Se debería prohibir el uso de pirotecnia
En Argentina son muchas las Municipalidades e incluso hay provincias enteras donde está prohibido el uso de pirotecnia familiar.
La Legislatura unicameral de Córdoba ratificó el decreto del Poder Ejecutivo provincial que prohíbe la venta y utilización de los globos luminosos aerostáticos en esa provincia, ya que pueden provocar incendios, debido a la antorcha encendida que emplean en su interior como mecanismo para que el globo se impulse y desplace por el aire.
Ushuaia también tiene restricción para el uso y venta de estos productos y su normativa está vigente desde la década del ´70.
Hace pocas horas, la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, aprobó el proyecto de Ley por el cual se prohíbe el uso, la manipulación y la comercialización de pirotecnia en ese distrito.
En casi todos los casos, se prevé la posibilidad de que personas o empresas se dediquen profesionalmente al uso de pirotecnia con un permiso especial otorgado por el Estado, pero no así el uso doméstico.
Gualeguaychú debería avanzar con una Ordenanza similar e incluso Entre Ríos debería tener su ley de restricción absoluta de uso de la pirotecnia. No es ocioso –especialmente en estas fiestas- recordar que la sociedad en su conjunto ha vivido tragedias que costaron la vida de muchas personas y que son incontables los heridos que todos los años deben ser atendidos por el manejo de artefactos de pirotecnia.
Sin duda que la prohibición de venta de pirotecnia está llamada a ser una medida ejemplar en materia de prevención. No se trata solamente de evitar las ventas ilegales, sino de impedir que los particulares accedan a elementos peligrosos.
La tenencia, fabricación, comercialización, depósito y venta al público, mayorista o minorista, y el uso particular de todo elemento de pirotecnia y cohetería, sea de venta libre o de fabricación autorizada, debería estar prohibida. La medida puede no ser simpática para muchos, pero es menester comprender que la pirotecnia es un material de alto riesgo, y que su manipulación solo debe estar a cargo de personas calificadas, adultas y sobrias.
Alguien podrá decir que utilizar pirotecnia es parte de la cultura, pero es indudable que se trata de algo peligroso para uno mismo y para terceros. Por eso el Estado está llamado a brindar una protección integral a sus habitantes.
Hay que tomar conciencia –especialmente quienes tienen la facultad de legislar- que los productos de pirotecnia aunque sean legales no pierden su característica de agresivos y peligrosos.
Hasta una cañita voladora que no es estruendosa, puede originar un incendio, puesto que una vez lanzada su trayectoria es incontrolable.
La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) y varias entidades que trabajan por el bienestar de los animales, advierten que la pirotecnia que se utiliza para estas fechas es un severo riesgo para la salud humana, animal e incluso para el ambiente, puesto que afecta el ecosistema y puede ser causal de muertes. No hay que relativizar esta advertencia. Sería oportuno que los concejales y los legisladores de Gualeguaychú y la provincia comenzarán a pensar más en el prójimo, especialmente aquellos que pueden ser víctimas directas e indirectas por el uso de la pirotecnia. Una norma como la que se reclama salva vidas y sin exageraciones. De eso se trata, de salvar vidas
Ushuaia también tiene restricción para el uso y venta de estos productos y su normativa está vigente desde la década del ´70.
Hace pocas horas, la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, aprobó el proyecto de Ley por el cual se prohíbe el uso, la manipulación y la comercialización de pirotecnia en ese distrito.
En casi todos los casos, se prevé la posibilidad de que personas o empresas se dediquen profesionalmente al uso de pirotecnia con un permiso especial otorgado por el Estado, pero no así el uso doméstico.
Gualeguaychú debería avanzar con una Ordenanza similar e incluso Entre Ríos debería tener su ley de restricción absoluta de uso de la pirotecnia. No es ocioso –especialmente en estas fiestas- recordar que la sociedad en su conjunto ha vivido tragedias que costaron la vida de muchas personas y que son incontables los heridos que todos los años deben ser atendidos por el manejo de artefactos de pirotecnia.
Sin duda que la prohibición de venta de pirotecnia está llamada a ser una medida ejemplar en materia de prevención. No se trata solamente de evitar las ventas ilegales, sino de impedir que los particulares accedan a elementos peligrosos.
La tenencia, fabricación, comercialización, depósito y venta al público, mayorista o minorista, y el uso particular de todo elemento de pirotecnia y cohetería, sea de venta libre o de fabricación autorizada, debería estar prohibida. La medida puede no ser simpática para muchos, pero es menester comprender que la pirotecnia es un material de alto riesgo, y que su manipulación solo debe estar a cargo de personas calificadas, adultas y sobrias.
Alguien podrá decir que utilizar pirotecnia es parte de la cultura, pero es indudable que se trata de algo peligroso para uno mismo y para terceros. Por eso el Estado está llamado a brindar una protección integral a sus habitantes.
Hay que tomar conciencia –especialmente quienes tienen la facultad de legislar- que los productos de pirotecnia aunque sean legales no pierden su característica de agresivos y peligrosos.
Hasta una cañita voladora que no es estruendosa, puede originar un incendio, puesto que una vez lanzada su trayectoria es incontrolable.
La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) y varias entidades que trabajan por el bienestar de los animales, advierten que la pirotecnia que se utiliza para estas fechas es un severo riesgo para la salud humana, animal e incluso para el ambiente, puesto que afecta el ecosistema y puede ser causal de muertes. No hay que relativizar esta advertencia. Sería oportuno que los concejales y los legisladores de Gualeguaychú y la provincia comenzarán a pensar más en el prójimo, especialmente aquellos que pueden ser víctimas directas e indirectas por el uso de la pirotecnia. Una norma como la que se reclama salva vidas y sin exageraciones. De eso se trata, de salvar vidas
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