EL ARGENTINO en Puerto Rico
Hay cosas que me pasan solo a mí
Confieso solemnemente que me gusta Puerto Rico, me parece un lugar de ensueño, como bien reza el slogan con que presentan al país, como “La Isla del Ensueño”, pero quiero creer que la naturaleza se ha vuelto en mi contra o que me están agarrando para el piquete, como decimos nosotros.
Desde que empecé a planificar este viaje, el motivo principal de “envidia” de aquellos quienes se iban enterando de cómo venía la mano, era que iba a tener a mi disposición las playas boricuas. Pues bien, debo decir que mañana cumplo una semana en la “ila” –como le dicen aquí- y solamente me he remojado las patas una vez. Más que las patas, pegué un chapuzón generoso, dando penosas muestras de nado en mar abierto, pero fue un día y gracias.
Entre los horarios que de a rato complican para laburar y la prioridad de ver básquet, que al fin y al cabo es a lo que vinimos a “Pueto Lico”, esperé el fin de semana como quien espera un cumpleaños de 15 al que ha sido invitado. Pues bien, sábado puertorriqueño, lluvia.
Y cuando digo lluvia es lluvia, no pelecho. Desde el mediodía del sábado se largó un chaparrón por espacio de casi tres horas que dio por tierra -o por agua- mis sanas intenciones de mostrar mi penosa silueta en playas boricuas. Hubo que conformarse con ver llover por la ventana, para lo cual me hubiera quedado en casa, aunque la vista del Hotel La Concha desde el balcón de la habitación 404 del Canario by the Lagoon justificó la venida, aunque más no sea para ver llover.
El domingo tengo revancha dije, pero el domingo al mediodía, horario elegido para partir con rumbo playero, un trueno me hizo pensar que se venía la noche. Un frente de tormenta impresionante se avecinaba, lo que automáticamente me hizo cambiar de idea. Opté por adelantar trabajo, tratar de escuchar algo del fútbol local –en definitiva no puedo despegarme del laburo y tampoco estoy de vacaciones- y se me pasaron las horas sin darme cuenta que, para las 3 había un sol que rajaba la tierra y la playa reventaba de gente.
Hoy que no hay partido, cuando Usted, querido lector se deleite o me insulte por lo bajo, no habrá Katrina que me pare. El lunes Serorena va a la playa y a otra cosa mariposa. Casi digo “que reviente la subcomisión de bochas”, pero me ganó de mano Carucha Detjiar, que implementó la frase con algún otro adjetivo en su columna de Básquet Plus.
# Un Shopping de otro mundo
El Mall Plaza de las Américas está considerado como el mall más grande de todo el Caribe. Ubicado en la zona de la Plaza de las Américas, frente mismo al Coliseo Roberto Clemente y al Estadio Hiram Bithorn, es una impresionante construcción que se extiende sobre una superficie de casi 202 mil metros cuadrados.
Un total de 300 locales comerciales se ubican repartidos en los tres niveles del mall, además de un impresionante patio de comidas, 12 salas de cines y locales exclusivos de tres de las cadenas más importantes de América, JC Penney, Sears y Macy’s. El estacionamiento, tiene capacidad para 11 mil vehículos y normalmente presenta un panorama repleto, con un intenso movimiento y con gente recorriendo el lugar en forma permanente. Su slogan define claramente el pensamiento de quienes crearon el mall, porque para ellos, Plaza de las Américas es “el centro de todo”.
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