Obra de desequilibrados
Aunque lentamente –por fortuna, hemos esquivado la vorágine esquizofrénica-, Gualeguaychú viene registrando episodios que no son propios de una ciudad que, como la nuestra, mantiene los rasgos típicamente provincianos, sin dejarse contagiar por “flagelos foráneos”.
Desde hace unos días, es la comidilla gualeguaychense las amenazas telefónicas que ha tenido que soportar un inspector municipal, al que le han advertido que se deje de entrometer con la actividad nocturna de los boliches.
Se trata del ejercicio de una práctica mafiosa que llevó al límite la indignación colectiva al saberse que la amenaza se hizo extensiva a los familiares del funcionario municipal
Por más que se trate de un hecho aislado, el mismo no puede ni debe pasar desapercibido, ya que esa cobarde actitud reconoce otros antecedentes. En este sentido, no puede olvidarse que hace ya algún tiempo el Ing. Rubio recibió idéntica amenaza por el simple hecho de disentir con el tema ambiental.
Quien o quienes apelan a aquel tipo de recurso deben ser enérgicamente repudiados, amén de disponerse de una exhaustiva investigación en procura de identificar a los autores –verdaderos enfermos mentales- de esa vandálica manera de pretender defender una idea o un determinado interés sectorial.
En cuanto al episodio que involucra al inspector municipal por el sólo hecho de cumplir con sus deberes de funcionario público, no resiste el menor análisis y debería concitar la preocupación de todos, mucho más al cerciorarse que hay individuos que viendo amenazados sus negocios son capaces de recurrir a cualquier bajeza para que nadie los molesto.
Si alguien cumple con la ley y el orden no existen razones para acudir a la amenaza para defender sus intereses y no tendría por qué sentirse perjudicado por el accionar de un funcionario público que solamente cumple con su deber.
Debieran saber los bravucones telefónicos que Gualeguaychú no será nunca tierra propicia para ninguna mafia organizada y que siempre estaremos acompañando el accionar de aquellos decididos a jugarse en defensa del bien común.
Este contenido no está abierto a comentarios