En busca del consenso
Senadores y diputados nacionales se aprestan a debatir una nueva ley para las retenciones del campo, tema que quita el sueño al Gobierno ante el temor que el Congreso de la Nación haga caducar las anteriores retenciones y lo precipite a la desfinanciación.
A la luz de las primeras opiniones recogidas, diera la impresión que nuestros legisladores están decididos a esmerarse en busca de un consenso que les permita darle al país una ley ágil, moderna, capaz de dar respuestas al hoy, al presente de la Argentina.
Por de pronto, pareciera prevalecer el sano criterio de aplicar la segmentación de la soja, no así de los otros granos, lo cual le permitiría al Estado disponer de un ingreso fiscal que no incidiría en las arcas financieras del país. Pese a que existe otra corriente de opinión que insiste en dejar sin retenciones a la soja, finalmente primaría la disposición a segmentarla a fin de no producir una crisis de gobernabilidad que en ese caso podría ser irreversible.
En buena hora, pues, si en medio de las permanentes confrontaciones políticas a que estamos expuestos, aquellos hombres que tienen en sus manos una parte del poder legislativo tengan la mejor disposición para amigarse con un consenso que, por haberlo perdido, nos ha obligado a vivir experiencias dolorosas, consenso que si hubiera emanado del poder político le hubiera evitado a la República los días aciagos de la Resolución 125, la que nos tuvo al borde del abismo.
Estamos de acuerdo en que debe derogarse la ley de las retenciones. Pero a su vez decimos que la misma debe ser reemplazada por una legislación que, repetimos, privilegie el consenso maduro para no repetir el antiguo error de poner el carro delante de los caballos.
Llegó la hora de demostrar un sincero y efectivo apego a los grandes acuerdos nacionales, aquellos que nos permitan salir de los grandes marasmos en que hemos estado sumergidos en medio de querellas de nunca acabar.
Consensuar debiera ser el nuevo verbo a conjugar entre todos y no entre unos pocos, sobre todo para mostrarle a los que gobiernan que no es cierto que haya una oposición por el solo gusto de serlo sino para empezar a construir el país que nos merecemos.
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