Mejora inesperada a jubilados
Los jubilados nacionales, los del sistema de reparto, al cobrar sus haberes de noviembre se han encontrado con una sorpresa mayúscula que los dejó patitiesos: sin aviso previo, nuestros abuelos, al releer sus recibos de jubilatorios, cada vez más ilegibles, se sorprendieron al comprobar que la asignación familiar por cónyuge les había sido aumentada de treinta a cuarenta y un pesos.
Semejante mejora de once pesos, y encima retroactivo a setiembre, les debe haber permitido, con esos inesperados treinta y tres pesos, saborear algún asadito acompañado por un buen tintillo, gaseosa o cerveza. Es que son un casi lujo de los que nuestros abuelos se vienen privado a raíz de sus magras remuneraciones.
Lo que da motivo o pábulo a las más diversas conjeturas es la razón por la cual se ocultó aquella leve mejora a la asignación por cónyuge. Desde nuestra óptica, es que se ocultó el anuncio por vergüenza por cuanto haber llamado a conferencia de prensa por parte del Gobierno para anunciar de ese aumento de once pesos era exponerse a la mofa pública.
A la luz de ese dato, es que nuestros jubilados empiezan a pensar que si a las esposas se las revalorizó en once pesos, escasas resultan las expectativas de marzo cuando entrará en vigencia la movilidad jubilatoria: es que se acrecienta la sospecha que el aumento de las jubilaciones sería irrisorio. Lo aconsejable entonces es que nuestros abuelos y abuelas pongan los pies sobre la tierra, porque sus sueños podrían convertirse en una pesadilla nacional.
Por otra parte, si se tiene en cuenta que el sistema jubilatorio recibió una inyección de cien mil millones de pesos, proveniente de la estatización de las AFJP y ni siquiera se tuvo el gesto de disponer un retoque a los haberes o bien el pago doble del medio aguinaldo, es entendible el asombro de haber recibido el regalito de los once pesos por esposa.
Más allá de la ironía de nuestra reflexión, es de lamentar que nuestros padres y madres tengan que despedir el año con las mismas privaciones y vicisitudes de siempre, privados de ser destinatarios por parte de los gobernantes de un gesto de solidaridad social. Deberán conformarse con saber que con sus ahorros se harán obras públicas o se financiará parte de la campaña electoral 2009.
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