Drenaje a los bolsillos
Si bien la percepción es un fenómeno ajeno a la visión humana, a veces lo invisible suele ser más traumático que aquellos que vemos. Pruebas al canto: el costo de vida en la Argentina, el que, según la fábrica de mentir que es el INDEC, sería imperceptible y, por ende, insignificante. Otra cosa, sin embargo, dice o revela la realidad.
Según el ente oficial, la inflación de octubre fue de apenas del 0,8 por ciento, lo que expresa una colosal oficial. Que lo digan sino las amas de casa, que son el único barómetro social confiable, las que, día tras día, yendo al supermercado pueden certificar que la estadística oficial es, lisa y llanamente, una negación de la verdad.
Más aún, sin exagerar el aumento de vida, hoy, en Argentina es de características alucinantes. De un tiempo a esta parte, en forma silenciosa se asiste al implacable drenaje de los bolsillos populares. Ello y decir que los salarios están siendo destruidos de una forma irreversible no es descubrir nada novedoso: es confirmar una certeza que trasciende en forma violenta a los datos del INDEC.
El Gobierno podrá decir lo que quiera, envuelto como está en una mentira que no sabe como salir de ella, pero la gente sabe lo que pasa porque lo está pagando con su propio bolsillo…!Y este sí que no miente!. Sobre todo el de los jubilados que acaben de darle una vergonzante limosna que a la semana siguiente de ser perciba se ha licuado de manera impresionante.
Un 0,8 por ciento de inflación cuando la papa, por ejemplo, está costando más de tres pesos el kilogramo, cuando su precio en setiembre era de alrededor de $1,50 el kilo. Y mejor no hablemos de los fideos, de los lácteos o de la carne. Y referirse a la fruta es tener que ocuparse de un producto que ya ingresó en la categoría de suntuario, en tanto que las primeras informaciones que se han conocido en estos días anticipan que el precio de la canasta navideña, con respecto al 2008, ya es superior al 50 por ciento.
En setiembre los jubilados, los de mayores ingresos, recibieron l00 pesos de aumento. Pero esa suma desapareció en octubre, mientras el inefable Guillermo Moreno intenta convencer al pueblo argentino que la inflación es un invento de los medios, todo ello mientras se reúne con los empresarios para “invitarlos” a bajar los precios mientras deja sobre la mesa, a modo de “persuasión” su poderosa arma de fuego…
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