Un desarrollo depredador
Entre Ríos se encuentra en materia ambiental en una situación límite, casi agónica, especialmente por el desmonte del bosque nativo y la agricultura intensiva a escala industrial que privilegia el monocultivo de exóticas con millonarios litros de agrotóxicos envenenando los campos y los cursos de agua. Pero no son los únicos problemas.
La dirigencia política y empresarial debe decidir si desean liderar la transición hacia nuevos parámetros de desarrollo global o prefieren continuar avalando la sobreexplotación de los activos sociales y ambientales en beneficio de una minoría.
Son numerosos los estudios que exponen las diferentes influencias negativas que tiene el modelo económico actual el cual posee como principal característica el ser depredador. Esto es lo que predomina en Entre Ríos con el cultivo de exóticas, los agrotóxicos y la concentración de la tierra luego de haber padecido el éxodo rural.
Un porcentaje elevado y sensible del monte nativo entrerriano ya ha sido consumido. Los grandes recursos hídricos están siendo contaminados, casi sin excepción. Esto tiene un agravante: las actuales prácticas de laboreo destruyen la biodiversidad, perjudican los servicios ambientales, generan conflictos sociales, empobrecen la cultura, marginan a las poblaciones de colonos (pequeños y medianos productores) y agravan el calentamiento global.
Para males, este sistema no privilegia a las economías regionales ni al pequeño y mediano productor, sino que protege las grandes ganancias financieras de un pequeño grupo que ni siquiera tributa en la provincia, con la consecuencia de pérdidas y perjuicios para la sociedad en general.
La deforestación que se está produciendo deja como saldo suelos degradados, desempleo, concentración agraria, éxodo rural, miseria urbana y, por supuesto, el fin de los montes nativos y de los recursos naturales disponibles.
De todos los subsidios y programas de ayuda al sector agropecuario ¿qué porcentaje se destina a la recuperación de tierras degradadas? La respuesta es preocupante: cero.
Se está en una situación límite y se requiere hacer una elección clara: liderar una transición que convierta a Entre Ríos en una referencia de desarrollo, o seguir produciendo con tecnología de avanzada pero con sistemas arcaicos.
Las herramientas para dar ese salto cualitativo existen y están al alcance de todos. Por eso, Entre Ríos es una candidata natural para navegar el futuro, pero no puede seguir rehén de los salvavidas de plomo que implica el desmonte, la desforestación, la extranjerización de la tierra y la concentración de la renta agraria. Además, la provincia posee otro elemento que debería ser positivo: posee excepcionales recursos naturales y una fecunda diversidad social y cultural tanto en el campo como en la ciudad. El cambio es posible y viable, pero esa decisión la tienen los gobernantes y los sectores empresariales de peso.
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