Intercambio universitario
Las universidades cuyas sedes rectorales están ubicadas en la provincia vienen profundizando la experiencia de intercambio entre estudiantes de varias partes del mundo.
El intercambio académico es una herramienta clave en la formación profesional de los estudiantes y acrecienta las posibilidades de sumar experiencias universitarias. Para tener una idea de este positivo fenómeno, el año pasado la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) pudo lograr que veinte de sus estudiantes fueran al extranjero a ganar vivencias académicas, sociales y culturales; otro tanto ha realizado la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader), aunque centrado geográficamente en el Mercosur.
No se trata solamente del tránsito de un estudiante a otro país, sino de consolidar un proceso de cooperación educativa, académica y cultural, indispensable para pensarse en el mundo, además de abonar para fortalecer la mayor perspectiva en materia de educación superior.
Para lograr esto es importante valorar el esfuerzo de las universidades para elaborar y rubricar acuerdos con otras casas de estudios similares y tener la capacidad tanto para enviar como para recibir a estudiantes en las más diversas disciplinas del saber. Generalmente este intercambio estudiantil atrae a quienes están cursando carreras vinculadas con las Ciencias Sociales, aunque no es excluyente de otras disciplinas.
No se trata solamente de enviar a un estudiante y recibir a otro, sino que las universidades deben analizar los diferentes sistemas de evaluación, consensuar las exigencias para la acreditación de una o más materias e incluso equilibrar el reconocimiento de acuerdo a sus propias normativas.
Además, contribuir a la mejora de la calidad de la enseñanza superior, es una herramienta que estimula la cooperación inter universitaria, genera un efecto multiplicador de experiencias de movilidad y fundamentalmente promueve el reconocimiento de materias, grados, estudios y diplomas, estimulando a las instituciones de educación superior a desarrollar políticas de atención a los estudiantes extranjeros y trabajar para prestigiar su accionar más allá del ámbito local.
Y así como se logran intercambios con los estudiantes, que generalmente dura enrte cuatro a seis meses con una opción a un cuatrimestre más, también se busca el intercambio de docentes, aunque con plazos más perentorios. En este último caso prevalece no tanto la cuestión académica, sino la investigación y en ambos –estudiantes y docentes- la extensión universitaria.
Para el caso del Mercosur, más de treinta universidades integran el proyecto de intercambio y el objetivo es fortalecer, desde la educación superior, las perspectivas de integración entre las distintas sociedades. Y junto con ello fortalecer las identidades de pertenencia para que alimenten de manera fecunda la concepción de una conciencia regional y así tornar al saber en un espacio común más allá de las diferencias de origen.
Estos procesos son de vital importancia con miras al futuro. No es descabellado alguna vez poder constituir una universidad plurinacional o del Mercosur, con acreditaciones de sus carreras de manera automática para cada país miembro. Esta es una aspiración que impulsa mucho la Unesco, la agencia de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura en el mundo.
No se trata solamente del tránsito de un estudiante a otro país, sino de consolidar un proceso de cooperación educativa, académica y cultural, indispensable para pensarse en el mundo, además de abonar para fortalecer la mayor perspectiva en materia de educación superior.
Para lograr esto es importante valorar el esfuerzo de las universidades para elaborar y rubricar acuerdos con otras casas de estudios similares y tener la capacidad tanto para enviar como para recibir a estudiantes en las más diversas disciplinas del saber. Generalmente este intercambio estudiantil atrae a quienes están cursando carreras vinculadas con las Ciencias Sociales, aunque no es excluyente de otras disciplinas.
No se trata solamente de enviar a un estudiante y recibir a otro, sino que las universidades deben analizar los diferentes sistemas de evaluación, consensuar las exigencias para la acreditación de una o más materias e incluso equilibrar el reconocimiento de acuerdo a sus propias normativas.
Además, contribuir a la mejora de la calidad de la enseñanza superior, es una herramienta que estimula la cooperación inter universitaria, genera un efecto multiplicador de experiencias de movilidad y fundamentalmente promueve el reconocimiento de materias, grados, estudios y diplomas, estimulando a las instituciones de educación superior a desarrollar políticas de atención a los estudiantes extranjeros y trabajar para prestigiar su accionar más allá del ámbito local.
Y así como se logran intercambios con los estudiantes, que generalmente dura enrte cuatro a seis meses con una opción a un cuatrimestre más, también se busca el intercambio de docentes, aunque con plazos más perentorios. En este último caso prevalece no tanto la cuestión académica, sino la investigación y en ambos –estudiantes y docentes- la extensión universitaria.
Para el caso del Mercosur, más de treinta universidades integran el proyecto de intercambio y el objetivo es fortalecer, desde la educación superior, las perspectivas de integración entre las distintas sociedades. Y junto con ello fortalecer las identidades de pertenencia para que alimenten de manera fecunda la concepción de una conciencia regional y así tornar al saber en un espacio común más allá de las diferencias de origen.
Estos procesos son de vital importancia con miras al futuro. No es descabellado alguna vez poder constituir una universidad plurinacional o del Mercosur, con acreditaciones de sus carreras de manera automática para cada país miembro. Esta es una aspiración que impulsa mucho la Unesco, la agencia de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura en el mundo.
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