Crecimiento industrial
En el último semestre se experimentó un importante crecimiento industrial en toda la provincia, aunque con mayor intensidad en el Parque Industrial de Gualeguaychú.
Los datos oficiales, de acuerdo al informe de la Dirección de Parques y Áreas Industriales de Entre Ríos, indican que se invirtieron 75 millones de pesos en infraestructura y tan sólo en los últimos seis meses se generaron más de 700 empleos genuinos y directos.
Se trata de un crecimiento que, de a poco, marca el perfil agroindustrial que debe tener Entre Ríos y es el resultado de la alianza elogiosa entre el sector público (Estado) y el privado (empresas).
Si se tiene en cuenta los últimos tres años, en la provincia existen 300 industrias nuevas, a razón de cien por año.
Está claro que si bien estos datos son satisfactorios, no deben ocultar que una falencia estructural de la provincia es que tiene una alta tarifa eléctrica (una de las más caras del país) a pesar de ser generadora de energía hidroeléctrica a través de la represa de Salto Grande.
De todos modos, son promisorios estos datos de crecimiento, dado que el complejo agroalimentario industrial recién está desarrollándose y ya se presenta en la provincia como una marca propia de su potencial.
Los datos son más que elocuentes: en diciembre del año pasado, las industrias en la provincia ocupaban a 7.873 trabajadores y seis meses más tarde a 8.587, lo que implica el crecimiento del ocho por ciento en materia de generación de nuevas fuentes laborales.
En rigor, el círculo virtuoso no sólo compete a una construcción del gobierno provincial sino también municipal, dado que son muchas las intendencias que han salido a gestionar mejores infraestructuras para los parques y áreas industriales, que se completa con un compromiso genuino del capital nacional que apuesta por el país productivo y no por la mera especulación financiera.
No es casual que en este contexto las tres localidades entrerrianas que más han crecido en inversiones hayan sido las de la Costa del Uruguay, encabezada por Gualeguaychú, Concordia y Concepción del Uruguay. El dato oficial registra que en Gualeguaychú y Concordia fueron siete las nuevas empresas que se radicaron en los últimos tiempos y en Concepción del Uruguay fueron doce; que tan sólo en nuestra ciudad se tuvieron inversiones por casi cien millones de pesos; 50 millones de pesos en Concordia y casi 39 millones de pesos en Concepción del Uruguay.
Los aportes del gobierno en subsidios, las líneas de créditos blandas, el fortalecimiento de las pequeñas y medianas empresas, son algunas de las herramientas que en los últimos tiempos se han utilizado para construir esta realidad. Y junto a ello, reglas de juego más claras. Por eso se habla de nuevas empresas, la mayoría de capitales nacionales y no de fondos extranjeros que terminaban –como en otras épocas- comprando la capacidad ya instalada.
El otro aspecto importante es leer estos números en relación al impacto local. Es que más del cuarenta por ciento de estas inversiones se destinaron a bienes de capital, lo que asegura la sustentabilidad en el crecimiento, garantiza la capacidad productiva y redunda en más trabajo y mejores ingresos de los asalariados. Además, como un agregado positivo, esto implica ampliar las inversiones, aumenta el mercado interno y con ello satisface una demanda en constante crecimiento en materia de consumo.
Se trata de un crecimiento que, de a poco, marca el perfil agroindustrial que debe tener Entre Ríos y es el resultado de la alianza elogiosa entre el sector público (Estado) y el privado (empresas).
Si se tiene en cuenta los últimos tres años, en la provincia existen 300 industrias nuevas, a razón de cien por año.
Está claro que si bien estos datos son satisfactorios, no deben ocultar que una falencia estructural de la provincia es que tiene una alta tarifa eléctrica (una de las más caras del país) a pesar de ser generadora de energía hidroeléctrica a través de la represa de Salto Grande.
De todos modos, son promisorios estos datos de crecimiento, dado que el complejo agroalimentario industrial recién está desarrollándose y ya se presenta en la provincia como una marca propia de su potencial.
Los datos son más que elocuentes: en diciembre del año pasado, las industrias en la provincia ocupaban a 7.873 trabajadores y seis meses más tarde a 8.587, lo que implica el crecimiento del ocho por ciento en materia de generación de nuevas fuentes laborales.
En rigor, el círculo virtuoso no sólo compete a una construcción del gobierno provincial sino también municipal, dado que son muchas las intendencias que han salido a gestionar mejores infraestructuras para los parques y áreas industriales, que se completa con un compromiso genuino del capital nacional que apuesta por el país productivo y no por la mera especulación financiera.
No es casual que en este contexto las tres localidades entrerrianas que más han crecido en inversiones hayan sido las de la Costa del Uruguay, encabezada por Gualeguaychú, Concordia y Concepción del Uruguay. El dato oficial registra que en Gualeguaychú y Concordia fueron siete las nuevas empresas que se radicaron en los últimos tiempos y en Concepción del Uruguay fueron doce; que tan sólo en nuestra ciudad se tuvieron inversiones por casi cien millones de pesos; 50 millones de pesos en Concordia y casi 39 millones de pesos en Concepción del Uruguay.
Los aportes del gobierno en subsidios, las líneas de créditos blandas, el fortalecimiento de las pequeñas y medianas empresas, son algunas de las herramientas que en los últimos tiempos se han utilizado para construir esta realidad. Y junto a ello, reglas de juego más claras. Por eso se habla de nuevas empresas, la mayoría de capitales nacionales y no de fondos extranjeros que terminaban –como en otras épocas- comprando la capacidad ya instalada.
El otro aspecto importante es leer estos números en relación al impacto local. Es que más del cuarenta por ciento de estas inversiones se destinaron a bienes de capital, lo que asegura la sustentabilidad en el crecimiento, garantiza la capacidad productiva y redunda en más trabajo y mejores ingresos de los asalariados. Además, como un agregado positivo, esto implica ampliar las inversiones, aumenta el mercado interno y con ello satisface una demanda en constante crecimiento en materia de consumo.
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