Mundial de Clubes
Milan festejó en Japón ante Boca
Sustentado en el enorme talento futbolístico del brasileño Kaká, Milan derrotó a Boca por 4 a 2 y se coronó campeón del Mundial de Clubes, en un intenso partido que el equipo italiano definió en el segundo tiempo.
Los goles del conjunto "rossonero", que ganó su título internacional número 18 y es el más ganador en la historia del fútbol, fueron anotados por Filippo Inzaghi, en dos ocasiones, Alessandro Nesta y Kaká -figura del encuentro-. Por su parte, Rodrigo Palacio y Massimo Ambrosini, en contra, fueron los autores de los tantos del conjunto dirigido por Miguel Angel Russo.
Ambos equipos finalizaron con diez jugadores por las expulsiones de Kakhaber Kaladze, en el Milan, y Pablo Ledesma, en el elenco auriazul, a instancias del árbitro mexicano Marco Rodríguez.
Con este resultado el equipo conducido por Carlo Ancelotti recibió un premio de cinco millones de dólares, mientras que Boca embolsó 4 millones de la moneda norteamericana. Además, Milan se tomó revancha de la derrota que le propinó Boca en 2003, cuando se quedó con la Copa Intercontinental tras una dramática definición con tiros desde el punto del penal en este mismo estadio.
El partido tuvo un desarrollo discreto en los primeros 45 minutos, mientras que en el complemento los italianos sacaron rápidamente ventaja y aprovecharon con creces las urgencias de Boca para alcanzar la igualdad.
De todos modos, hay que dejar en claro que no hubo tal diferencia en el juego ya que el equipo de Russo también tuvo sus chances, aunque no las pudo cristalizar por falta de puntería o fortuna.
Durante la etapa inicial Boca logró controlar los movimientos de los hombres más talentosos de Milan y hasta tuvo chances de ponerse arriba en el marcador cuado promediaba el primer tiempo. Apoyado en el criterio de Sebastián Battaglia en la mitad de la cancha, el despliegue físico de Claudio Morel Rodríguez y la velocidad de Palacio, se las ingenió para complicar a un rival que esperó con inteligencia los movimientos de su adversario.
Sin embargo, fue el equipo italiano el que generó la primera jugada de riesgo a los 4 minutos, pero Inzaghi se perdió el gol solo frente a Caranta. Boca no se quedó de brazos cruzados y seis minutos más tarde fue Palermo quien desaprovechó una clara oportunidad tras una falla de Dida.
A esta altura del partido, los muchachos de Russo presionaban en todos los sectores del campo procurando no dejar pensar al conjunto italiano a sus hombres mejor dotados. Pese al esfuerzo Milan volvió a generar peligro a los 20 minutos. Kaká metió una corrida perpendicular al arco, se abrió levemente hacia la izquierda, tiró el centro atrás e Inzaghi puso el 1 a 0.
La apertura del marcador hizo despertar a la tribuna del Milan desplegó banderas y desató una verdadero carnaval. Sin embargo, la fiesta, que trajo algo de calor a la fría noche japonesa, poco les duró ya que dos minutos después Palacio apareció en el área de Milan y de cabeza madrugó a la defensa rival y marcó el transitorio empate.
La igualdad fue un acto de justicia porque en el balance general de esa primera parte Boca pareció levemente superior.
En el complemento el desarrollo del partido cambió totalmente, ya que Milan se adelantó unos metros en el terreno, mientras que Boca perdía cierto protagonismo. Encima, a los 4 minutos Alessandro Nesta aprovechó una serie de pifias en el área y con un violento derechazo marcó el segundo gol de los italianos.
Boca sintió anímicamente el impacto y no lograba recomponerse de ese cimbronazo. Su línea de volantes ya no tenía el peso de la primera mitad y sólo Palacio, Morel Rodríguez e Ibarra intentaron empujar al equipo hacia el arco de Dida.
El formoseño arañó el empate con un derechazo que se estrelló en la base del palo derecho a pesar de la estirada de Dida y que tal vez pudo cambiar la suerte del elenco "xeneize". Parecía que Boca empezaba a despertarse y permitía así soñar con el milagro de la igualdad a los numerosos hinchas xeneizes ubicados en el estadio.
Pero Kaká se encargó de suprimir todo indicio de recuperación al marcar un verdadero golazo en el minuto 16. El brasileño corrió 40 metros con la pelota y ante la marca de Maidana la cruzó ante la salida de Caranta, que nada pudo hacer para evitar la tercera caída de su arco.
El 3-1 fue un mazazo para las ilusiones "xeneizes", que herido en su amor propio salió decidido a buscar un milagro que finalmente volvió a tropezar con la fe del campeón. Los ingresos de Gracián y Ledesma fueron un gesto desesperado de Russo para hacer reaccionar a un equipo que estaba prácticamente nocaut.
A los 25 minutos, cuando Boca intentaba progresar en ataque, Inzaghi anotó el cuarto gol de Milan y sepultó definitivamente las aspiraciones del equipo azul y oro. La historia ya estaba escrita, Milan goleaba, mientras que Boca trataba de achicar diferencias.
Sobre el final llegaron las expulsiones de Kaladze y Ledesma, el gol en contra de Ambrosinni, los festejos de los italianos y la resignación de los jugadores de Boca que terminaron llorando y desconsolados por la chance desperdiciada.
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