¿Por qué no pensar en turismo de eventos?
Gualeguaychú hace décadas viene discutiendo –no siempre en profundidad- la necesidad de romper la estacionalidad en materia de turismo.
Si bien todavía falta consolidarla como ciudad turística, hoy es más bien una ciudad con turistas, es oportuno recordar que hay un turismo que no está del todo explotado como es el llamado turismo de eventos, congresos o convenciones.
Hay que tener en cuenta que hoy por hoy el Carnaval puede ser una garantía para la temporada alta de verano y que las termas, pese a su gran esfuerzo, no son suficientes para garantizar turismo todo el año, sino que debe complementarse con otras variantes y de ese modo potenciar toda la calidad que tiene.
Y en este marco, el llamado turismo de eventos podría contribuir a crecimientos sostenidos de todos los operadores turísticos, dado que su cualidad es que genera alta rentabilidad y contribuye al desarrollo de otros sectores relacionados.
Claro que hay que pensar en infraestructura y servicios y ver de qué manera se pueden remodelar varios espacios ociosos que cuenta la ciudad, por ejemplo, el predio mismo del Corsódromo, entre otros.
Es cierto que la característica principal de la planificación turística en Gualeguaychú ha sido la de ser un fenómeno complejo y no siempre con continuidad. En otras ocasiones hasta ha tenido el obstáculo de la propia Provincia. Pero también es verdad que la ubicación geográfica de la ciudad, los avances en las tecnologías de la comunicación y especialmente el poder brindar espacios para el tiempo libre, hacen de Gualeguaychú un destino siempre tentador, aunque esas mismas bondades no siempre alcancen.
El turismo de congresos y convenciones se caracteriza por dejar importantes divisas. No es casual que las ciudades más importantes tengan grandes inversiones en palacios de convenciones o de similares características para brindar un mejor servicio.
La necesidad de intercambiar conocimientos en las distintas disciplinas de la actividad humana obliga a planificar permanentes jornadas de trabajo, seminarios, congresos, convenciones y cuando se las organiza de manera responsable casi siempre tienen un alto valor agregado.
No es menor que quienes hacen uso de esta oferta, generalmente están dispuestos a realizar un elevado gasto turístico en viajes, que por lo general, son subvencionados por (laboratorios, corporaciones, empresas, gobiernos; los viajeros suelen tener ya un buen nivel de ingreso, y encima se puede trabajar el regreso de esos visitantes en otras oportunidades.
La segunda cualidad, es que se trata de un turismo que permite planificar el quiebre de la estacionalidad, sin desconocer que la actividad en sí misma tiene su propia estacionalidad limitada por el calendario marzo-noviembre.
Y sin forzar el análisis, también se le puede sumar que esta clase de actividades contribuye a fortalecer y a crecer las diversas actividades de la ciudad anfitriona como consecuencia del intercambio comercial/empresarial que de estas programaciones se derivan.
No sería ocioso que alguna vez se discuta en Gualeguaychú esta posibilidad. Porque está comprobado que las algunas virtudes como la ubicación geográfica, algunas marcas que le son propias, ya son insuficientes para pensar en una ciudad turística todo el año.
Hay que tener en cuenta que hoy por hoy el Carnaval puede ser una garantía para la temporada alta de verano y que las termas, pese a su gran esfuerzo, no son suficientes para garantizar turismo todo el año, sino que debe complementarse con otras variantes y de ese modo potenciar toda la calidad que tiene.
Y en este marco, el llamado turismo de eventos podría contribuir a crecimientos sostenidos de todos los operadores turísticos, dado que su cualidad es que genera alta rentabilidad y contribuye al desarrollo de otros sectores relacionados.
Claro que hay que pensar en infraestructura y servicios y ver de qué manera se pueden remodelar varios espacios ociosos que cuenta la ciudad, por ejemplo, el predio mismo del Corsódromo, entre otros.
Es cierto que la característica principal de la planificación turística en Gualeguaychú ha sido la de ser un fenómeno complejo y no siempre con continuidad. En otras ocasiones hasta ha tenido el obstáculo de la propia Provincia. Pero también es verdad que la ubicación geográfica de la ciudad, los avances en las tecnologías de la comunicación y especialmente el poder brindar espacios para el tiempo libre, hacen de Gualeguaychú un destino siempre tentador, aunque esas mismas bondades no siempre alcancen.
El turismo de congresos y convenciones se caracteriza por dejar importantes divisas. No es casual que las ciudades más importantes tengan grandes inversiones en palacios de convenciones o de similares características para brindar un mejor servicio.
La necesidad de intercambiar conocimientos en las distintas disciplinas de la actividad humana obliga a planificar permanentes jornadas de trabajo, seminarios, congresos, convenciones y cuando se las organiza de manera responsable casi siempre tienen un alto valor agregado.
No es menor que quienes hacen uso de esta oferta, generalmente están dispuestos a realizar un elevado gasto turístico en viajes, que por lo general, son subvencionados por (laboratorios, corporaciones, empresas, gobiernos; los viajeros suelen tener ya un buen nivel de ingreso, y encima se puede trabajar el regreso de esos visitantes en otras oportunidades.
La segunda cualidad, es que se trata de un turismo que permite planificar el quiebre de la estacionalidad, sin desconocer que la actividad en sí misma tiene su propia estacionalidad limitada por el calendario marzo-noviembre.
Y sin forzar el análisis, también se le puede sumar que esta clase de actividades contribuye a fortalecer y a crecer las diversas actividades de la ciudad anfitriona como consecuencia del intercambio comercial/empresarial que de estas programaciones se derivan.
No sería ocioso que alguna vez se discuta en Gualeguaychú esta posibilidad. Porque está comprobado que las algunas virtudes como la ubicación geográfica, algunas marcas que le son propias, ya son insuficientes para pensar en una ciudad turística todo el año.
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