¿En la soledad del vale todo?
Si algo caracterizo siempre a Gualeguaychú es el no haber sido jamás una sociedad tendenciosa sino, por el contrario, respetuosa y moderada a la hora de expresar su opinión y sentires.
Es por esa razón que nos preocupan y sobresaltan algunas actitudes que han empezado a aflorar en la superficie del comportamiento social gualeguaychuense, incluso desde el propio periodismo.
Por estos días, nos hemos desayunado con ciertas conductas incompatibles con el modo de ser de nuestra gente, que a veces tal vez se deje tentar con la ligereza de la lengua, pero que nunca avanza más allá sin caer en hechos moralmente punibles y merecedores de todos los desprecios.
Nos provoca indignación, por ejemplo, que hayan aparecido leyendas injuriosas en algunas paredes por un caso de resonancia pública, sin pensar sus autores que pueden estar salivando para arriba... Esa forma de querer agredir a terceros es de una bajeza que sólo merece un adjetivo: despreciable.
No se puede caer en el repugnante recurso de atacar a un profesional del Derecho por estar cumpliendo con su deber y obligación de defender a su cliente, más allá que sea culpable o inocente. También nos parece un recurso repugnante apelar a la cobardía de ensuciar determinadas personas sin caer en la cuenta que detrás de un presunto culpable hay personas inocentes. ¿O es que estamos en la sociedad del vale todo?
Además, nos produce espanto como se agrede impunemente a las personas por ejercer a pleno su libertad de pensar y de opinar y de actuar como le plazca. ¿Los que disienten con nuestra opinión pasa a la categoría de traidores?. ¡Por favor!. ¿O queremos formar parte de una nueva inquisición?.
¿O acaso empieza a fascinarnos la idea de formar el Ku Klux Klan para salir de noche a la caza de brujas?.
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