Fronteras permeables
Entre Ríos está vinculada con la República Oriental del Uruguay a través de tres pasos fronterizos: el puente internacional General San Martín que une a Gualeguaychú con Fray Bentos; el puente internacional General Gervasio Artigas que relaciona a Colón con Paysandú y el de Concordia-Salto.
Estos vínculos fronterizos son al margen de una larga frontera que casi siempre se presenta como un colador abierto para toda clase de tráfico ilegal.
La de Argentina y Uruguay es una frontera importante y muy estratégica. Es parte del eje de integración y desarrollo del Mercosur-Chile. Pero, a pesar que de vez en cuando aparece uno que otro operativo positivo que ha detectado un contrabando ilegal, se supone que es más lo que pasa que lo que se detecta.
Hay que tener en cuenta que estos tres pasos fronterizos no tienen limitaciones de temporalidad y está abierto todo el año. Por otro lado, se trata de pasos fronterizos que están vinculados a una red vial en ambos países de tránsito rápido y con una cercanía muy favorable hacia otros distritos.
En el caso de Gualeguaychú está conectada a la autovía de la ruta nacional 14 y a la ruta provincial 20, con una rápida salida hacia el sur (Buenos Aires), hacia el norte (Corrientes) y hacia el oeste (Victoria-Rosario y Paraná-Santa Fe). Del lado uruguayo esa red vial está constituida por las rutas 2 y 24, que conectan a Fray Bentos con Montevideo y Paysandú, respectivamente.
Por sus aduanas pasa todo el comercio bilateral por carretera entre Argentina y Uruguay. Pero también se canaliza el comercio entre Uruguay con Chile y Bolivia, en tránsito por Argentina. Y en menor medida el comercio entre Argentina y Brasil, en tránsito por Uruguay.
Esta perspectiva permite tomar dimensión del movimiento diario que existe en la frontera, que si es comparado con lo que se detecta como ilegal, se puede concluir que es casi irrisorio.
Dicho esto se debe comprender también que el tráfico ilegal genera un enorme daño al comercio, además de por la fragilidad de los controles es una frontera propicia para la red de tráfico ilegal de personas o migrantes, amén del tráfico o contrabando de mercaderías y derogas ilícitas que son más frecuentes.
Se insiste en el concepto: si bien de vez en cuando algo se detecta, el volumen de pasajeros y automotores que cruza por la frontera está indicando que es más lo que pasa sin control o con controles deficientes que lo que se logra desactivar.
Se trata de fronteras permeables al contrabando y el comercio ilegal. Parece que no es suficiente con saberlo, porque no se está actuando en consecuencia.
La de Argentina y Uruguay es una frontera importante y muy estratégica. Es parte del eje de integración y desarrollo del Mercosur-Chile. Pero, a pesar que de vez en cuando aparece uno que otro operativo positivo que ha detectado un contrabando ilegal, se supone que es más lo que pasa que lo que se detecta.
Hay que tener en cuenta que estos tres pasos fronterizos no tienen limitaciones de temporalidad y está abierto todo el año. Por otro lado, se trata de pasos fronterizos que están vinculados a una red vial en ambos países de tránsito rápido y con una cercanía muy favorable hacia otros distritos.
En el caso de Gualeguaychú está conectada a la autovía de la ruta nacional 14 y a la ruta provincial 20, con una rápida salida hacia el sur (Buenos Aires), hacia el norte (Corrientes) y hacia el oeste (Victoria-Rosario y Paraná-Santa Fe). Del lado uruguayo esa red vial está constituida por las rutas 2 y 24, que conectan a Fray Bentos con Montevideo y Paysandú, respectivamente.
Por sus aduanas pasa todo el comercio bilateral por carretera entre Argentina y Uruguay. Pero también se canaliza el comercio entre Uruguay con Chile y Bolivia, en tránsito por Argentina. Y en menor medida el comercio entre Argentina y Brasil, en tránsito por Uruguay.
Esta perspectiva permite tomar dimensión del movimiento diario que existe en la frontera, que si es comparado con lo que se detecta como ilegal, se puede concluir que es casi irrisorio.
Dicho esto se debe comprender también que el tráfico ilegal genera un enorme daño al comercio, además de por la fragilidad de los controles es una frontera propicia para la red de tráfico ilegal de personas o migrantes, amén del tráfico o contrabando de mercaderías y derogas ilícitas que son más frecuentes.
Se insiste en el concepto: si bien de vez en cuando algo se detecta, el volumen de pasajeros y automotores que cruza por la frontera está indicando que es más lo que pasa sin control o con controles deficientes que lo que se logra desactivar.
Se trata de fronteras permeables al contrabando y el comercio ilegal. Parece que no es suficiente con saberlo, porque no se está actuando en consecuencia.
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