Piedra, papel, tijera
Por Daniel Serorena (dserorena@diarioelargentino.com.ar) - En Twitter: @dserorena
Uno de los juegos que más gratos recuerdos me trae de mi infancia es el viejo y querido “Piedra, papel, tijera”, sinónimo de diversión en momentos aburridos de niños y no tan niños y una de las formas más elegantes y justas que conozco de dirimir algún pleito entre amigos.
Lo que no imaginé es que, pasados mis 40 pirulos, iba a ser testigo de un “Piedra, papel, tijera” que definiera cosas importantes en el marco de este apasionante Preolímpico que hoy llega a su fin.
La historia es así: Guillermo, Checho y Emiliano, mis amigos y compañeros de viaje, contaban con entradas para la totalidad de la fase regular del torneo en el mismo lugar, Cabecera A, ubicados cómodamente detrás de uno de los tableros. Lo que se dice comúnmente, la Popular. Sin embargo, debido a la demanda impresionante de entradas que hubo en la previa al torneo, para las semifinales y finales consiguieron entradas pero en lugares separados, había una Cabecera A, una Platea Lateral C y un Palco Bajo C, todos de diferentes precios pero al fin y al cabo, tendrían la posibilidad de estar en el estadio en los dos días más importantes del torneo.
El asunto durante todo el desarrollo de la competencia fue dilucidar la forma en que se iban a repartir los lugares, porque todos consideraron con razón, que no era justo que uno fuera a la Cabecera los dos días, como tampoco era justo que otro ocupara el Palco Bajo en las dos jornadas. Entonces, el “Piedra, papel, tijera” fue la forma más elegante de solucionar el problema.
De entrada se supo que Emiliano ocuparía la Platea Lateral en los dos días, cosa que tanto Checho como Guillermo aceptaron sin problemas, quedando la definición reducida a saber quien ocuparía el Palco el sábado y quien lo haría el domingo, dejándose por descontado que el otro iría a Cabecera. El viernes, aprovechando el día sin partido, junto con otros amigos de Gualeguaychú, Mauricio, Ariel, Maxi, Luis, Madera y Luciano, compartimos un exquisito asado y un rabioso truco de sobremesa. Terminado el truco y antes de emprender el retorno al “Depto”, se definió la cuestión.
Al ser un tema importante el que se definía, se utilizó el sistema de play off a 7 partidos para definir, es decir que el ganador debía imponerse en cuatro veces.
Con un clima de final, cánticos de hinchada, cámaras en vivo y un juez sumamente imparcial, la contienda fue ganada por Guillermo por un ajustado 4-2 sobre Checho. El ganador eligió ocupar el Palco el sábado, día en que se definía el pasaje a Londres, aceptando de buen grado ocupar la Cabecera el día de la final. Tras la victoria, con vuelta olímpica y abrazo entre los contrincantes incluida, emprendimos el retorno y se me ocurrió pensar en voz alta … “¿quién era el bobo que decía que el piedra, papel, tijera es un juego de chicos?”.
Lo que no imaginé es que, pasados mis 40 pirulos, iba a ser testigo de un “Piedra, papel, tijera” que definiera cosas importantes en el marco de este apasionante Preolímpico que hoy llega a su fin.
La historia es así: Guillermo, Checho y Emiliano, mis amigos y compañeros de viaje, contaban con entradas para la totalidad de la fase regular del torneo en el mismo lugar, Cabecera A, ubicados cómodamente detrás de uno de los tableros. Lo que se dice comúnmente, la Popular. Sin embargo, debido a la demanda impresionante de entradas que hubo en la previa al torneo, para las semifinales y finales consiguieron entradas pero en lugares separados, había una Cabecera A, una Platea Lateral C y un Palco Bajo C, todos de diferentes precios pero al fin y al cabo, tendrían la posibilidad de estar en el estadio en los dos días más importantes del torneo.
El asunto durante todo el desarrollo de la competencia fue dilucidar la forma en que se iban a repartir los lugares, porque todos consideraron con razón, que no era justo que uno fuera a la Cabecera los dos días, como tampoco era justo que otro ocupara el Palco Bajo en las dos jornadas. Entonces, el “Piedra, papel, tijera” fue la forma más elegante de solucionar el problema.
De entrada se supo que Emiliano ocuparía la Platea Lateral en los dos días, cosa que tanto Checho como Guillermo aceptaron sin problemas, quedando la definición reducida a saber quien ocuparía el Palco el sábado y quien lo haría el domingo, dejándose por descontado que el otro iría a Cabecera. El viernes, aprovechando el día sin partido, junto con otros amigos de Gualeguaychú, Mauricio, Ariel, Maxi, Luis, Madera y Luciano, compartimos un exquisito asado y un rabioso truco de sobremesa. Terminado el truco y antes de emprender el retorno al “Depto”, se definió la cuestión.
Al ser un tema importante el que se definía, se utilizó el sistema de play off a 7 partidos para definir, es decir que el ganador debía imponerse en cuatro veces.
Con un clima de final, cánticos de hinchada, cámaras en vivo y un juez sumamente imparcial, la contienda fue ganada por Guillermo por un ajustado 4-2 sobre Checho. El ganador eligió ocupar el Palco el sábado, día en que se definía el pasaje a Londres, aceptando de buen grado ocupar la Cabecera el día de la final. Tras la victoria, con vuelta olímpica y abrazo entre los contrincantes incluida, emprendimos el retorno y se me ocurrió pensar en voz alta … “¿quién era el bobo que decía que el piedra, papel, tijera es un juego de chicos?”.
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