. Pero tras descubrir la vida humana del embrión, Bernard Nathanson lucha en forma denodada e incansable por la vida, en su país.
Nathanson, en la década del 60, en el Hospital de Mujeres de Nueva York entró en contacto con el mundo del aborto clandestino.
Y cuenta ?Cristo Hoy? que ?en l971 se involucró directamente en la práctica de abortos y ocupó el cargo de director de una clínica. Se daba la paradoja increíble de que, mientras estuvo al frente de aquel sanatorio, en el lugar existía un servicio de ginecología y obstetricia: es decir, se atendían partos normales al mismo tiempo que se practicaban abortos. Por otra parte, desarrollaba una intensa actividad dictando conferencias, celebrando encuentros con políticos y gobernantes de todo el país, presionándolos para lograr que fuera ampliada la ley del aborto. Se me conocía como el rey del aborto, subrayó.
?Durante ese lapso -confesó- realicé más de 60 mil abortos.
Y abundó en otro detalles: ?He abortado a los hijos no nacidos de amigos, colegas, conocidos y profesores LLEGUÉ INCLUSO A ABORTAR A MI PROPIO HIJO. Mi mujer quería seguir con el embarazo, pero me negué. Le dije que yo mismo realizaría el aborto. Y así lo hice?.
Pero a partir de aquel suceso, su vida comenzó a cambiar: dejó la clínica abortista y pasó a ser jefe de Obstetricia del Hospital de St. Lukas. La nueva tecnología, el ultrasonido, hacían su aparición en el ámbito médico? El día en que pudo observar el corazón del feto en los monitores electrónicos empezó a plantearse por vez primera qué es lo que estaba haciendo verdaderamente en la clínica.
Más tarde, en la revista médica ?The New England Journal of Medicina, Nathanson escribió una nota sobre su experiencia con los ultrasonidos, donde reconoció que en el feto existía vida humana. Según ?Cristo Hoy?, en la nota, Nathanson sostuvo que ?el aborto debe verse como la interrupción de un proceso que de otro modo habría producido un ciudadano en el mundo. Negar esta realidad es la más grosera evasión moral?.
Poco tiempo después, un nuevo experimento con ultrasonido sirvió de material para un documental que llenó a todos de admiración y horror: ?El grito silencioso?. En l984, Nathanson le pidió a un amigo que practicaba de 15 a 20 abortos diarios, que colocara un aparato de ultrasonido sobre la madre, grabando la intervención.
?Lo hizo -explicó- y cuando vio las cintas conmigo, quedó tan afectado que ya nunca más volvió a realizar un aborto. Seleccioné lo mejor del filme y empecé a proyectarlos en mis encuentros pro vida?.
Nathanson había abandonado su antigua profesión de ?carnicero humano?, pero aún quedaba pendiente el camino de vuelta a Dios. Una primera ayuda le vino de su admirado profesor universitario, el psiquiatra Kart Stern. ?Transmitía una serenidad y seguridad indescriptibles. Yo no sabía que en l943, tras largos años de meditación, lectura y estudio, se había convertido al catolicismo. Stern poseía un secreto que yo había buscado durante toda mi vida: la paz de Cristo?.
?Durante diez años pasé por un período de transición. Sentí que el peso de mis abortos se hacía más gravoso y persistente, pues me despertaba cada día a las cuatro o cinco de la mañana, miraba a la oscuridad y esperaba, sin rezar todavía, que se encendiera un mensaje declarándome inocente frente a un jurado invisible?, confesó Nathanson.
En esa situación no faltó la tentación del suicidio, pero decidió buscar una solución distinta. Empezó a conversar periódicamente con el p. John McCloskey. No le resultaba fácil creer, pero permanecer en el agnosticismo llevaba al abismo. Progresivamente, se descubría a sí mismo acompañado de alguien a quien importaban cada uno de los segundos de su existencia. ?Ya no estoy solo. Mi destino ha sido dar vueltas por el mundo a la búsqueda de ese UNO sin el cual estoy condenado, pero al que ahora me agarro desesperadamente, intentando no soltarme del borde de su manto?.
?El 9 de diciembre de l996, en la cripta de la catedral de San Patricio, de Nueva York, Nathanson se convertía en hijo de Dios. Entraba a formar parte del Cuerpo Místico de Cristo, su Iglesia. El cardenal John O´Connor le administró los sacramentos del Bautismo, Confirmación y Eucaristía?.
Las palabras de Bernard Nathanson al final de la ceremonia fueron escuetas y directas:
?No puedo decir lo agradecido que estoy ni la deuda tan impagable que tengo con todos aquellos que han rezado por mí durante los años en los que me proclamaba públicamente ateo. an rezadotozuda y amorosamente por mí. Estoy totalmente convencido de que sus oraciones han sido escuchadas. Lograron lágrimas para mis ojos?.
# J.H.S-ARI-SOL (juanhsolari@gmail.com)
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