Las andanzas del bacilo de Koch
La aparición de varios casos de tuberculosis en otros tantos establecimientos educativos de la ciudad autónoma de Buenos Aires ha reactualizado un problema que más de una vez concitó el interés y la preocupación de nuestra columna y la consiguiente indiferencia de un poder político que insiste en mirarse el ombligo.
Por más que se haya intentado ocultarlo, las andanzas del bacilo de Koch no es un invento periodístico como generalmente se ha dejado trascender sino que el drama de la tuberculosis está entre nosotros y siempre amenazante.
Por razones meramente políticas, los actuales gobernantes se han obstinado en un ocultamiento sistemático de la realidad para no quedar en evidencia ante el país y el mundo del grado real de pobreza que existe en la Argentina y que es el nicho donde nace y crece la tuberculosis..
El hecho que haya tuberculosos lo que está denunciando es que, a pesar de los discursos oficiales, no todo es color de rosa en el país y que si el bacilo de Koch ha recrudecido con tanta virulencias es porque existen las condiciones naturales para su expansión y desarrollo. Por algo será que la tuberculosis está considerada una enfermedad social, porque allí donde hay necesidades crecientes en el hombre el bacilo de Koch encuentra terreno propicio para avanzar y destruir la salud humana.
Es que pese a los datos estadísticos del sr. Guillermo Moreno, los bajos estratos sociales siguen en aumento y con ellos el hambre, el hacinamiento, la promiscuidad, y una calidad de vida en brusco descenso. Y ello sucede cuando en las sociedades sobreabundan la escasez de justicia social, la deficiente atención de la salud pública, los ambientes contaminados, la ocurrencia periódica de episodios generadores de epidemias que serían fácilmente evitables con la prestación de severos y constantes prestaciones sanitarias que hoy en la Argentina brillan por su ausencia, lo cual explica que un flagelo en vías es extinción en el mundo se presente en estado casi floreciente en la Argentina.
Aquí no se trata de ocultar la tuberculosis con fines políticos sino de disponer de una batería de medidas de prevención que en el corto o mediano plazo se pueda erradicar de la vida argentina el terrible bacilo de Koch.
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