No descuidar la cuestión energética
Pasaron las elecciones y ahora se abre una nueva etapa a partir del 10 de diciembre cuando se conforme el nuevo Congreso Nacional.
Existieron muchos temas en esta campaña que estuvieron ausentes de un debate responsable y serio. Uno de ellos está vinculado con la situación integral de la energía en el país. A pesar de esta ausencia en la campaña electoral, hay que convenir que es una materia crucial para aspirar a un desarrollo integral como sociedad.
No se trata solamente de consolidar la producción nacional de petróleo y gas para alcanzar el autoabastecimiento y dejar de importar esa energía, sino también la de fortalecer al sector energético.
Particularmente es en la energía eléctrica donde más se observa a las distribuidoras con grandes obstáculos para mejorar sus déficit e incluso para poder planificar de manera real nuevas inversiones.
Y en el caso de la Cooperativa Eléctrica de la ciudad, es evidente que necesita siempre del concurso del Estado a través de subsidios para que no se pierda lo que se produce en la generación de electricidad.
Por eso este debate debe estar en la próxima agenda legislativa a nivel nacional, porque así como se reconoce que el país dispone de recursos energéticos abundantes, también hay que reconocer que falta una política de Estado que permita optimizar esos mismos recursos.
En este contexto no puede ser ajeno el dato que indica que Argentina es el tercer país del mundo en reservas de petróleo y gas en yacimientos no convencionales. Está claro que si hay déficit y crisis, es porque algo está equivocado en la política del gobierno nacional.
El otro punto es que el gobierno en materia de subsidios energéticos, destina más fondos a la oferta que a la demanda. Esto también debería revertirse, especialmente para favorecer a las producciones nacionales y a los hogares residenciales.
Así las cosas, es evidente que la economía tiene muchos puntos débiles. La inflación es uno de ellos, pero no el único porque también tiene debilidades en materia energética.
¿Cómo es posible que Argentina, que es tan favorecida en su territorio y climas, no ha podido profundizar la explotación de energías alternativas o renovables?
Y volviendo a la energía eléctrica se da la contradicción de que Entre Ríos, que es generadora de esa energía a través de la represa Salto Grande, posee una de las tarifas eléctricas más caras del país; incluso muy superior a aquellas provincias que no generan absolutamente nada en esta materia.
En tiempos donde se vuelve a valorar conceptos como soberanía, es contradictorio no tener independencia energética. La independencia energética debería ser una cuestión de Estado, no de gobierno y para construir esa plataforma se requiere de un gran consenso entre oficialistas y opositores. Y para que esto ocurra, es indispensable que el gobierno abra sus concepciones a otros aportes, y construya su perspectiva también con otras miradas y deje de lado la construcción mental de blanco o negro o creer que nadie tiene algo importante que aportarle.
Si hay algo que todo crecimiento y desarrollo no puede prescindir, eso es el desarrollo energético.
En materia energética falta mucho y por el momento no se visualiza la necesidad de coincidir en una planificación que sea a cinco o más décadas. Del mismo modo, hace falta discutir una mejor distribución de la energía con sus costos e incluso tal vez darle rango de Ministerio a la Energía.
No se trata solamente de consolidar la producción nacional de petróleo y gas para alcanzar el autoabastecimiento y dejar de importar esa energía, sino también la de fortalecer al sector energético.
Particularmente es en la energía eléctrica donde más se observa a las distribuidoras con grandes obstáculos para mejorar sus déficit e incluso para poder planificar de manera real nuevas inversiones.
Y en el caso de la Cooperativa Eléctrica de la ciudad, es evidente que necesita siempre del concurso del Estado a través de subsidios para que no se pierda lo que se produce en la generación de electricidad.
Por eso este debate debe estar en la próxima agenda legislativa a nivel nacional, porque así como se reconoce que el país dispone de recursos energéticos abundantes, también hay que reconocer que falta una política de Estado que permita optimizar esos mismos recursos.
En este contexto no puede ser ajeno el dato que indica que Argentina es el tercer país del mundo en reservas de petróleo y gas en yacimientos no convencionales. Está claro que si hay déficit y crisis, es porque algo está equivocado en la política del gobierno nacional.
El otro punto es que el gobierno en materia de subsidios energéticos, destina más fondos a la oferta que a la demanda. Esto también debería revertirse, especialmente para favorecer a las producciones nacionales y a los hogares residenciales.
Así las cosas, es evidente que la economía tiene muchos puntos débiles. La inflación es uno de ellos, pero no el único porque también tiene debilidades en materia energética.
¿Cómo es posible que Argentina, que es tan favorecida en su territorio y climas, no ha podido profundizar la explotación de energías alternativas o renovables?
Y volviendo a la energía eléctrica se da la contradicción de que Entre Ríos, que es generadora de esa energía a través de la represa Salto Grande, posee una de las tarifas eléctricas más caras del país; incluso muy superior a aquellas provincias que no generan absolutamente nada en esta materia.
En tiempos donde se vuelve a valorar conceptos como soberanía, es contradictorio no tener independencia energética. La independencia energética debería ser una cuestión de Estado, no de gobierno y para construir esa plataforma se requiere de un gran consenso entre oficialistas y opositores. Y para que esto ocurra, es indispensable que el gobierno abra sus concepciones a otros aportes, y construya su perspectiva también con otras miradas y deje de lado la construcción mental de blanco o negro o creer que nadie tiene algo importante que aportarle.
Si hay algo que todo crecimiento y desarrollo no puede prescindir, eso es el desarrollo energético.
En materia energética falta mucho y por el momento no se visualiza la necesidad de coincidir en una planificación que sea a cinco o más décadas. Del mismo modo, hace falta discutir una mejor distribución de la energía con sus costos e incluso tal vez darle rango de Ministerio a la Energía.
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