En pos de nuevos sueños
Horas más y empezaremos a transitar el nuevo año, como siempre portador de ilusiones y de sueños para el hombre infatigable buceador de nuevas esperanzas para que siga teniendo sentido su vida.
Cuando se viene de un año –como ha ocurrido en la Argentina- ahito de conflictos y dificultades y sobre todo en medio de una bronca que caló muy hondo en el espíritu de la inmensa mayoría de nuestros hombres y mujeres, resulta lógico y comprensible que muchos suspiren aliviados al despedir al año viejo que se está yendo.
No hay duda que el 2008 fue un año que puso a prueba la paciencia colectiva en medio de coletazos que agitaron la vida interior de la República, las más de las veces promovidos desde las cúpulas políticas que en lugar de promover el apaciguamiento gestaron la confrontación sistemática y permanente aplicando aquello de dividir para reinar…
La mejor demostración de lo que decimos fue el conflicto con el campo, obra casi siniestra de cuatro o cinco peleles que, luego de encerrarse entre las cuatro paredes de una intimidad absurda, casi arrastran a la Argentina a un camino sin retorno. Ya en las postrimerías del año, seguimos a merced de esos cuatro o cinco peleles que en pocos días más llenarán de asombro al país cuando vea la luz el regalo oficial a los sindicalistas como recompensa por no haberles concedido el plus de los 500 pesos.
Es por esa razón que esperamos ansiosos la media noche abrigando la secreta esperanza que el 2009 permite el cambio de rumbo de muchas cosas. Es que, en el fondo, nos auto promtemos no renunciar a la lucha por decencia pública, que en no pocos casos ha sido arrojada al tacho de los desperdicios.
Debe ser por ello que cobra especial significado la palabra del Cardenal Primado de la Argentina que nos ha llamado a recuperar la esperanza para enfrentar los duros momentos que pueden sobrevenir sobre nosotros.
Por eso y a pesar de todo !feliz 2009! para todos.
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