Penurias de jubilados
Pese a que los servicios del PAMI han mejorado en forma ostensible ?al menos en Gualeguaychú, donde los reclamos llegaron a ser muy serios-, quedan algunos baches por cubrir.
Por ejemplo, ya se cuenta con servicio odontológico, lo cual no es poca cosa, y se mantiene la entrega gratuita de medicamentos, siendo éste, seguramente, uno de los flancos más importantes de las prestaciones que ofrece el PAMI.
No obstante lo señalado, subsisten algunas deficiencias que en el caso particular que nos ocupa no es imputable al PAMI en sí mismo sino a los palos en la rueda que vienen colocando algunas farmacias. De un tiempo a esta parte, sin embargo, hay demoras entre diez y quince días para que el afiliado reciba el medicamento recetado por el médico de cabecera y autorizado por el Director Médico local del PAMI.
Tal hecho importa un grave perjuicio para el jubilado afectado de una enfermedad que no está en condiciones de esperar dos semanas para obtener el medicamento gratuito, sobre todo cuando se trata de un síndrome grave.
Las farmacias argumentan que para la entrega de ciertos medicamentos deben enviar un fax al PAMI para que éste lo autorice, sin detenerse a pensar que en el interín, por no ser medicado, el jubilado puede exponer seriamente su vida. Lo curioso es que habiendo consultado ayer a PAMI Escucha, se nos negó que de parte de la entidad exista esa exigencia. Y se nos dijo que ?es una chicana de las farmacias. ¡Y siempre Gualeguaychú la madre de todos los problemas!, se nos acotó.
No está a nuestro alcance el poder precisar quién dice la verdad y quién miente. Lo único cierto es que los grandes perjudicados, o el jamón del sándwich, son los jubilados, forzados a padecer penurias que serían fácilmente evitables con sólo buena voluntad. Lo que no entendemos en estos casos es que autorizando el Director Médico de Gualeguaychú la entrega gratuita de medicamentos, mediante un ponderado estudio de cada caso, las farmacias necesiten la certificación nacional para la entrega del medicamento. Nos parece un trato carente de sentido común y de miga humanitaria.
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