Diario de Viaje
Mar del “Morfi”
Por Daniel Serorena (dserorena@diarioelargentino.com.ar)
Los que me conocen sabrán que no me destaco por la estrechez de mi figura. Dicho en otras palabras, soy gordo y de los gordos de alma.
Herencia familiar, afición por el asado, las pizzas, las pastas. Gordo en fin. Lo cierto es que mi estadía en Mar del Plata transcurre de mil maravillas, entre algunas cosas por la enorme variedad de platos que encuentro a mi paso por las frías calles marplatenses.
A diferencia de Gualeguaychú, que por el momento va camino a ser una ciudad turística, en Mar del Plata tienen claro que al visitante tienen como entrarle. A mi me entraron por la comida y mi panza lo va padeciendo día a día.
Me sorprendió la cantidad de restaurantes del estilo “tenedor libre” que hay, donde uno abona un precio fijo y come “a reventar” y solamente abona lo que consume, incluyendo bebida obviamente. Hay de todas las variantes que uno se pueda imaginar, carne, pollo, pescados, mariscos, pastas, postres, ideal para estómagos intensos como el mío y el de mis acompañantes, que hemos hecho honor al convite y le hemos entrado de lo lindo.
A la noche, luego de una intensa jornada laboral, los habitantes del 2° D de Belgrano 2474 nos entregamos mansamente a la buena propuesta gastronómica que nos ofrece La Feliz, mientras que al mediodía optamos por ser más sobrios y le hacemos a las pastas de Montecattini, que además cuenta con la ventaja de estar ubicado bien enfrente a nuestra morada.
Así transcurre nuestra vida en Mar del Plata, por estas horas bautizada con cariño y esmero “Mar del Morfi”.
Herencia familiar, afición por el asado, las pizzas, las pastas. Gordo en fin. Lo cierto es que mi estadía en Mar del Plata transcurre de mil maravillas, entre algunas cosas por la enorme variedad de platos que encuentro a mi paso por las frías calles marplatenses.
A diferencia de Gualeguaychú, que por el momento va camino a ser una ciudad turística, en Mar del Plata tienen claro que al visitante tienen como entrarle. A mi me entraron por la comida y mi panza lo va padeciendo día a día.
Me sorprendió la cantidad de restaurantes del estilo “tenedor libre” que hay, donde uno abona un precio fijo y come “a reventar” y solamente abona lo que consume, incluyendo bebida obviamente. Hay de todas las variantes que uno se pueda imaginar, carne, pollo, pescados, mariscos, pastas, postres, ideal para estómagos intensos como el mío y el de mis acompañantes, que hemos hecho honor al convite y le hemos entrado de lo lindo.
A la noche, luego de una intensa jornada laboral, los habitantes del 2° D de Belgrano 2474 nos entregamos mansamente a la buena propuesta gastronómica que nos ofrece La Feliz, mientras que al mediodía optamos por ser más sobrios y le hacemos a las pastas de Montecattini, que además cuenta con la ventaja de estar ubicado bien enfrente a nuestra morada.
Así transcurre nuestra vida en Mar del Plata, por estas horas bautizada con cariño y esmero “Mar del Morfi”.
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